¿Sabe Daniel Quintero que la Alcaldía nos espía y además perfila?

FECHA:

¿Se le pasó alguna vez por la cabeza que podría haber una persona frente a un computador leyendo todo lo que pública en su Twitter?

Hace apenas algunas horas, nos enteramos de que Análisis Urbano y su director general hacen parte de una larga lista de personas, medios de comunicación, influenciadores y portales a los que la Alcaldía de Medellín hace constante seguimiento.

A pesar de que en este medio hemos trabajado bajo condiciones similares de persecución, estigmatización, perfilamientos, desde hace años, la información a la que tuvimos acceso demuestra una vigilancia y persecución total que, en el fondo, atenta contra la democracia.

Como en las peores épocas de los escándalos por las «chuzadas» del DAS, volvieron a aparecer palabras como «vigilancia», «monitoreo» y «perfilamientos» para personas que, en todo el país, investigan crímenes, velan por el cumplimiento de los derechos humanos, analizan sucesos políticos, dirigen medios de comunicación o, simplemente, opinan de temas políticos desde sus cuentas de Twitter.






Recordemos que en los últimos meses han salido a la luz escándalos de estas mismas prácticas realizadas desde organismos de inteligencia del Ejército y la Policía, y que la gravedad de estos hechos le compete a la Fiscalía General de la Nación.

Pero en el escenario local y barrial el monitoreo ya se hizo real. La Alcaldía de Medellín, en medio de la pandemia por covid-19, contrató a una empresa para hacer seguimiento permanente a la información que se maneja y se emite sobre Medellín, a diario, con nombres propios y con adjetivos calificativos.

Esto quiere decir que, si usted decidiera en su ejercicio de libre expresión hacer un tuit negativo contra la administración municipal, es probable que un equipo de personas empiece a hacerle seguimiento a sus opiniones, comentarios, perfiles en redes sociales, información virtual, contactos, fotos y no sabemos cuánto más.

No tenemos aún la certeza de que todas estas estrategias vengan por orden directa del alcalde Daniel Quintero, pero lo que sí es claro es que hay al menos un ala fuerte de la Alcaldía que sostiene y financia estos proyectos.

Asimismo, está claro que, al ser algo impulsado por el establecimiento, se hace todo lo posible para que la ciudadanía no conozca estos proyectos turbios.

Selecta

La empresa contratada por la Alcaldía de Medellín para llevar a cabo todo este proyecto se llama Selecta. Para resumir su misión se puede decir que es un grupo de consultoría que reúne datos.

En la imagen a continuación se puede ver parte del contrato del Municipio de Medellín con dicha empresa y las exigencias que el ente público le hace:

La importancia de los datos en el mundo actual es innegable. Un dato es una unidad de información básica, como decir que un papel es de color azul o que una persona usa gafas para ver de lejos. Esos son datos. Hoy los datos son poder.

Cada una de estas afirmaciones —datos— puede usarse para clasificar a grupos poblacionales de acuerdo con sus intereses, gustos, viajes, gastos, preferencias, etc.

Este asunto de los datos, por ejemplo, se puede ver con aplicaciones como Facebook, que con millones de usuarios registrados recopila información sectorizada y precisa. Ya es conocido desde hace años que empresas como la de Marck Zuckerberg han usado los datos que les proporcionan sus usuarios para venderlos a compañías de comercio o incluso a campañas políticas.

De hecho, en la actualidad hay un revuelo gigantesco alrededor de la empresa británica Cambridge Analytica, que se sabe ha participado en docenas de elecciones a nivel mundial usando datos para manipular votantes. Donald Trump y los partidarios del Brexit contrataron una empresa parecida a Selecta para ganar en las urnas.

Ahora bien, si trasladamos esto al ámbito local, nos encontramos con una estrategia de medios de parte de la administración municipal para tratar de salir bien parados de cualquier situación. Esto lo hacen inclinando la balanza de la opinión pública, según lo define el mismo Habermas en sus estudios sobre opinión pública.




Selecta se describe en su página web como «una empresa de servicios de apoyo empresarial enfocada en la generación de soluciones de valor agregado orientadas a la mejora estratégica y operativa de nuestros clientes».

Si esto lo aplicamos a una Alcaldía, podremos entender que funcionan como una especie de empresa de soluciones logísticas, más orientadas hacia el monitoreo de noticias, el posicionamiento de información en redes sociales, la medición de reacciones del público, los comentarios y todo tipo de interacciones.

Selecta dice ser capaz de trabajar con un «tiempo de respuesta corto en el manejo de la información». Esto, para traducirlo, significa que la empresa maneja datos en tiempo real. O sea, que si a las 8 de la mañana hay una tendencia en Twitter en contra de un comentario que haya hecho un funcionario, el equipo de Selecta tendrá de inmediato la información para contrarrestar el mensaje a favor de la Alcaldía.

Esto es manipulación mediática y política a la ciudadanía a través de redes sociales.

Como bien dijimos antes, y con ejemplos como la campaña de Trump, el Brexit, la misma campaña de Enrique Peñalosa a la Alcaldía de Bogotá y la campaña por el NO en el plebiscito, estas empresas y estas estrategias se usan para ejercer ciertos tipos de influencia de acuerdo con emociones primarias de las personas, y esto, a la larga, puede transformarse en reducción de la imagen negativa, aumento de la imagen positiva, nuevos adeptos y votos.

También debemos advertir que la información que encontró Análisis Urbano apunta a un «monitoreamiento» y un «perfilamiento», lo que quiere decir que Selecta no solo observa la información y quién la produce, sino que la almacena y guarda reportes sobre quiénes están hablando de qué cosa en qué momento.

Y, sobre todo, quiénes están hablando cosas que no les convienen.

En los documentos obtenidos por Análisis Urbano se detalla un «resumen de alertas en tiempo real de monitoreo». Estos son documentos producidos por Selecta con una frecuencia semanal y que le llegan a funcionarios de la Alcaldía de Medellín para ser evaluados y trabajar en función de ellos.

En los reportes a los que tuvimos acceso se habla de publicaciones de medios y redes sociales, y las clasifica como «favorables», «ataques», «provoca inquietud», «queja», «contenido negativo», «reporte», «usuarios continúan replicando noticia», «contenidos positivos», «continúan las comparaciones», «los frentes de oposición se concentran en…» y «alertas a grupos de WhatsApp», entre otras indicaciones.

Esto tiene un carácter no solo informativo, sino también político, como lo han advertido expertos. Toda esta situación llega al punto de que las decisiones que se toman desde la administración se pueden hacer con la herramienta de saber en qué está la opinión pública cuando hay que decidir.

Otra cosa es que, de puertas para adentro, Selecta y otras empresas pueden manejar software aún más avanzado como reconocimiento facial, seguimiento a través de cámaras de seguridad, geolocalización y otras herramientas que suelen usarse en círculos de espionaje e inteligencia, y que son capaces de encontrar y vigilar a cualquier ser humano por más grande que sea la ciudad en la que esté.

No olvidemos que otros íconos políticos locales como Federico Gutiérrez y Sergio Fajardo se valieron de las redes sociales, la inversión millonaria en publicidad y la manipulación de emociones para ganar votos y adeptos.

Este no es un fenómeno nuevo en el mundo, y en algunos países incluso se vigilan de cerca estas iniciativas. No obstante, en Colombia las leyes de las tecnologías de la información están en la retaguardia en comparación con las de otras naciones. Hay muchas lagunas sobre las redes sociales y la navegación en internet en las que la ley colombiana no ha alcanzado ni siquiera a meter las uñas.

Por esto es muy difícil siquiera pensar en regular empresas como Selecta, porque para poder hacerlo habría que recorrer un camino jurídico muy largo que le meta leyes a lo que se hace en internet en Colombia. Si bien en el país hay sitios web bloqueados, la navegación en Colombia es permitida y, si usted lo quiere, puede madrear al alcalde o al presidente sin que en teoría existan consecuencias en su contra.

Ahora, en Colombia no manejamos las herramientas tecnológicas al nivel que lo hacen en países como Estados Unidos, Inglaterra, Rusia, Francia o China. Esto nos «salva» un poco al no tener quién nos las haga acá, pero al mismo tiempo le abre puertas a muchas otras a las que tal vez ni siquiera conocemos.

Foto de la cuenta @QuinteroCalle

Es urgente que desde la oficina del alcalde, sus secretarios e incluso Telemedellín, como canal vocero de la Alcaldía, se aclare toda esta situación a la población. ¿Por qué quieren perfilar personas y medios? ¿Qué pretenden ganar con esto? ¿Por qué lo mantenían en secreto? ¿Qué información tienen de nosotros? ¿Nos la van a devolver?

Análisis Urbano presentará más información en las próximas horas.

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