Seis militares fueron condenados por masacre de San José de Apartadó en 2005

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La Corte Suprema de Justicia condenó a 34 años de prisión a seis integrantes del Ejército por su participación en la masacre de San José de Apartadó (Urabá antioqueño) ocurrida en febrero de 2005. El alto tribunal señaló que el coronel Orlando Espinosa Beltrán, el mayor José Fernando Castaño López, los sargentos Henry Agudelo Cuasmayán Ortega y Ángel María Padilla Petro; y los cabos Ricardo Bastidas Candia y Sabaraín Cruz Reina fueron responsables, junto a los paramilitares, del asesinato de ocho personas de la comunidad de paz del municipio antioqueño.

Asimismo, esta corporación, que dejó sin efectos los dos fallos absolutorios del Tribunal Superior de Antioquia y de un juzgado penal municipal, señaló que con base a las pruebas recogidas, entre ellas testimonios de exparamilitares, «es indiscutible” que los miembros del Ejército supieron y colaboraron con los paramilitares para asesinar a ocho personas en zona rural de Apartadó. La Corte ordenó que los miembros del Ejército fueran capturados y a pagar una multa de 15.000 millones de pesos.

Varios desmovilizados del Bloque Héroes de Tolová, al mando de alias Don Berna, manifestaron a las autoridades judiciales que para cometer la masacre contaron con la “colaboración” de casi 300 soldados adscritos al Batallón Contraguerrilla No. 33, Cacique Lutaima, de la Brigada XVII. Los excomandantes paramilitares Salvatore Mancuso y el propio Don Berna han dicho en sus declaraciones en Justicia y Paz que la ayuda brindada por las Fuerzas Armadas, fue vital para llevar a cabo la masacre de San José de Apartadó en 2005.

En el fallo de 74 páginas, la Sala Penal de la Corte Suprema señaló que «Los miembros del bloque Héroes de Tolová de las AUC dieron muerte a ocho civiles, so pretexto de que se trataba de guerrilleros, y en fosas comunes enterraron los cuerpos de unas de las víctimas, mientras que los de otras los dejaron ocultos entre la vegetación. Los militares que aceptaron patrullar la región simultáneamente con los integrantes de las AUC, estuvieron cerca de los sitios donde ocurrieron las muertes cometidas por éstos, y aun cuando se enteraron de ese accionar de los ilegales no reportaron la ocurrencia de los respectivos decesos».

Paramilitares postulados a la Ley de Justicia y Paz, como alias Orejas y JL, dieron detalles ante las autoridades que, el día anterior al crimen, los comandantes del Ejército y de las Autodefensas durmieron en una base del Ejército. Varios postulados coincidieron en señalar a altos mandos del Ejército en dar órdenes directas a la hora de conseguir la información sobre el paradero de guerrilleros en esta zona. El capitán Guillermo Armando Gordillo, quien fue condenado a 20 años de prisión por estos hechos, habría dado orden de asesinar a los campesinos.

Después de la sentencia contra el capitán Gordillo, quien a su vez confesó que los militares patrullaron de manera conjunta con los paramilitares en el marco de una operación contra las Farc denominada “Fénix”, fueron también condenados en 2012 sus subalternos en la Compañía Bolívar, los subtenientes Alejandro Jaramillo Giraldo, Jorge Humberto Milanés Vega, Édgar García Estupiñán y el sargento segundo Darío José Brango Agamez.

La masacre
Según la Fiscalía, 57 paramilitares fuertemente armados ingresaron a la vereda Mulatos en el municipio San José de Apartadó el 21 de febrero de 2005. A su llegada retuvieron a un jornalero y a sus dos hijos (menores de edad) para preguntarles sobre el paradero de algunos guerrilleros de las Farc. Los campesinos, que no sabían nada al respecto, fueron golpeados de manera repetida en su cabeza con un fusil, mientras que a la menor de edad la sujetaron por el cabello y la golpearon contra las piedras, le propinaron además golpes en su estómago y sumergieron su cabeza en las aguas del río Mulatos.

El ente investigador señaló en su momento que, el otro menor de edad, ante la angustia que le causaban estos hechos, le dijo a los paramilitares que los guerrilleros se encontraban a media hora de camino. Acto seguido, uno de los hombres armados “de forma cruel salvaje y bárbara” lo decapitó con un machete.

Posteriormente, los paramilitares siguieron preguntando sobre el paradero de los guerrilleros. Al llegar a la vereda La Resbalosa los ‘paras’ con la ayuda de un grupo de soldados instalaron un mortero para atacar la vivienda de otro habitante de esta comunidad, “Al finalizar el bombardeo, ingresaron a la vivienda y encontraron sin vida a una mujer y, en la cocina del inmueble, estaban dos menores de edad lesionados”. Los niños de cinco y dos años de edad fueron sacados de la vivienda y asesinados.

Tomado de El Espectador

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