Bogotá, 26 agosto de 2021.- Los principales sindicatos de Colombia llamaron este jueves a una gran manifestación que evocara las multitudinarias protestas vividas de marzo a mayo de este año, pero que no ha contado con el apoyo de sectores populares y de la juventud como las anteriores.
La mayor concentración ha sido en la capital, Bogotá, donde varios centenares de personas hicieron el ya tradicional recorrido desde el Parque Nacional a la céntrica Plaza Bolívar, donde se encuentra el Congreso y la Alcaldía.
Los sindicatos pretenden con la movilización agilizar los trámites en el Congreso para que se debatan los proyectos de ley que radicaron al comienzo de la legislatura, a finales de julio, con reivindicaciones sociales.
También buscan volver a expresar el rechazo contra la reforma tributaria que ha presentado el Gobierno, una más humilde y que defienden que no afecta a las clases medias y bajas, después de que las masivas manifestaciones de los últimos meses tumbaran la anterior y forzasen la dimisión del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla.
«Esta reforma pretende congelar los salarios por 10 años a los trabajadores públicos y darle facultades al Gobierno para liquidar entidades, lo que puede derivar en una masacre laboral», explicó a Efe el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) de Colombia, Francisco Maltés.
Además, según explicó el líder sindical, también quieren que el Gobierno acate las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tras la visita, en la que pide mayores esfuerzos para vigilar la actuación policial y una mayor garantía de respeto a la protesta pacífica.
UNA MARCHA ATOMIZADA
Las movilizaciones, que también se dieron con poca asistencia en otras ciudades como Cali, Medellín o Barranquilla, no contaron con el apoyo de algunos círculos de la llamada primera línea (los jóvenes que, con la cara tapada y ataviados con escudos artesanales y cascos, interponen su cuerpo al de la fuerza policial en las protestas).
Los jóvenes consideran que los sindicatos no los representan y critican que tampoco hubiese diálogo ni hayan tenido en cuenta sus reivindicaciones, que giran en la acción de la Policía tanto en las manifestaciones como en los barrios populares, condiciones de vida digna, oportunidades laborales, etc.
Sin embargo, en Popayán la convocatoria coincidió con marchas de repudio al asesinato del líder estudiantil Esteban Mosquera hace unos días en esta ciudad del sur del país, un joven muy activo contra la violencia de la fuerza pública, y que había perdido un ojo por la acción policial en las protestas.
En la capital, más de un centenar desfiló en grupos muy atomizados, de forma pacífica y bajo cánticos de «el pueblo no se rinde, carajo», y la música de los carros de los sindicatos de bandas de rock con letras reivindicativas.
«El Comité del Paro va a estar evaluando las circunstancias políticas y más adelante decidirá si habrá más acciones de movilización social», adelantó Maltés.
El director de la Policía colombiana, Jorge Vargas, aseguró esta mañana que había «unas mínimas concentraciones en el país» y que se estaba «garantizando la manifestación pública y pacífica».
Las protestas pasadas, que comenzaron el 28 de abril y se prolongaron durante semanas bajando de intensidad con el paso del tiempo, tuvieron episodios, sobre todo en la ciudad de Cali, de graves vulneraciones de derechos humanos, con actuaciones desmedidas de la Policía, bloqueos de parte de los manifestantes y civiles disparando armas de fuego contra los protestantes.
La Fiscalía documentó más de una veintena de muertes en los 50 días de protestas pero diversas organizaciones de derechos humanos elevan esa cifra a 84; al menos 20 por disparos de la Policía.