Prontuario de un general que no merece ascender

FECHA:

Explosión de granada en el sector Raudal de la comuna 10, en Medellín, al parecer fue capturado el responsable del hecho. Otro presunto falso positivo del entonces brigadier general José Ángel Mendoza. comandante de la Meval.

Redacción Análisis Urbano

(Primera Parte)

Desde hace poco, Análisis Urbano conoció que el mayor general José Ángel Mendoza Guzmán, posiblemente sería ascendido a uno de los cargos directivos de la Policía Nacional, situación preocupante si se tiene en cuenta que el oficial ostenta un prontuario que alberga desde falsas declaraciones sobre positivos policiales hasta múltiples violaciones a los derechos de los ciudadanos. Este medio pretende hacer un recuento de los fracasos y abusos de los cuales ha sido protagonista la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá (Meval), especialmente cuando estaba en cabeza de Mendoza.

Uno de los dramas más grandes que persigue a Mendoza, hecho que por demás es de absoluta vergüenza para la Administración de Medellín, está directamente relacionado con la violencia que padecen los habitantes de San Gabriel, uno de los seis sectores que conforman la vereda La Loma del corregimiento San Cristóbal, vereda que se ubica en los límites de la Comuna 13 y que desde hace más de una década exhibe una historia violenta marcada por el control del territorio que poseen las estructuras paramafiosas que dominan y se alojan en este lugar.

El principal problema de La Loma, es el peligro de reclutamiento forzado al que se enfrentan a diario los jóvenes del sector, el ya cobró la vida de dos chicos que valientemente se opusieron a los criminales y se negaron a pertenecer a sus redes. El primero de estos dos asesinatos desencadenó un miedo general que llevó a que 79 familias  del sector se desplazaran el 7 de mayo de 2013. Ante lo dramático y numeroso de este desplazamiento forzado, El alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, y José Ángel Mendoza, comandante entonces de la Meval, se comprometieron con la comunidad a garantizar la seguridad de todos los que allí habitaban.

El brigadier general Mendoza, específicamente, se comprometió a dejar amparo policial en el sector a fin de proteger la vida de los amenazados y esto consistió en instwpar la presencia de casi una decena de uniformados. No obstante, tres días después del desplazamiento masivo, el 10 de mayo, ocurrió el asesinato del segundo joven que se negó a ser reclutado por los ilegales. El crimen ocurrió en la principal calle de San Gabriel, a menos de una cuadra de donde se supone debía estar instalado el puesto de vigilancia de la policía, que para el momento estaba sólo. A pesar de que el barrio había sido declarado vulnerable, ningún patrullero estuvo cerca en el momento del homicidio.

Por si fuera poco, un patrullero advirtió a los uniformados que la orden que habían recibido de los superiores de la policía era quedarse sólo hasta el 15 de mayo y después retirarse del sector dejando sólo uno o dos uniformados en el puesto de vigilancia. La Meval de José Ángel Mendoza se desentendió de su responsabilidad y ese mismo 15 de mayo, otras 22 familias se vieron obligadas a desplazarse y a abandonar sus únicos hogares. Análisis Urbano recogió este drama en una crónica que se tituló Los desterrados de San Gabriel: crónica de un desahucio en los límites de la Comuna 13.

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Imagen del desplazamiento forzado acaecido en el 2014, en la Loma San Cristóbal, la fuerza pública ayuda a sacar los desplazados. Tomada de www.semana.com

El problema fue conocido desde el 2013 por Mendoza, y hasta ahora nadie ha resuelto el problema de seguridad de estos desterrados, por el contrario, La Meval permitió que el crimen se afianzara en el sector y desde entonces ya existe un saldo de casi una decena de jóvenes asesinados, en junio de 2014 se presentó otro destierro, y hace apenas dos meses, en agosto de 2015,  familias de La Loma anunciaron un nuevo desplazamiento e carácter forzado.

La Meval perdió el control de Buenavista en Belén.

Otra falla en cuanto al control territorial, que debe estar en cabeza de la institucionalidad, y que es responsabilidad absoluta de la Policía metropolitana del Valle de Aburrá, es la situación que se vive en el corregimiento Altavista de la Comuna 16, Belén; especialmente en los sectores Buenavista, Cantarranas, Zafra y Los Alpinos. Territorio en el que la fuerza pública perdió poder y hoy es gobernado, o cogobernado por la grupo mafioso y paramilitar conocida como Los Pájaros Pesebreros; estructura que está bajo el amparo de Freiner Ramírez García, más conocido como Carlos Pesebre, criminal recluso que sigue operando desde su encierro.

El 12 de marzo de 2014, la Meval, comandada por el entonces brigadier general José Ángel Mendoza, presentó como positivos los resultados de un operativo policial que se desarrolló simultáneamente en los barrios Buenavista, Zafra y los sectores Montenegro, los Alpinos y Cantarrana. El accionar logró la captura de 17 presuntos integrantes de los Pájaros, entre ellos un menor de edad, y el resultado se sumó al reportado dos días atrás: la captura de un “alias Gomelo”, a quien se presentó como líder de estos delincuentes.

A raíz de la detención masiva, la Meval, especialmente su comandante Mendoza, comenzó a asegurar el posible desmantelamiento de la banda y así lo manifestó en los noticieros televisados. No obstante, el reclamo ante lo que era una mentira, no se hizo esperar. Vecinos de la Comuna Belén, que habitan los sectores afectados por el crimen, aseguraron que el operativo no fue efectivo. Aunque sí reconocieron la captura de dos “pájaros”, afirmaron que el resto de la estructura continuaba delinquiendo bajo las órdenes de Juan Arango Tejada, conocido como Juancho Pájaro, quien es el verdadero jefe criminal de la estructura desde hace seis años, y quien continúa en sus hogares.

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Imagen de alias ‘Juancho Pájaro’

Lo que pudo ser un rumor, quedó completamente verificado e1 18 de enero de este año (2015), cuando la patrullera de la policía, Lisgrey Tatiana Arias Barrera, quien acababa de ser trasladada de Córdoba, fue secuestrada precisamente por los Pájaros en una casa ubicada en la carrera 83 con calle 20 del barro Altavista de Belén. La uniformada se encontraba visitando a Daira Inés Arriete, a quien conocía desde Montería, pero los Pájaros no sabían que Arias Barrera pertenecía a la policía y secuestraron a las dos mujeres.

El suceso dejó en ridículo la supuesta desmantelación del crimen en este sector y como respuesta la policía, que rescató a las mujeres, se centró en un material allanado y no en el drama real que padece esta comuna que es el secuestro exprés: varias personas han sido víctimas de este crimen y para ser liberadas, ellas o sus familiares, han tenido que firmar el traspaso de bienes muebles e inmuebles a un testaferro de los ilegales. Ejemplo de esto sucedió con el caso Magán, un inocente a quien la policía, sin juicio previo, califico culpable de un homicidio que en realidad fue cometido por los Pájaros, y que no está demás decirlo es otro de los falsos positivos que la Meval de José Ángel Mendoza se adjudicó. Este testimonio está recogido en la crónica Quién mató a Marianela en la Calle de Las Brujas, realizada por este medio.

La problemática real de los Pájaros, tal como lo denuncian sus habitantes, es la supuesta connivencia de esta estructura con un sector corrupto de la Policía. Esta relación, según los testimonios recogidos, ocasionó –y aún ocasiona- terror en los habitantes de este sector pues, aseguran,  cualquier mínima denuncia ante la policía, así sea por el exceso de ruido de un parlante, se paga con la vida o con un aviso forzado para que el denunciante abandone el barrio. Las personas no tienen otra explicación que la corrupción de un sector policial pues, manifiestan, se demoran más en instwpar una denuncia que el criminal enterarse de la identidad del denunciante.

Añadido a esto, Análisis Urbano realizó una extensa investigación que constaba de cuatro informes en los que se detallaba el accionar ilegal, criminal y asesino de los Pájaros; e incluso dio detalles muy precisos de la posible ubicación de una casa de tortura en ese sector de Belén, y, a pesar de ello, nada ocurrió. La institución no hizo la indagación adecuada a la que está obligada después de conocer esta noticia criminal, y los criminales sólo se escondieron por un periodo corto de tiempo mientras el tema se apagaba en las redes sociales. La Meval, pese a las múltiples denuncias, ignoró a los Pájaros, se adjudicó un falso desmantelamiento como positivo, y los criminales continuaron apoderándose del sector del que han ido adquiriendo títulos mobiliarios a fuerza de amenazas y de miedo.

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Imagen de miembros de los Pájaros Pesebreros, posando al lado del cuerpo de un miembro de los Chivos.

El general Mendoza calumnia a fotógrafo de El Colombiano

Uno de los mayores errores de este general, ocurrió el primero de mayo de 2014, cuando el fotógrafo Esteban Vanegas fue capturado por la policía mientras registraba en imágenes la clásica marcha representativa del día de los trabajadores.

Vanegas grababa el momento en el que unos policías perseguían y agredían a un manifestante, y justo en ese instante fue atacado por la espalda por otro uniformado. A pesar de gritar en múltiples ocasiones que era “Prensa”, y de identificarse como integrante del periódico de circulación nacional, el fotógrafo fue retenido por varios patrulleros que lo subieron a una tanqueta del Esmad, y luego fue trasladado esposado hasta la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de la Fiscalía, donde lo acusaron de agredir a varios uniformados en plena vía pública.

El comandante de la Meval, el brigadier general Mendoza, haciendo uso de la ligereza verbal que lo caracteriza, dijo que el fotógrafo retenido estuvo involucrado en una riña, pero que prefería no ahondar en detalles, pues aquello ya era competencia de la justicia. Afortunadamente, Esteban Vanegas nunca apagó su cámara y con el video pudo demostrar que él no estaba haciendo absolutamente nada cuando fue agredido. Mendoza no reconoció su error y por el contrario, fue Rodolfo Palomino, director general de la Policía Nacional,  quien tuvo que ofrecer disculpas por el errado comportamiento de sus subalternos.

Mendoza incapaz de enfrentar guerra del centro, pacto del fusil le salvó la situación

Eventos dramáticos tuvo que vivir la población que habita el centro de Medellín, cuando el enfrentamiento al interior de las Convivir desató una guerra que dejó un saldo de cuatro muertos y más de 30 heridos.

Análisis Urbano realizó siete entregas que explicaban el porqué del conflicto e incluso mapeó los sectores que controlaban los criminales. Además, este medio advirtió la posible guerra antes de que sucediera, y una vez comenzada, también advirtió sobre los lugares que debían ser declarados como zonas rojas, o de alto peligro, ya que existía la posibilidad de ataques armados. No obstante, la Meval desestimó los informes, no fortaleció las medidas de seguridad, y la población del centro tuvo que sufrir el estallido de tres granadas justo en sus entrañas.

La guerra duró casi tres meses (mayo, junio y julio de 2014) y las soluciones por parte de la fuerza pública fueron ineficientes y al parecer negligentes, el mismo presidente Santos tuvo que venir a hacerle frente a la problemática que ya se le había salido de las manos al comandante Mendoza. En la nota La guerra se anunció, policía no actuó; barrio triste sigue poniendo víctimas, publicada el 10 de julio de 2014, día en que los criminales detonaron una granada exactamente en  el cruce de la carrera 57 con calle 47 de Barrio Triste, Análisis Urbano advirtió que el enfrentamiento iba a continuar, especialmente en los sectores de El Raudal y Barrio Triste.

Sin embargo, veinte días después, el 29 de julio, volvió a explotar otra granada en este lugar. Por lo delicado de su situación, el sector debía contar con vigilancia permanente, vigilancia que además prometió el brigadier general José Ángel Mendoza en las declaraciones del 10 de julio. Ese día, ningún uniformado hacía presencia en este territorio a pesar de la promesa del alto oficial.

La explosión fue exactamente en el mismo sitio en el que estalló la primera granada, suceso absurdo que dejó a la policía en una posición ridícula y a su comandante como un irresponsable e incompetente que debió ser obligado a responder por la vida que ese día se perdió después del ataque.

Estos es tan sólo la primera parte de un prontuario negligente que ha acompañado el accionar de este comandante famoso por dejar una estela de abusos por los sitios en los que opera.

La protección oficial de Fredy Colas

Un caso vergonzoso que dejó en ridículo a la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá fue lo acontecido con Fredy Alonso Mira Pérez, alias ‘Fredy Colas’. Un narcotraficante que figuraba en la Lista Clinton de los Estados Unidos pero que en Colombia no tenía ningún requerimiento judicial.

De acuerdo con el comandante entonces de la Meval, José Ángel Mendoza, “sobre él y sobre los actos que se le indilgan hay procesos de investigación que están todavía en curso, pero no hay orden de captura emitida ni decisión judicial al respecto. Luego de verificar que en ninguna condición figuran pendientes judiciales el sujeto es liberado y entregado a sus familiares y su abogado en su residencia”.

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Imagen de ‘Fredy Colas’ tomada de www.elcolombiano.com

Así mismo, el alto oficial también confirmó que alias “Fredy Colas” era integrante de la Odín Caicedo al servicio de “la Oficina”, pero indicó que había que liberarlo, pues no existían requerimientos judicial y no era posible mantenerlo en condiciones de retenido.

Hace más de una década se conoce sobre la existencia de ‘Fredy Colas’ y su alcance en el mundo del crimen, pero lo concreto es que no se investigó ni se aportó a la judicialización desde la Sijin de la Meval, porque no había voluntad ni compromiso de hacerlo.

AnalisisUrbano.com ha recibido informaciones de que la captura de alias ‘Fredy Colas’ fue motivada por no pagar la “Protección Oficial”, sin que esto significara que el operativo rutinario, por parte de los uniformados que realizaron el procedimiento, estuviera implicado con el no pago del “favor”.

Las dudas caen sobre lo que sucedió antes, durante y después de la captura de ese criminal, las cuales debieron ser resueltas por la Meval, dudas que adquirieron más fuerza a partir de lo denunciado por El Tiempo: “Mientras las autoridades aceleran su eventual judicialización, agentes federales chequean tres llamadas que ‘Fredy Colas’ habría hecho desde las instalaciones de la Sijín. Se cree que, además de su abogado, en una de estas contactó a una persona que gestionó su salida en menos de cuatro horas”.

Un caso de negligencia evidente que tiene nombre de general. José Ángel Mendoza Guzmán, quien para entonces llevaba dos años al frente de la Meval y conocía la trayectoria delincuencial de ‘Fredy Colas’, y otros criminales de peso, no tomó correctivos en los procedimientos y protocolos para que la Sijín fuera efectiva a la hora de investigar, procesar la información  y capturar a los criminales para ponerlos a disposición de la Fiscalía General de la Nación.

Espere la segunda parte.

Los abusos del general José Ángel Mendoza

 

 

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