¿Que en Colombia hay carteles mexicanos?: lo advertimos antes que la Fiscalía y la Cancillería

FECHA:

La Agencia de Prensa Análisis Urbano y la organización no gubernamental Corpades advertimos mucho antes que lo hiciera el senador Gustavo Petro en 2018 y antes de que la Fiscalía iniciara sus investigaciones en 2017 sobre la presencia de carteles mexicanos de la droga en Colombia.

Petro denunció en su cuenta de Twitter este 28 de diciembre que “el Gobierno ya sabía de la entrada de mexicanos con la intención de dominar el narcotráfico bajo los intereses de los carteles mexicanos, un año antes que hiciera yo mismo la denuncia en mi campaña presidencial, no hicieron ni hacen nada al respecto”.

En uno de los oficios que da a conocer el senador, la entonces canciller María Ángela Holguín Cuéllar, con fecha del 27 de enero de 2017, le solicita a Christian Krüger Sarmiento que verifique las cifras entregadas por la Fiscalía acerca del incremento de la participación de ciudadanos mexicanos en actividades de narcotráfico en el país y que se ponga “en contacto con las autoridades mexicanas para tratar lo antes posible” el tema.

Cuatro días antes, el fiscal del momento, Néstor Humberto Martínez, envió un documento de tres páginas a la canciller Holguín en el que alertaba sobre la llegada intempestiva de mexicanos al país, de la siguiente manera:

“La Fiscalía General de la Nación viene observando cambios importantes en la dinámica del fenómeno migratorio en Colombia, advirtiendo la recurrencia de episodios delictivos en los que se encuentran vinculados ciudadanos extranjeros, especialmente de nacionalidad mexicana. Luego de un estudio sobre esta nueva problemática, quiero compartir con usted los resultados por tratarse de asuntos de competencia de su Despacho.

El reporte de los sistemas misionales de información de la Fiscalía da cuenta de 102 investigaciones que cursan en despachos adscritos a la Dirección Nacional de Seccionales y de Seguridad Ciudadana que vinculan a 103 personas de nacionalidad mexicana. Los hechos que dieron a dichas investigaciones tuvieron lugar entre los años 2014 y 2016, principalmente en los departamentos del Valle del Cauca, Santander, Antioquia. Cundinamarca y en la ciudad de Bogotá, este último, reportando un total de 40 asuntos.

Una de los casos recientes que evidencia la magnitud de la problemática tuvo lugar el 2 de diciembre de 2016, en el municipio de Sibaté, Cundinamarca, donde se efectuó la captura de cinco (5) ciudadanos mexicanos y la incautación de aproximadamente dos (2) toneladas de cocaína, camufladas en boyas de atraque para buques cargueros.

De otra parte, la Dirección Seccional de Nariño también advierte sobre una posible incursión progresiva de integrantes de la banda criminal “Clan del Golfo” quienes estarían ocupando las zonas de injerencia del narcotráfico en la Costa Pacífica nariñense y los municipios de Samaniego y Cumbitara, a través de sus componentes estructurales (armados con fusil), desde el segundo semestre del año 2014, estableciendo corredores de movilidad para el transporte de estupefacientes y el conocimiento de potenciales víctimas de extorsiones y secuestros. Desde ese entonces, se conoce de la incursión de negociadores de estupefacientes relacionados con los carteles mexicanos, específicamente con el conocido “Cartel de Sinaloa”. Esta hipótesis encuentra respaldo en las capturas realizadas en este departamento, en especial la de Héctor Efrén Meneses Yela, alias “Guara” y, años más tarde, la de Héctor Manuel Coronel Castillo, alias “Rincón”, y alias “el Enano”, personas directamente relacionadas con dicha organización criminal.

Sumado a ello, tras analizar la dinámica migratoria de ciudadanos mexicanos –suministrada por Migración Colombia- resulta sorprendente para el ente acusador observar un incremento anual en su ingreso al territorio nacional, que dentro del periodo comparado alcanza el 30 % como se señala a continuación:

DINÁMICA MIGRATORIA CIUDADANOS MEXICANOS
Año Entradas
2014 114.804
2015 152.123
2016 163.686

Incremento desde 2014: 48.882 (29.8) %

Esta situación, sumada a los hechos arriba descritos, reafirma la necesidad de orientar especial atención a este fenómeno a fin de identificar sus causas e implicaciones y adoptar las decisiones a que haya lugar, resaltando la urgencia de consolidar un trabajo conjunto entre las diferentes instituciones del Estado.

La Fiscalía General de la Nación, en el marco de sus funciones constitucionales y legales ratifica su compromiso en la lucha contra el narcotráfico y los demás fenómenos criminales que de este se derivan, razón por la cual alerta a la Cancillería sobre el incremento de la participación de ciudadanos mexicanos en actividades de narcotráfico en el territorio nacional, y solicita una valoración inmediata.

Atentamente: Néstor Humberto Martínez Neira, Fiscal General de la Nación”.

Los mexicanos en Colombia

El 54 % de la cocaína que se produce en Colombia va a parar a México. Los manitos allá se encargan del resto. Para garantizar los envíos, los mexicanos hacían negocios con las Farc y con una decena de grupos armados ilegales descendientes de los paramilitares. También con la Oficina del Valle de Aburrá, conocida como Oficina de Envigado.

Se tiene conocimiento de la llegada de emisarios de los carteles mexicanos al país desde el año 2008, cuando fue extraditado a los Estados Unidos Diego Fernando Murillo Bejarano, conocido como alias don Berna o Adolfo Paz, exintegrante del Cartel de Medellín y jefe máximo de la Oficina. Ese año, los hombres que estuvieron bajo su mando iniciaron una confrontación con el ánimo de quedarse con el negocio. La droga no llegaba a México, lo que preocupó a los narcos de ese país.

En Medellín, por ejemplo, entre los años 2009 y 2011, dos hombres cercanos a alias don Berna se enfrentaron a sangre y fuego: Erickson Vargas Cardona (alias Sebastián) y Maximiliano Bonilla Orozco (alias Valenciano). Mientras ellos dejaban cientos de muertos en la capital antioqueña, las Farc, que ya custodiaba cocinas y laboratorios de droga, empezaron a participar de lleno en el negocio. Gracias al gran comprador del Norte, los grupos armados ilegales que había en el país, y otros que se fueron creando, fueron tras el rentable negocio del narcotráfico: había una fecunda demanda, con clientes dispuestos a pagar muchos dólares por grandes cargamentos de cocaína.

El cartel de Los Zetas logró un acuerdo con alias Valenciano. Este les enviaba droga y ellos le pagaban con dólares y armas, para su guerra con alias Sebastián.

El cartel de Guadalajara (del que surgió el cartel de Sinaloa) hacía negocios con las Farc. También el cartel del Golfo, los Zetas, la Familia Michoacana y otros que desaparecieron recibían la droga que llegaba desde Suramérica y la pasaban a Estados Unidos. En las costas mexicanas la recibían de manos de narcos colombianos. Eran simples intermediarios. Pero eso cambió.

Se podría afirmar que colombianos y mexicanos más que “socios” eran hermanos: allá se respetaban los compradores, acá los productores. Pero eso cambió cuando el negocio empezó a expandirse en México. Surgieron nuevos carteles, algunos por la fragmentación de grupos más grandes y otros se fueron conformando atraídos por las ganancias que reportaba la actividad.

El cartel de Sinaloa se convirtió en el más grande. Quería el negocio para él solo y por eso se enfrentó a otros. Tenía el poder para traficar y comercializar. Pero las constantes guerras y la captura de sus principales cabecillas, entre ellos Joaquin el Chapo Guzmán Loera, lo menguaron. Su líder actual, Ismael “Mayo” Zambada, intenta mantenerlo activo delegando operaciones a mandos medios y ocultándose de las autoridades. Uno de los grandes enemigos del cartel de Sinaloa, el cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), es en este momento el más grande cartel que existe en México, según lo ratifican las autoridades norteamericanas. Es también el más sanguinario de todos los carteles que hay y que existieron en suelo mexicano.

La División de Los Ángeles de la Administración de Control de Drogas de EE. UU. ratificó en noviembre pasado que la recompensa por información que conduzca a la captura del líder del cartel Jalisco Nueva Generación, Nemesio Oseguera Cervantes, alias el Mencho, de 50 años de edad, es de 10 millones de dólares. “Es la recompensa más grande jamás aprobada por el Programa de Recompensas de Narcóticos”, señaló al respecto Nicole Nishida, oficial de información de la DEA en Los Ángeles.

En noviembre de 2011, en Venezuela, fue capturado alias Valenciano, de quien se asegura trajo a Medellín a las AGC, conocidas como Urabeños o Clan del Golfo. También, que trajo a los mexicanos a la capital antioqueña, mucho antes de que se supiera de la presencia de los manitos en los departamentos de Nariño, Cauca, Santander, o Valle del Cauca. Esa relación tiene una explicación: en el Urabá antioqueño alias Valenciano hizo negocios con los hermanos Úsuga David (Dairo Antonio -alias Otoniel- y Juan de Dios -alias Giovanny-) para fabricar y enviar droga a Estados Unidos vía México. No es gratuito que los mexicanos hubieran hecho negocios directamente con las AGC luego de la extradición de alias Valenciano a los Estados Unidos. Bonilla convirtió en sus aliados a los Zetas y las AGC en la guerra que sostuvo con alias Sebastián en el Valle de Aburrá.

Pero los Zetas también tenían negocios con alias Sebastián. En agosto de 2012, alias Sebastián fue capturado en una finca de Copacabana y extraditado a Estados Unidos en octubre de 2013. En todo ese entramado de turbias sociedades se afirma que, al parecer, tanto Zetas como alias Valenciano habrían ayudado a la captura de Erickson Vargas. Información suministrada por su enemigo habría llevado a que las autoridades rastrearan a alias Freddy Colas, coordinador de seguridad de alias Sebastián, y fue así como lo sorprendieron en Copacabana.

La Oficina quedó acéfala y las guerras por obtener el control de esa estructura no pararon hasta el pacto de fusil, que también dio a conocer tanto Corpades como Análisis Urbano, pero esa es otra historia.

Las Farc, otro gran socio de los mexicanos, se desmovilizaron en noviembre de 2016. Los cargamentos no llegaban a México. En Colombia empezaron a proliferar grupos armados ilegales que controlan en cada región la actividad del narcotráfico. Ya no hay un solo cartel que controle la cadena del negocio y cada eslabón de producción y tráfico está en poder de grupúsculos. Fue entonces cuando los manitos decidieron apersonarse del negocio.

Asegura InSight Crime que el objetivo de los mexicanos no es establecerse en Colombia, sino que vienen a buscar nuevos socios, tras la desmovilización de las Farc, la atomización de la Oficina y el debilitamiento de grupos de origen paramilitar como las AGC, con quienes hacían grandes negocios.

Grupos de hasta diez mexicanos de los carteles Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG) hacen presencia no solo en Antioquia sino también en Córdoba, Nariño, Meta, Norte de Santander, Guaviare, Vichada, Cundinamarca y Valle del Cauca, en las zonas con mayor concentración de cultivos de coca y en los puertos. Hablan con armas y dinero, muchos dólares, y su objetivo es garantizar que el producto llegue hasta ellos. También estarían intentando establecer negocios en Venezuela y a través de ese país llevar la droga a Europa.

Ya lo habíamos advertido. En Colombia hay carteles mexicanos. Y buscarán quedarse de a poco.

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