Con trapos rojos, las decenas de familias que habitan la urbanización Altos de Calasanz, ubicada en la calle 58AB con la carrera 97AA, jurisdicción de San Javier, comuna 13, en su gran mayoría víctimas del conflicto, realizaron en la mañana de este sábado 11 de abril una protesta pacífica para pedir alimentos, pues se “están muriendo de hambre”.
En un video que por cortesía hicieron llegar a nuestra sala de redacción, se observa al administrador del bloque 32 -1, Eliécer Castillo, solicita ayuda urgente. “Los habitantes son en su mayoría víctimas del conflicto armado y ahora víctimas también del confinamiento. Estamos mostrando la necesidad que tiene el pueblo hoy debido al confinamiento y aislamiento obligatorio”, dice.
“Pedimos al alcalde Daniel Quintero que se haga presente ya que nos ha abandonado, hicieron muchas promesas para ayudar a la población que está confinada en sus apartamentos. Nuestra protesta pacífica con trapos rojos para que vean que tenemos una necesidad, no se trata de aislar al pueblo. Hay personas que no devengan un salario y no tienen ninguna clase de ingreso económico”, añade el líder.
Una de las residentes, Leidy Joana Jiménez, asegura que en muchos hogares viven adultos mayores y niños, “no hemos salido beneficiados con ninguna ayuda de la que el gobierno ha dado. Queremos hacerle un llamado a nuestro gobernador Aníbal Gaviria y a nuestro alcalde Daniel Quintero porque estamos muy necesitados”.
Por su parte, Fanny de Jesús Chavarría Osorio, exclamó: “Estamos aguantando hambre, llevo más de un mes sin trabajar, porque trabajo con comidas rápidas, y tengo dos niños y una nieta a cargo mío, sin contar las personas mayores. Nos dicen que nos inscribamos en la página de la Alcaldía para después decir que no salimos favorecidos”.
Quienes no salen a protestar no lo hacen porque estén bien, es “porque les da pena, les da vergüenza salir, pero a mí no me da vergüenza salir. No vamos a morir de coronavirus sino de hambre. Estos ancianos no tienen una pensión, no tienen una ayuda del gobierno. No nos dejan salir a buscar comida, necesitamos ayuda”.
El abandono en el que el Estado ha tenido a miles de familias pobres es ahora visible, paradójicamente, gracias al coronavirus. Y están en riesgo de morir de inanición. Es hora de socorrerlos.
