Colombo, 12 de mayo de 2022 – Sri Lanka busca una salida a la crisis económica y política con el nombramiento este jueves de un nuevo primer ministro, el líder opositor Ranil Wickremesinghe, que ocupa el puesto por sexta vez y cuya tendencia neoliberal puede ayudar en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Wickremesinghe fue el elegido por el presidente esrilanqués, Gotabaya Rajapaksa, para suceder a su hermano y ex primer ministro, Mahinda Rajapaksa, después de que este dimitiera el pasado lunes en medio de una ola de violencia que se propagó por toda la isla.
Una designación que ha contado aparentemente con el visto bueno de la comunidad internacional, pero que no fue bien recibida por algunos sectores de la nación isleña, alegando la falta de apoyo que pesa sobre el recién designado primer ministro.
VETERANO EN EL CARGO
Wickremesinghe, de 73 años, juró esta tarde su nuevo puesto en la residencia oficial del presidente, en un acto que se ha convertido en habitual para él desde que lo hiciera por primera vez en 1993.
Desde entonces, ocupó el cargo de primer ministro de Sri Lanka entre 1993 y 1994, de 2001 a 2004, entre 2015 y 2018, y de nuevo de 2018 a 2019.
Este será su sexto mandato, ya que en 2015 primero fue designado primer ministro por el entonces presidente, Maithripala Sirisena, durante un periodo de 100 días hasta que se celebrasen unas elecciones al Parlamento en las que su partido se impuso, dando pie a una nueva toma de posesión.
Con su nombramiento, el presidente esrilanqués busca tranquilizar los ánimos de una población descontenta que sigue pidiendo su cabeza por su gestión de la crisis económica que padece la isla, envuelta en una espiral inflacionaria y escasa de combustible o alimento.
Además, el vacío de poder que dejó la dimisión del ex primer ministro el lunes había paralizado las conversaciones que hasta entonces mantenían la isla y las autoridades del FMI, a la espera de un rescate.
Así lo comunicó ayer a los medios el jefe de la misión del FMI para Sri Lanka, Masahiro Nozaki, dejando entrever que no retomarían la negociación hasta la formación de un nuevo Gobierno.
La delicada situación económica del país llevó al Gobierno a anunciar en abril que dejaría de pagar de manera temporal su deuda externa, que según datos del Ministerio de Finanzas ascendía hasta finales de 2021 a 20.000 millones de dólares.
EN BUSCA DE APOYOS
Otra de las tareas que tendrá Wickremesinghe por delante será ganarse el favor de los manifestantes antigubernamentales, que en los últimos días elevaron el tono de sus protestas, provocando una ola de incidentes violentos por toda la isla.
Unos enfrentamientos entre seguidores del Gobierno y opositores que el lunes dejaron un balance de 9 muertos y más de 200 heridos, además de 136 propiedades incendiadas, incluidas viviendas de políticos vinculados al partido gubernamental, y 61 vehículos dañados, y obligaron a Mahinda Rajapaksa a huir de la residencia oficial y ser escoltado hasta una base naval.
Estos choques propiciaron la adopción de un toque de queda en toda la isla, que suavizaron las autoridades a partir de este jueves, cuando pasó a aplicarse a tiempo parcial.
Además, está por ver el apoyo con el que cuenta Wickremesinghe en el Parlamento, puesto que el Partido de Unidad Nacional (UNP) que lidera tan solo obtuvo un escaño en las elecciones parlamentarias de 2020, donde se votaron 225 asientos.
En este sentido, los partidos de la oposición apoyaban la designación como nuevo primer ministro de Sajith Premadasa, líder opositor y dirigente del Samagi Jana Balawegaya (SJB), segundo partido más votado en dichas elecciones.
LUCES Y SOMBRAS
Mientras la llegada de un nuevo Gobierno en el país, llenando el vacío de poder vigente, ha sido bien recibida por la comunidad internacional, varios líderes religiosos de la isla se han mostrado críticos con el nombramiento de Wickremesinghe, tildándolo de una maniobra de Rajapaksa para afianzarse en su puesto de presidente.
La embajadora de Estados Unidos en Sri Lanka, Julie Chung, manifestó hoy su predisposición por trabajar con el nuevo primer ministro y señaló que su designación como parte de «un gobierno inclusivo» es el primer paso «para abordar la crisis y promover la estabilidad».
«Alentamos un progreso significativo en el FMI y soluciones a largo plazo que satisfagan las necesidades de todos los habitantes de Sri Lanka», agregó en Twitter.
Y desde la vecina India, el alto comisionado en la isla expresó sus esperanzas en la estabilidad política y su voluntad de trabajar con el recién nombrado primer ministro, al tiempo que destacó su compromiso con el pueblo esrilanqués.
Sin embargo, estos comentarios contrastaron con los vertidos horas antes de su nombramiento por el líder de la Iglesia católica en Sri Lanka, el cardenal Malcolm Ranjith, quien mostró su oposición a un Gobierno encabezado por Wickremesinghe y aseguró en una rueda de prensa que no lo aceptarían.
Opinión similar a la defendida por el líder budista en la isla, Omalpe Sobhitha Thero, quien sostuvo ante los medios que esta decisión fue pensada para proteger a Rajapaksa.
«Todo el país es consciente de que Ranil Wickremesinghe no es un líder que se haya ganado el corazón de la gente», lamentó.
Shihar Aneez
EFE