Calamar (Colombia), 1 de agosto de 2023.- El zumbido de las guadañas que trabajan limpiando la zona no apaga la voz de Cristian Castañeda, un joven líder del municipio de Calamar, en el departamento colombiano de Guaviare, que defiende a capa y espada un proyecto que ha beneficiado a toda su comunidad y a su familia bajo los preceptos de proteger y restaurar una selva que en algún momento se devastó.
En el predio de la Junta de Acción Comunal (JAC) de la Esmeralda, un área rural del municipio de Calamar, que alguna vez fue zona roja por el conflicto, los árboles maderables y frutales como abarco o cedro crecen a su ritmo mientras los campesinos a los que les tocó trabajar hoy «limpian» la zona para garantizar que tengan el espacio adecuado para prosperar.
«Corazón de la Amazonía», un programa coordinado por el Banco Mundial y la Financiación del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (FMAM), les ha proporcionado el material vegetal, ha socializado con la comunidad la importancia no solo de no deforestar más sino de restaurar la selva y les ha entregado material para el proceso de mantenimiento.
«Para nosotros es muy importante y queremos apostarle al medioambiente, a proteger y restaurar lo que en algún momento se devastó y se acabó», contó en entrevista a EFE Cristian, que no solo es facilitador de «Corazón de la Amazonía», sino que su familia aplica este proyecto en su predio.
Se trata de una iniciativa pública que busca contribuir a la sostenibilidad ambiental, cultural y económica de la Amazonía colombiana, a través de la mejora de la gobernanza y de la promoción de usos sostenibles de la tierra para reducir la deforestación en 15,4 millones de hectáreas.
En el Guaviare ya se han logrado más de 560 acuerdos, lo que ha permitido tener unos corredores de conectividad que protegen no solo el bosque, sino el agua y que conectan la biodiversidad, además de consolidar una cultura de la producción sostenible y una economía sustentable para mejorar la calidad de vida de quienes protegen y habitan la Amazonía colombiana.
REFORESTAR EL CORAZÓN DE LA AMAZONÍA
En el predio de la JAC están centrados en «conservar la fuente hídrica, que en este momento es la única» que provee de agua a la escuela y para su uso diario, relató Cristian, y agregó que se han dado cuenta de lo importante que es conservar y restaurar la selva para garantizar la continuidad de «este líquido fundamental».
«Aquí en Guaviare es una bendición que lleguen muchos proyectos de cooperación, pero hoy es un ejemplo claro de que ‘Corazón de la Amazonía’ ha cumplido desde el primer momento lo que estableció. Ha entregado lo prometido, las cosas han sido de muy buena calidad», destacó el joven guaviarense, contento del modelo de restauración ambiental en esta zona de recarga hídrica.
«Corazón de la Amazonía» trabaja en los departamentos de Caquetá, Putumayo, Inírida, Amazonas, Guaviare y sur del Meta a través de acciones de gobernanza y autonomía de comunidades indígenas y campesinas que garanticen un uso y manejo sostenible del territorio, proporcionando insumos, material vegetal, aislamiento de las áreas a intervenir y reconocimiento económico por las labores.
Conservar, reforestar y no deforestar son sus pilares, y aunque en un principio se centró en sembrar maderables para dar alternativas económicas a los campesinos, ya se han entregado más de 100 árboles frutales con miras a garantizar la seguridad alimentaria en la comunidad.
Más de 10 especies amazónicas, como la cocona y el arazá, buscan garantizar la seguridad alimentaria de la vereda.
Aunque la Junta de Acción Comunal ha firmado acuerdos de conservación para sus predios, también lo han hecho los campesinos de La Esmeralda, entre ellos Cristian y su familia, que han instaurado en su propiedad un proyecto ecoturístico cuyo atractivo, entre otros, es precisamente este componente de restauración.
Cristian recordó que iniciaron “con seis hectáreas de bosque nativo para restaurar junto a los nacederos y las fuentes hídricas de la finca» Waykana, un glamping que combina la experiencia de acampar al aire libre, pero más con comodidades y a dónde llegan, sobre todo, turistas colombianos para compartir con esta familia su impulso por restaurar el bosque.
«Hoy en día, gracias a estos proyectos y al cambio de mentalidad, le estamos devolviendo el bosque a los animales (y al planeta)», concluyó Cristian con un brillo orgulloso en los ojos al reconocer el esfuerzo y el buen trabajo de toda una comunidad.
EFE