Sijín Meval también tendría «firmones» en cartel de recompensas

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Redacción Análisis Urbano

El 9 de noviembre Análisis Urbano presentó el Apunte Urbano: Seguridad no funciona si está infiltrada, en este se exhibió una serie de situaciones irregulares que se estarían presentando en la Sijín de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá (Meval).

Dicho Apunte Urbano buscaba que se generaran los cuestionamientos y se dieran los correctivos necesarios para que este organismo funcionará adecuadamente, mencionando que de no poderse cumplir el objetivo la solución debería ser radical: retirar la Sijín del Valle de Aburrá y entregar esta responsabilidad directamente a la Dijín,  y que esta responda sólo a la Dirección General de la Policía Nacional.

Análisis Urbano aclara que en la Sijín de la Meval hay muchos hombres y mujeres honestos, responsables y comprometidos en la lucha contra el crimen urbano, pero lamentablemente deben optar por silenciarse ante las actuaciones criminales de unos pocos, ya que no son solo patrulleros. La corrupción llegaría a niveles altos en la cadena de mando. Estos uniformados honestos deberían ser reubicados en la Dijín ya que merecen ser premiados y no castigados.

La razón para volver a ventilar las anomalías en la Sijín Meval ha sido motivada por el informe periodístico que realizó el 20 de noviembre Noticias Uno. En este se muestra a un infórmate que asevera que en la Sijín de la  Policía Metropolitana de Bogotá (Mebog)  algunos miembros, en los que estarían incluidos oficiales, se reparten ilegalmente el pago de recompensas, la plata que incautan en los allanamientos, e incluso malversan los gastos reservados.

Imagen tomada de Bluradio.

En el caso del cobro de recompensas lo harían a través de los llamados “firmones”, que son personas que fungen como informantes o delatores quienes por poco dinero -entre 50  mil a 200 mil pesos- ponen sus nombres para cobrar jugosas recompensas. Así, más del 80 por ciento del dinero queda en manos en esta red de corrupción y quien más gana es el cartel de oficiales que la dirige.

Frente a esto, los miembros de la Sijín que son honestos y responsables tienen que guardar silencio para no ser trasladados o desvinculados de la Policía nacional de Colombia.

El caso de Bogotá insta a preguntar por qué no se ha dado un pronunciamiento contundente de parte de la institucionalidad y por qué no se ven acciones de fondo y no mediáticas que reorganicen la Sijín.

Es sabido que allí se presentan amagos de renuncias y traslados que reflejan que algo oscuro pasa en la Sijín. Sin embargo, aparentemente no se realizan investigaciones sobre las actuaciones de oficiales, suboficiales, personal de grado ejecutivo y patrulleros antes de que se presenten estas renuncias o traslados, dando pie a la desviación de las investigaciones, especialmente sobre actos de corrupción y relacionamiento con el crimen urbano.

Corrupción también golpea a la Sijín Meval

Dos capturas abrirían la discusión de la presencia de los “firmones” en Medellín: las recompensas por las capturas de alias el Pecoso y el Diablo, y en el primer caso al parecer hubo un falso informante.


Fuentes cercanas a la Alcaldía de Medellín, le confirmaron a Análisis Urbano que esta institución prendió las alarmas sobre el tema de pago de recompensas de estos dos casos y por lo mismo ahora exige unos requisitos extras para pagarlas: tienen que hacer presencia los supuestos informantes y hasta el momento estos dos pagos están sin autorización.

No serían los únicos casos. Existen indicios de que dentro de la Sijín Meval hay personas con cargos de responsabilidad –y con más de 10 años en la institución- que supuestamente vienen haciendo trampa y negociando los pagos de recompensas no solo en Medellín sino en otros municipios del Valle de Aburrá.

Análisis Urbano supo que incluso existe un “firmón” continúo y que es recurrentemente usado por estos funcionarios corruptos. No son pocas las recompensas que ha cobrado en pasadas alcaldías y bastaría con revisar el historial de pago para que la institucionalidad confirme esta información. Este medio se reserva la identidad de este sujeto pero advierte de su existencia para que las autoridades competentes investiguen su presunta participación en el carnaval de las recompensas.

Esto no es un asunto de “firmones” y ya. Análisis Urbano conoce también que esto se está prestando para el desvío en las investigaciones sobre jefes de la Oficina del Valle de Aburrá; casos como el de los Pesebreros, la Oficina del Doce, los Hijos de la Oficina, El Patrón de Bello, Chatas y Pachelly así lo confirmarían.

Hubo casos que al parecer fueron desviados por funcionarios al servicio del crimen urbano para alejar las investigaciones de los autores materiales e intelectuales de un delito. Por ejemplo están: la masacre de Guanteros en Envigado: los testigos asesinados en el caso que involucra al llamado Patrón de Bello; la muerte de dos policías a manos de los Pesebreros “matapolicías”; y el asesinato de un miembro de la policía en el barrio Belén en el año 2013, un hombre que recibió 19 disparos porque aparentemente habría denunciado a unos miembros de la Sijín adscritos a automotores que hacían parte del crimen organizado y que tienen fuerte relación con el cartel del robo de vehículos.

Ingenuidad evidente

Una de las preocupaciones actuales está relacionada con la estrategia de seguridad implementada por el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez. La Sijín de la Meval hace parte de esa estrategia y esto ya termina siendo grave debido al alto nivel de corrupción de esta dependencia, corrupción que no desconoce el Alcalde de esta ciudad. Nada se va a lograr si no se depura la Sijín.

De nada sirve el personal de la Dijín y la Sipol agregado desde Bogotá si a su llegada deben presentarse al comandante de la Sijín, quien ingenuamente pone de enlace a su personal de confianza entre los cuales estarían algunos enlaces y protectores del crimen urbano. De ser así, el papel que debe cumplir este personal sólo será nulo, ineficaz. Acá es cuando nace el cuestionamiento: ¿será cierta tanta ingenuidad?

Alguna vez un alto oficial de la policía que se encontraba laborando en la ciudad de Medellín, planteo a sus superiores en la Dirección General de la Policía que la única forma de combatir efectivamente  a la Oficina, sus bandas y en general al crimen urbano, era que fuera retirada la Sijín del Valle de Aburrá, porque su presencia obstaculizaba la estrategia de lucha contra el crimen.

Hoy retumban esas palabras y hacen eco en esta ciudad.

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