¿Qué esperan los pueblos indígenas de Chile del proceso constituyente?

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Santiago de Chile, 12 mayo.- El proceso constituyente que vive Chile ha despertado ilusiones de cambio en muchos sectores de la sociedad, pero si hay alguien con especial interés son los indígenas, que representan el 12,8 % de la población total y llevan más de dos siglos buscando ser reconocidos constitucionalmente.

Por primera vez en la historia, los pueblos originarios participarán en la redacción de una nueva Constitución y contarán con 17 escaños reservados entre los 155 ciudadanos que este fin de semana serán elegidos para elaborar el nuevo texto.

Siete cupos serán para el pueblo mapuche -el más numeroso-, dos para el aymara y uno para cada etnia restante: diaguita, quechua, atacameño, colla, yagán, kawésqar, chango y rapa nui.

Para Fernando Pairicán, historiador de la Universidad de Santiago, los cupos reservados «son un avance en las relaciones fallidas entre el Estado chileno y los pueblos originarios».

El actual movimiento indígena, apuntó el experto, se empieza a fraguar luego del golpe militar de Augusto Pinochet en 1973, cuando los mapuche perdieron tierras recuperadas bajo la reforma agraria del expresidente socialista Salvador Allende y los quechua y aymara se atomizaron por las políticas de regionalización.

Los rapa nui, por su parte, sufrieron una «segunda etapa de colonialismo» con una llegada de la Armada chilena a la remota Isla de Pascua.

Desde entonces, se han conformado una serie aspiraciones políticas indígenas que hoy tienen, por primera vez, la posibilidad de cristalizarse.

HACIA UN ESTADO PLURINACIONAL

Los expertos apuntan que la gran aspiración de la comunidad indígena es, sin duda, la denominación de Chile como un Estado plurinacional, como ya lo son muchos países del mundo.

Según el experto mapuche y doctor en Sociología de la Universidad de Bielefeld (Alemania) Salvador Millaleo, «el concepto de plurinacionalidad es un vector que resume un conjunto de demandas culturales y políticas».

«Significa autonomía, es decir, una forma de gobernanza, con formas de intervención, control y acceso a los recursos naturales que están en los territorios indígenas», agregó.

Catalina Cortés, candidata aymara de 39 años, coincide en que avanzar hacia un estado plurinacional que reconozca la diversidad es una propuesta central y transversal desde el mundo indígena, «independiente de la tendencia política que tengan los integrantes de los pueblos originarios».

Ninguna de las tres Constituciones que ha tenido Chile desde su independencia (1833, 1925 y 1980) reconocen la existencia de indígenas en el territorio, ni tampoco sus lenguas o culturas.

Solo existen como marco jurídicos la Ley 19.253 de 1993 y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), firmado en 1989 pero ratificado dos décadas después.

Según una encuesta del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR), el 95 % de las personas está a favor del reconocimiento constitucional, siendo la alternativa de un Estado Multicultural la que cuenta con mayor adhesión (55 %), frente al Estado Plurinacional (16 %).

«SUMA QAMAÑA»

La naturaleza es el elemento central de la cosmovisión indígena y su conservación, su leitmotiv. Para Cortés, es imprescindible que el nuevo Chile interiorice el concepto aymara «suma qamaña», que hace referencia a «la vida buena y correcta, en armonía con la Madre Tierra».

En la misma línea se pronunció la candidata mapuche Ana Llao, de 56 años, quien afirmó que los pueblos originarios deben «resguardar, disponer y administrar sus propios recursos».

Bolivia y Ecuador son los grandes ejemplos regionales en la autodeterminación indígena, aunque Colombia, México y Panamá también han avanzado mucho en los últimos años. Fuera de Latinoamérica, destacan Canadá y Nueva Zelanda.

Para Milalleo, es probable que no se alcance todo lo anhelado, «pero va a ser mucho más de lo que tenemos ahora» y la participación de los indígenas en la vida pública ya de por sí va a desinflar el llamado «conflicto mapuche» y, quizá, allanar el terreno para solucionarlo.

DERECHOS CULTURALES Y LINGÜÍSTICOS

El no reconocimiento de los derechos indígenas y su escasa participación en el diseño de las políticas sociales, según los expertos, implica un menor impacto de estas -los niveles de pobreza indígena doblan a los del resto de la población- y una amenaza constante a su rica cultura.

Llao apuntó a Efe que dentro de un estado plurinacional intercultural «está implícito el derecho de conservar» sus lenguas y sus propias ceremonias ancestrales, que en muchas etnias se están perdiendo por la falta de una educación intercultural bilingüe.

En 1979, por ejemplo, el 49 % de la población de Isla de Pascua, en el Pacífico, hablaba el idioma rapa nui, una cifra que hoy apenas alcanza el 4 %.

Sebastián Silva

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