“¿A quién le pertenece el español? ¿Quién es el dueño de esta lengua? ¿A quién le pertenecen las palabras? ¿Se pueden comprar y vender? ¿Tienen un precio? ¿Cuál es la más cara y cuál la más barata?”. Fueron algunos de los cuestionamientos de Alonso Pérez Avendaño en su artículo titulado «A quién le pertenece el español», publicado por el diario El Imparcial, de la ciudad de Oaxaca, en respuesta a la propuesta del jefe del gobierno español Mariano Rajoy de registrar al idioma oficial de esa nación como parte de la Marca España, generando gran repulsión entre los países hispanohablantes.
Dicha propuesta encontró su mayor oposición en La Academia Mexicana de la Lengua (AML), con diversas voces en contra como las de Francisco Javier Pérez miembro de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), El poeta mexicano Jaime Labastida, el poeta, ensayista, editor y crítico literario Adolfo Castañón, el escritor y crítico de arte Christopher Domínguez entre otros, quienes atacan la iniciativa de Rajoy argumentando que el español no le pertenece a España, le pertenece a las 23 repúblicas donde es idioma oficial, convirtiéndose en lengua universal cuando cruzó el atlántico.
Rajoy anunció el 24 de enero su proyecto de incluir el idioma entre las competencias del Alto Comisionado para la Marca España con el fin de que éste impulse «el diseño de una estrategia global para la promoción de la lengua española como lengua del conocimiento». Pero Christopher Domínguez, señaló que la medida es «un síntoma de la ansiedad española puede localizarse cuando a los peninsulares les da por hacer, de la lengua castellana, el santo y seña de su identidad, a falta de otra ‘marca’ que ofrecer». «España no se siente a gusto en su piel, para usar la expresión francesa, y cuando ello sucede, salen a presumir el español entre los indianos», informa ANSA.