«El desplazamiento del sur al norte es inevitable; no valdrán alambradas, muros ni deportaciones: vendrán por millones. Europa será conquistada por los hambrientos. Vienen buscando lo que les robamos. El odio está servido y necesitaremos políticos que sepan estar a la altura de las circunstancias». José Saramago
Nos hemos horrorizado como espectadores por la muerte del pequeño sirio, Aylan Kurdi, en el mar, también con las deportaciones masivas desde Venezuela de asentamientos precarios de ciudadanos colombianos. Ambos fenómenos producto de guerras que destrozan naciones cómo Siria y Colombia, produciendo éxodo masivo de ciudadanos en situación de extrema vulnerabilidad.
Deportaciones masivas de niños centroamericanos desde EEUU, muertes en el Mediterráneo de ciudadanos africanos, queriendo llegar a Europa hacen reflexionar sobre la necesidad de humanizar la migración, cómo sociedades responsables, promoviendo la paz y la igualdad en los pueblos para evitar huidas de personas para salvar sus vidas.
Como defensores de derechos humanos, en especial de quienes migran forzadamente, instamos al Estado Colombiano a acelerar el proceso de Paz, iniciando un plan de retorno para colombianos víctimas del conflicto que deseen volver al país en el post conflicto.
Promover un diálogo humanista y sin pretensiones absolutistas con Venezuela, de la mano de países garantes y hermanos Cómo Argentina y Ecuador, quienes también refugian y albergan a miles de colombianos que han huido de la guerra, y desafortunadamente el conflicto colombiano se ha desbordado exportando también paramilitarismo y cultura de ilegalidad, cómo la gota-gota y la trata de personas, problemáticas que deben ser abordadas en bloque, con firmeza y objetividad.
Venezuela ha sufrido migración masiva de colombianos que han ayudado a forjar la sociedad venezolana pero también allí han sido capturados diferentes criminales de grupos paramilitares, de la misma forma Argentina ha sufrido el fenómeno desmantelando una red de trata de personas en el año 2013, dónde colombianos explotaban a sus connacionales en todo el país. También se produjo la captura de alias “mi Sangre” una muestra del desbordamiento de nuestro conflicto y la necesidad de la paz.
La humanización de la migración debe darse desde el diálogo regional, la UNASUR y la OEA deben servir de intermediarias para que la región mantenga relaciones amigables y respetuosas. Venezuela debe informar a Colombia antes que se produzcan las deportaciones para que de forma conjunta se articule el retorno de los ciudadanos en condiciones de dignidad, respetando los derechos humanos de los colombianos irregulares en su territorio.
Promovamos la migración saludable, basada en Derechos humanos y la paz en los pueblos.
Señores presidentes, Nicolás Maduro y Juan Manuel Santos, por el bien de las patrias hermanas, que prime el DIÁLOGO.
Firman
CORPORACIÓN ANNE FRANK
ONG CORPADES
ANÁLISIS URBANO, AGENCIA DE PRENSA
ASOCIACIÓN DE VIVIENDA EMECE
RATT INTERNACIONAL
RATT COLOMBIA