Rosario vs Medellin: diferencias y similitudes en la lucha contra el delito

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Homicidio de un barra de Newell´s en Rosario Argentina. Tomada de http://www.cadena3.com/

Redacción Análisis Urbano 

Análisis Urbano comparte el artículo Rosario vs. Medellín: diferencias y similitudes en la lucha contra el delito, escrito por Ignacio Pellizzón y recuperado del blog Saber no puede ser un lujo. El texto habla de narcotráfico y lo referente a los delitos que comete el crimen urbano tanto en Medellín como en Rosario (Argentina); igualmente, abre la discusión sobre los aciertos y los errores que se han cometido en la implementación de las políticas en la lucha contra el crimen y cuestiona si estas han sido acertadas o, por el contrario, han fracasado. Las preguntas que surgen al leer el artículo son: ¿por qué se están implementando medidas que ya han fracasado en otras ciudades del mundo, tales como aumento de efectivos de la fuerza pública, cámaras de vigilancia y pago de recompensas?, ¿qué hacer con la corrupción que carcome la institucionalidad colombiana y argentina?

Rosario vs Medellin: diferencias y similitudes en la lucha contra el delito

Mirador Provincial entrevistó a dos periodistas colombianos especialistas en narcotráfico y delitos urbanos para conocer las experiencias y las políticas que, con aciertos y errores, aplicaron en uno de los países con mayor crimen organizado; qué tipo de medidas fracasaron y se copian en Santa Fe, cuáles son las iniciativas destacables y cómo abordar la corrupción institucional.

Por Ignacio Pellizzón

La situación de Medellín (Colombia) en comparación con la de Rosario es ampliamente distinta. En el país cafetero tuvieron la enorme cifra de 7 mil muertos en tres años (2008-2011), mientras que en Rosario en los últimos cuatro apenas se superaron los mil, aunque la densidad poblacional es la mitad. Colombia tiene plantas de producción de cocaína a diferencia de Rosario que es una ruta de tránsito. Inclusive, es distinto el inmenso currículum de violencia y muerte con el que cargan en el Estado caribeño desde la aparición del narcotraficante más famoso del mundo, Pablo Escobar, quien marcó un hito en la historia del negocio blanco.

Si bien las comparaciones son odiosas, Medellín generó una suerte de manual de estilo en la lucha contra el crimen organizado aplicando políticas y medidas que generaron bendiciones y disgustos. Muchas de éstas son, por lo menos, análogas de algunas de las que se vienen implementando en la Provincia en busca de disminuir los índices de homicidios y desmantelar las organizaciones narcocriminales.

Más cámaras de videovigilancia, refuerzo de gendarmes, incorporación y mayor presencia policial son algunas de las iniciativas que no generaron ningún cambio profundo en Medellín y que se están aplicando en Rosario y la Provincia, aunque sí destacan medidas como la reciente aprobación en la legislatura provincial sobre la Extinción de Dominio, la intención de aumentar las Fiscalías Federales y la coordinación en inteligencia criminal entre los tres niveles del Estado: Municipio, Provincia y Nación.

Menos fuerza, más inteligencia 

La disputa por el tercer desembarco de Gendarmería en Rosario generó polémica y chicanas entre funcionarios provinciales y nacionales. Finalmente, la llegada de las fuerzas federales a la ciudad es un hecho, pero surge el interrogante sobre qué nivel de efectividad tienen este tipo de intervenciones, cuál es la capacidad real de desmantelamiento de grupos organizados y qué eficacia logran plasmar en la lucha contra el delito.

Mirador Provincial consultó al periodista Nelson Matta, especialista en crimen organizado transnacional, que trabaja en el área de investigaciones del diario El Colombiano de Medellín, y explicó desde la experiencia colombiana las diferentes formas en las que abordaron el delito.

“Aquí se probaron todas las medidas que tienen que ver con el incremento de pie de fuerza policial. Se activaron batallones de policía militar (división del ejército que se encarga de la seguridad urbana), se duplicó el número de agentes y se aplicaron medidas restrictivas en el peor momento de la guerra: los establecimientos comerciales debían cerrar a la medianoche, había Toque de Queda para los menores de edad entre las 22 y las 5 de la mañana, se prohibió el porte de armas y el tránsito en motocicletas con pasajero masculino, ya que era el vehículo mayormente utilizado por los sicarios”.

“Sin embargo, el mayor éxito que tuvo el Ejecutivo de Medellín y el gobierno nacional es haber fortalecido el aparato de inteligencia y de investigación judicial, es decir se destinó dinero (con apoyo de Estados Unidos) para fortalecer la dirección de fiscalías contra el crimen organizado de modo de crear una Secretaría de Seguridad, como una división de la Alcaldía, para que desde los administrativo apoyara con presupuesto las decisiones de la policía”, detalló Matta.

“Además, se fortalecieron los grupos de Policía Judicial como la Seccional de Investigación Criminal (Sigin) y también se apoyó con el aparato policial desde el nivel central. Los principales casos se los entregaron a la Policía Federal, porque aquí también se estaban presentando muchos casos de corrupción. Actualmente, los peces gordos son capturados por agentes federales que provienen desde Bogotá y no de Medellín”, afirmó el periodista colombiano.Programas fallidos 

Otro de los consultados por Mirador Provincial, es Luís Fernando Quijano, investigador y analista del conflicto urbano en Medellín. También es director de la agencia de prensa Análisis Urbano (analisisurbano.com.co) y presidente de la ONG Corpades, defensora de la paz y el desarrollo social. En diálogo con este medio, señaló los programas que fracasaron en Medellín en pos de desintegrar bandas narcocriminales, disminuir la violencia y cómo la corrupción se cuela en todos los vértices de las instituciones.

“En Medellín se ha hablado de comprar la guerra, se ha intentado de implementar el Plan Desarme, programas como Delinquir No Paga, Alarmas Comunitarias, cooperativas de seguridad denominadas Convivir, entre otras. Definitivamente la política trata de desmantelar el crimen pero no lo consiguen”.

“Tenemos connivencia delictiva muy elevada con sectores de la fuerza pública y en general con la institucionalidad, es decir Fiscalía, Alcaldía. El tema de la corrupción es muy fuerte aquí. El pago a funcionarios para que les den protección oficial es muy evidente. Esta es una realidad”, afirmó Quijano y agregó: “Convivimos en un contexto en el que por momentos tenemos índices de homicidios altísimos y luego disminuyen de forma abrupta, como si el crimen hubiera cesado, pero la realidad es que se siguen sosteniendo, perduran en el tiempo con distintos picos”.

“Durante décadas se aplicó la política de decomiso, es decir capturar jefes, armas, drogas, entre otros. Sin dudas fue una decisión errada. Cuando cae un jefe, por ejemplo, inmediatamente es cambiado, cuando apresan a los soldaditos también son reemplazados de forma muy veloz. Un ejemplo: este año el nuevo Alcalde, Federico Gutiérrez, sorprendió asumiendo que el crimen y la situación en Medellín era realmente grave, pero continuó con las mismas decisiones que habían fracasado en el pasado, tales como: más cámaras de seguridad, captura y decomiso, ampliar la presencia policial, fortalecer la inteligencia, pago de recompensas y demás”, culminó el director de Análisis Urbano.

Punto y a parte: La Policía 

“En Argentina padecen el mismo problema con la Policía al igual que en México. Cuentan con agentes locales, provincial y estatales, lo cual facilita el índice de corrupción y es lo que tiene a México tan grave”, destacó Nelson Matta.

“En Colombia, por ejemplo, contamos con Policía Nacional –continúa Matta-, es un solo cuerpo que depende de una dirección general, por ende desde la policía más pequeña a la más grande depende de un solo núcleo como si fuera un Ministerio. Actualmente, esta dependencia está asesorando a la Policía de México y paulatinamente allá están comenzando con este montaje para cambiar a esta modalidad”.

“Tanto la Policía, como el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada en Colombia están unidos en el Comando General, lo que permite desarrollar con altísima frecuencia operaciones conjuntas. De allí, los éxitos en la lucha contra las guerrillas y el narcotráfico”, detalló el periodista del diario El Colombiano.

Finalmente, Matta afirmó: “Es importante entender que el narcotráfico es un problema transnacional, una ciudad sola no puede contra esto. Las bandas piensan como una empresa, por lo tanto llevan adelante un proyecto que desarrollan en décadas, hacen inversiones, tienen redes de logística y contactos con el Gobierno y la Fuerza Pública”.

“Es fundamental que se tome conciencia de esto para así lograr ajustar las políticas para atacar el crimen organizado de forma global: su división financiera, aparato sicarial, redes de corrupción y apoyo logístico”, culminó.

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