Ricardo Calderón: La sociedad necesita el periodismo que investiga y pregunta

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Bogotá, 9 noviembre.- Ricardo Calderón, jefe del equipo de investigación de la revista colombiana Semana que fue distinguido con el Premio Iberoamericano de Periodismo Rey de España, lo considera un reconocimiento al periodismo que no teme cuestionar e investigar a los poderosos.

«El periodismo de investigación realmente es lo que más necesita una sociedad porque es ir a donde nadie quiere ir, preguntar lo que nadie quiere preguntar e investigar a la gente que nadie quiere investigar por distintas razones», dijo Calderón en una entrevista con Efe con motivo de la entrega del galardón este martes en Madrid.

En su opinión, el olfato para investigar «lamentablemente se ha perdido» por la dinámica del periodismo en muchas salas de redacción, que busca «producir en masa», pero no es ese el caso de su equipo.

El jurado otorgó a Calderón y su grupo de trabajo el Premio Iberoamericano de Periodismo Rey de España por «Operación silencio», una serie publicada en Semana en 2019 que reveló las amenazas y presiones a los militares que denuncian los «falsos positivos», eufemismo para referirse a las ejecuciones extrajudiciales de civiles que luego eran presentados como guerrilleros muertos en combate.

INVESTIGACIÓN DE DIEZ MESES

«Fue una investigación bastante larga, nos tomó casi diez meses a todo el equipo que está conformado por Johanna Álvarez, José Monsalve, Jaime Flórez y José Guarnizo», explica.

Calderón, que el mes pasado fue nombrado director de la revista, asegura que «la investigación fue muy tensa» porque «investigar militares en Colombia siempre es un problema por los riesgos que esto implica, por las dificultades de acceder a las fuentes».

«Ese fue uno de los mayores retos que tuvimos en la investigación, convencer primero a las fuentes de contarnos los pormenores de lo que estaba pasando al interior del Ejército y obviamente el proceso de verificación y corroboración de cada una de estas informaciones», afirma.

Con su investigación, el equipo de Semana quería mostrar que había «continuidad en políticas que se creían extintas dentro del Ejército» como es la de los «falsos positivos».

Los «falsos positivos» salieron a la luz en 2008 con las denuncias de que miembros del Ejército reclutaban jóvenes, incluso discapacitados, en barrios pobres de Bogotá y otras ciudades, con falsas promesas de trabajo, y luego los llevaban a otros lugares del país donde eran ejecutados y presentados como guerrilleros muertos en combate para obtener permisos y premios de sus superiores.

«Algunos de los artículos que componen la serie logran demostrar que esa práctica, si bien disminuyó, no desapareció del todo, el Gobierno la trató de negar, ha negado que esa práctica siguiera, (pero) logramos demostrar con casos concretos que hubo en dos regiones por lo menos ejecuciones extrajudiciales por parte de militares», subraya.

LAS GARRAS DE LA CORRUPCIÓN

La investigación incluyó una segunda parte sobre la corrupción en el Ejército en la que «logramos demostrar con más de 25 testimonios y fuentes directas y con una cantidad enorme de documentos que había militares involucrados en temas de corrupción, en desvíos de dinero, y algunos incluso ayudaban a grupos narcotraficantes para entregarles salvoconductos para armamento», señala.

Ese trabajo no estuvo exento de riesgos porque, según Calderón, «no se trataba de corrupción de bajo nivel sino de generales del Ejército», y dio pie a amenazas contra el equipo de periodistas e incluso contra las fuentes.

«Las amenazas comenzaron a escalar primero con llamadas telefónicas, mensajes de texto, luego sufragios (esquelas mortuorias), enviaron lápidas y hubo seguimientos al equipo. Lo hacían muy evidente para que nos diéramos cuenta de que estaban encima nuestro», recuerda.

Ante esas amenazas el grupo decidió cambiar el orden de trabajo, «por ejemplo las reuniones las teníamos que hacer en la madrugada para poder detectar si había algún seguimiento, siempre pensando en la protección de las fuentes».

Pero el avance de las investigaciones periodísticas no tiene la misma velocidad en la justicia, donde a pesar de que la Procuraduría (Ministerio Público) ordenó la destitución de más de once oficiales entre coroneles y generales y terminó arrestado un general, falta mucho camino por recorrer especialmente en la parte penal, a cargo de la Fiscalía.

«Hay un problema incluso más de fondo que es la falta de justicia, es decir, como las investigaciones por parte de la Fiscalía son muy lentas o a veces no prosperan, se manda un mensaje equivocado (…) de que la impunidad está prácticamente garantizada», advierte.

Por todo eso, Calderón siente que el galardón «es un reconocimiento al periodismo verdadero, al periodismo de fondo, porque en esta época de la dictadura de los clic, del tráfico (en la red), de las ‘fake news’, de las noticias rápidas (…) es muy gratificante para nosotros que un premio tan importante como el Rey de España reconozca un trabajo que toma meses y que es valioso».

Jaime Ortega Carrascal

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