Columna de opinión publicada en EL FICHERO.
Por: Fernando Quijano
El alcalde del sí, Federico Gutiérrez, no niega la realidad y eso está bien a la hora de construir consensos, ganar apoyos, mejorar la confianza de la ciudadanía frente a la institucionalidad que se traducirá en réditos políticos.
Por estos días, la institucionalidad local sufre críticas debido a que la Medellín de 2016 dista mucho de ser la ciudad innovadora de los cuatro años anteriores, que con verdades amañadas ocultó la triste realidad: violencia y criminalidad que nunca se fueron, no se redujeron, y sólo se maquillaron con miles de millones de pesos de imagen y publicidad engañosa.
¿Durante la pasada administración qué se comunicó? Pocas veces salió el alcalde Aníbal Gaviria a enfrentar los problemas de orden público que a diario mostraban una seguridad deteriorada; solo la Vicealcaldía de Seguridad y Gobernabilidad se pronunciaba y muchas veces lo hacía sin argumentos válidos y repitiendo lo que el brigadier general José Ángel Mendoza, engañosamente, le decía.
En los dos años últimos años la Administración de Medellín se gastó 90.563 millones de pesos en publicidad, sin contar que su caja menor, EPM, le complemento el gasto con 65.129 millones, como lo publicó el portal Las 2Orillas, basándose en un informe del Auditor General de la Nación: ¿Cuántos de esos contratos de publicidad fueron hechos por licitación pública?, esta es una pregunta que creo, debería ser contestada por la Contraloría de Medellín.
Pero como siempre ocurre con el mal maquillaje, este se corrió y la ciudad real se mostró y,desafortunadamente, lo hizo desencadenando una ola de violencia que a la fecha ha producido un alza en homicidios, desapariciones, torturas y diferentes manifestaciones de criminalidad.
Por esta razón, en la ciudad real que pocos quieren reconocer que existe, se han abierto debates importantes que deben servir para mejorar; debates sobre los crímenes ya mencionados y también otros, como si existen o no casas de tortura, el reclutamiento forzado y la explotación sexual de menores, el Pacto del fusil, la existencia de Oficina y Urabeños en Medellín, el número de bandas y miembros que las componen, entre otros. Debates temáticos en los que la versión oficial se ubica en orillas distantes de las orillas en las que se paran las versiones ciudadanas no gubernamentales. En resumen, todos ven la realidad con un prisma diferente y esto ha impedido que se cree un estado del arte real y una cartografía del crimen organizado, lo que se lleva al despilfarro inútil de cantidades enormes de dinero intentando combatirlo, ni siquiera prevenirlo.
Esto no es bueno para construir una estrategia de seguridad integral acorde con la realidad y tampoco es bueno que la ciudad viva una mentira. Por eso, es necesario alcalde Gutiérrez que usted oriente y coordine, a través de la Secretaría de Seguridad, la revisión a fondo de las cifras institucionales sobre los temas enunciados, apuntando a conciliarlas con las que tiene la sociedad civil.
Si se concilia podrá construirse un mayor consenso en medio de la diversidad de miradas y análisis frente al conflicto urbano, lo que le evitará tener que mostrar informes institucionales que desdibujan la administración que usted preside ya que no demuestran la realidad.
Por ejemplo, llama la atención y no merece dejarse a la deriva, las cifras que gira en torno al número de bandas que hay en Medellín y los integrantes que las componen. Asegura la policía, a través del coronel Diego Alejandro Vásquez, comandante operativo de Policía Metropolitana, que en el Valle de Aburrá sólo hay 100 bandas, en promedio 10 por municipio; frente al número de integrantes dice que tendrían entre 10 a 45 integrantes cada una. El coronel incurre en un error: informes recientes de la Meval hablan de 90 a 110 bandas y 10 organizaciones integradas al narcotráfico (Odín) ¡sólo en Medellín!
Suponiendo que fuera cierto que se desmantelaron varias Odín y decenas de bandas -cosa que tampoco es cierta-, valdría la pena preguntar: ¿Cuántos integrantes hay en las llamadas Odín? ¿Qué vendrían siendo las estructuras paramafiosas de Urabeños y Oficina?, ¿Dónde las situamos?
Tan solo en la comuna 8 hay 29 bandas sin contar el bloque Sierra de los Urabeños, en la comuna 10 hay 35 grupos Convivir (20 reconocidos por el brigadier general Acevedo), y aquí ya sumamos 64 bandas: ¿Será que en el resto del Valle de Aburrá sólo hay 46?
Hablar de 100 bandas es un error que, espero, no sea parte de la herencia, el legado administrativo que vio en la ficción la mejor forma de gobernar una ciudad. Qué bueno sería ver en la ciudad un trabajo mancomunado que permitiera salir de la oscuridad de la caverna. Pero esto sólo se logrará a partir del reconocimiento del otro y de su aproximación a la verdad: varias aproximaciones a la verdad pueden generar un panorama más claro y contundente, y de ahí partir para prevenirlo y enfrentarlo.
