Nueva York, 2 marzo.- Los senadores demócratas Elizabeth Warren y Sherrod Brown urgieron a la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) a poner fin a las exenciones regulatorias sobre capital aplicadas a la gran banca por la pandemia y argumentaron que suponen un «riesgo» para la economía y el sistema financiero, según una carta hecha pública este martes.
En la misiva, los líderes del Comité Bancario del Senado pidieron a la Fed y otras agencias «rechazar los esfuerzos coordinados de cabildeo» de la gran banca para ampliar una norma temporal que reduce sus requisitos de capital, y que a su juicio «debilita» una de las regulaciones más importantes que fueron impuestas al sector tras la crisis financiera de 2008.
Se trata de una medida de alivio aplicada desde el principio de la crisis de la covid-19 que permite a los bancos acumular más activos considerados seguros, como bonos del Tesoro o efectivo, sin necesidad de incluirlos en sus cálculos del «ratio de apalancamiento suplementario», con el que informan de su capital y muestran el cumplimiento de ciertos requisitos y salvaguardas frente a crisis.
Los legisladores demócratas pidieron a la Fed restablecer las regulaciones y señalaron que sería un «grave error» ampliar esta norma temporal, que expira el 31 de marzo, al considerar que el cabildeo de la gran banca «es un intento de usar la pandemia como una excusa para debilitar una de las reformas regulatorias más importantes posteriores a la crisis» financiera.
Tanto la gran banca como ejecutivos de empresas y legisladores republicanos han abogado por mantener la medida y defienden que si se termina será más difícil para los entes absorber el dinero que el banco central ha introducido en el sistema financiero, facilitar el comercio de deuda pública, o proveer crédito a firmas y consumidores.
«Es inexcusable dar a Wall Street exenciones que desregulan el capital mientras se le permite pagar decenas de miles de millones en capital cada trimestre a través de dividendos y recompras de acciones», contrarrestaron los senadores en la carta, dirigida a la cúpula de la Fed, el Controlador de la Divisa y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos.
En ese sentido, Warren y Brown acusaron a los funcionarios de estas agencias reguladoras independientes de «sucumbir a la presión política para debilitar reformas clave, creando nuevos riesgos para la economía y el sistema financiero».