Puja por pancarta que incentiva la lectura en Medellín

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Con el ánimo de fomentar hábitos de lectura en su conjunto residencial, Gloria Orozco decidió sacar su colección de libros –que suma alrededor de 400– y ubicarlos en un estante al frente de la portería principal, de tal forma que sus vecinos pudieran tomarlos prestados cada que quisieran.

Para comenzar esta iniciativa, envió una carta a la administración del conjunto, en septiembre del año pasado, solicitando permiso para ubicar una pancarta en la malla de la plazoleta central de Tierralta 1, en el suroccidente de Medellín, de forma que las personas se enteraran de la nueva biblioteca puesta al servicio de la comunidad.

Ella misma describe esta como la “biblioteca de la confianza: usted toma el libro que necesite, anota su nombre y el título en el cuaderno y cuando quiera lo trae, nadie lo va a llamar o se lo va a reclamar; está en la conciencia de cada uno devolverlo para que otro lo pueda disfrutar”, expresa Gloria, quien saca los textos de forma rotativa.

Todo se desarrollaba con normalidad, hasta que el 24 de enero recibió una carta del Consejo de Administración solicitando quitar la pancarta porque esta “ya cumplió la función promocional del programa” y según el artículo 17 del reglamento de propiedad horizontal se prohíbe la colocación de letreros o avisos en áreas de uso común.

Gloria repartió un comunicado por las 252 viviendas donde especifica que esta norma puede ser discutida y reformada. “Me resisto a creer que una actividad que enriquece la vida en la unidad, que proporciona tanta vitalidad e intercambio social potente sea condenada a su desaparición”, agrega en el texto.

La pancarta azul de dos metros de largo por 70 centímetros de ancho que lleva la frase “libros sin barreras ni fronteras” es la que su dueña se resiste a quitar alegando que no promueve ningún negocio o actividad privada, sino una propuesta cultural.

Ante esta situación varios propietarios y vecinos, como Saúl Cañas, han exigido la permanencia de la biblioteca: “Esto debería ser un ejemplo para otras unidades. La decisión tomada por la administración es una barbaridad, a quién le pueden estorbar los libros; dicen que eso afea, pero cómo va un libro afear una unidad, eso es ignorancia”.

El diario ADN se comunicó Edgardo Hencker, administrador del conjunto, quien dijo al respecto: “Pedimos retirar la pancarta porque es demasiado aparatosa y porque por reglamento no debe haber avisos en las zonas comunes (…) esta decisión la tomó fue un cuerpo colegiado llamado Consejo de Administración, no yo”. Luego, se negó a responderle más preguntas a este diario.

¿Un Abuso de poder?
Algunos residentes denuncian excesos de autoridad de la administración de Tierralta 1 y consideran que esto se ha convertido en un revanchismo contra quienes se niegan acoger sus reglas extremas. “Es tanto que uno no puede sacar los perritos por el bosque de la unidad porque cierran las rejas a las 6 p.m. impidiendo el paso, con el argumento de que hay parejas que van a besarse. Todo acá es muy arbitrario”, apunta Gloria.

No se cobra el servicio
Durante cinco meses en la biblioteca espontánea de Tierralta 1 se realizaron más de 100 préstamos de libros.
Esta labor no genera ningún ingreso económico. Incluso, la propietaria cubre cualquier gasto que se genere.

Tomado de ADN

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