Rusia y UE defienden el diálogo pero chocan por el caso Navalni

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Moscú, 5 febrero.- Rusia y la Unión Europea (UE) mostraron hoy su voluntad de reabrir los canales de cooperación en asuntos como la solución de conflictos, el clima o la lucha contra el coronavirus, pero chocaron sobre la represión de las protestas opositoras y el envenenamiento y encarcelamiento de su líder, Alexéi Navalni.

«El caso Navalni es un punto bajo en nuestra relación (…), pero levantar un muro de silencio no es una opción», dijo el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, en su reunión con el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov.

Borrell, el primer jefe de la diplomacia comunitaria que visita Rusia desde 2017, trajo a Moscú un mensaje de firmeza, pero también de pragmatismo hacia este país, un importante socio comercial para los Veintisiete.

CONDENADOS A ENTENDERSE

«Rusia es nuestro mayor vecino y es parte de Europa», subrayó.

En una de cal y otra de arena, Borrell admitió que las relaciones entre Moscú y Bruselas «están bajo una gran tensión», pero agregó que ambos países, unidos por lazos geográficos, históricos y culturales, están condenados a hablar «de todo lo que importa» y de las cosas que «les inquietan».

El sueño de una Europa desde Lisboa a Vladivostok «es mucho más difícil que hace 20 o 30 años», admitió, sin embargo.

Con todo, el también vicepresidente de la Comisión Europea (CE) consideró su visita una «oportunidad para abordar el nuevo panorama geopolítico que encaramos en el mundo postpandémico, a fin de tratar de buscar vías de cooperación».

Esas vías de cooperación serían la cultura, la investigación, el coronavirus, la salud, el Ártico, el clima y el entorno digital, al igual que en la arena internacional el acuerdo nuclear iraní, el proceso de paz en Oriente Medio o la nueva Administración de EEUU.

Lavrov reconoció que «el mayor problema (…) es la falta de normalidad en las relaciones entre Rusia y la UE, entre los dos actores más grandes en el espacio eurasiatico».

«Hemos coincidido en que la ulterior degradación de las relacionen puede tener consecuencia negativas y muy, pero muy impredecibles. Esta, desde luego, es una situación insana que no hace bien a nadie», enfatizó.

NAVALNI, UNA PIEDRA EN EL CAMINO

Pero, como quedó hoy otra vez de manifiesto, el deshielo de las relaciones ruso-europeas tiene un importante obstáculo en el camino: el caso Navalni, que es visto por los dirigentes rusos como un «agente de Occidente» y que ha copado buena parte de las conversaciones entre Borrell y Lavrov este viernes.

Borrell volvió a apelar a Rusia para que libere al líder opositor, que tendrá que cumplir dos años y ocho meses de cárcel por un antiguo caso.

«Por supuesto, hemos estado hablando del caso Navalni y de las personas detenidas en las manifestaciones y he trasmitido al ministro Lavrov nuestra profunda preocupación y le he reiterado nuestro llamamiento a una investigación imparcial de su envenenamiento», dijo el exministro español de Exteriores.

El jefe de la diplomacia rusa sostuvo, en respuesta, que en algunos países europeos también hubo en las manifestaciones un uso excesivo de la fuerza, además de «fallos judiciales sospechosos de estar políticamente motivados».

Además, quiso dibujar un símil entre el caso Navalni y el juicio a los independentistas catalanes, al afirmar que en España fueron condenados líderes independentistas «por organizar un referéndum en Cataluña».

Sostuvo que Madrid defendió entonces su sistema judicial de los críticos. «Las autoridades españolas les respondieron: saben ustedes, nosotros tenemos nuestro sistema judicial y ni siquiera se atrevan a dudar de las decisiones que nosotros tomamos en nuestros tribunales y según nuestras leyes», dijo.

EXPULSIÓN DE DIPLOMÁTICOS Y SANCIONES

En una demostración de que las discrepancias entre Rusia y la UE no tienen fácil solución en este plano, tres diplomáticos europeos –de Alemania, Polonia y Suecia– fueron hoy declarados «persona non grata» por participar en las protestas opositoras, cuando lo que hacían era observar el proceso a Navalni.

Borrell, que se enteró de la noticia en el almuerzo con Lavrov, le trasladó su indignación y su rechazo a la medida tomada, según dijo a los medios posteriormente.

El jefe de la diplomacia europea insistió en cualquier caso en que «el Estado de derecho, los derechos humanos, la sociedad civil y la libertad política» son esenciales para construir un «futuro común» entre ambos países.

El alto representante de la UE se había reunido previamente con representantes de la sociedad civil; es decir, oposición y defensores de los derechos humanos, entre otros. Un miembro de su equipo se reunió además con el abogado de Navalni.

Preguntado por la posibilidad de que los Veintisiete adopten nuevas sanciones, Borrell recalcó que por ahora no hay ninguna propuesta en este sentido por parte de ningún Estado miembro; que abordarán esa posibilidad en el próximo Consejo de Ministros de Exteriores y en la cumbre de líderes de marzo.

«Mi visita aquí es parte de la preparación de este debate y es muy importante que aclaremos qué queremos hacer con nuestras relaciones», sostuvo Borrell.

Lavrov respondió, a su vez, que Rusia está «acostumbrándose al hecho de que la UE trata de imponer restricciones ilegítimas e unilaterales bajo pretextos inventados», y no admitió críticas a la actuación rusa en el caso Navalni y la represión policial contra los manifestantes.

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