Jartum, 21 de septiembre de 2021.- Las autoridades sudanesas frustraron la madrugada del martes un intento de golpe de Estado orquestado por «remanentes» del régimen del dictador Omar al Bashir, derrocado en 2019 tras 30 años en el poder, y a los que se achacan muchas de las dificultades de la transición a la democracia en el país árabe.
Todas las alarmas sonaron a primera hora de esta mañana cuando los medios oficiales sudaneses informaron de que el Ejército había abortado la asonada y, posteriormente, que los militares implicados en el fallido golpe fueron detenidos y están siendo investigados.
Hasta el momento, según un comunicado del Ejército sudanés, «21 oficiales y varios suboficiales y soldados» han sido arrestados después de que «durante las primeras horas de la madrugada de hoy (…) intentaran hacerse con el poder en el país».
La nota aseguró que las Fuerzas Armadas «han recuperado todas las posiciones que los golpistas controlaron y continúa la búsqueda para detener a los demás implicados», sin ofrecer más detalles.
Anteriormente, una fuente militar dijo a Efe que más de 40 militares pertenecientes a la división de blindados de las zonas militares de Um Durman y Wadi Sidna, entre los que había un general, fueron detenidos y enviados a una prisión militar para ser interrogados.
Según la fuente, su objetivo era tomar el control de la radio y la televisión oficiales y luego arrestar a los miembros del Consejo Soberano, encabezado por el general Abdelfatah al Burhan, y del Gobierno de Abdallá Hamdok, que detentan el poder ejecutivo en este periodo de transición.
UN GOLPE PLANIFICADO
El primer ministro Hamdok afirmó en un discurso televisado que «lo ocurrido es un golpe planificado de algunas partes de dentro y de fuera de las Fuerzas Armadas» y lo atribuyó a los intentos de los «remanentes» del antiguo régimen.
«Este golpe es un aspecto de la crisis nacional (…) e indica claramente la importancia de reformar los órganos militares y de seguridad», agregó.
Las autoridades sudanesas culpan explícitamente a los nostálgicos del antiguo régimen, presentes aún en las instituciones y fuerzas de seguridad, de socavar los esfuerzos democráticos en Sudán, que se enfrenta además a una acuciante crisis económica y social.
De acuerdo con fuentes del rotativo local «Sudan Tribune», uno de los arrestados tras la intentona, el general Abdelbasset Bakraui, fue el cabecilla de la operación, que fue supuestamente planificada en El Cairo tras mantener reuniones con islamistas sudaneses exiliados en la capital egipcia.
Hamdok, que en marzo de 2020 sobrevivió a un intento de asesinato perpetrado con un coche bomba al paso de su convoy, indicó hoy que ya ha habido diversos intentos para hacer descarrilar la transición.
Entre ellos, «la falta de seguridad en las calles» y los «intentos de bloquear carreteras y puertos», dijo en referencia a una serie de protestas protagonizadas por algunas tribus del este del país que desde el pasado viernes han bloqueado carreteras y puertos sudaneses en la costa del mar Rojo.
LA «AMENAZA» DE AL BASHIR
Durante su discurso, Hamdok sostuvo que el régimen de Al Bashir todavía representa «una amenaza para la transición», a pesar de que el partido del exdictador, Al Umma, fue ilegalizado, y se ha creado un comité especial para «desmantelar» el sistema que rigió Sudán durante 30 años.
Hamdok aprovechó la ocasión para hacer un llamamiento a los sudaneses para que «ejerzan sus derechos en todos los campos de forma pacífica para apoyar al Gobierno transitorio y mejorar el proceso de transición».
Por su parte, Al Burhan dijo en declaraciones a la radio del Ejército de Sudán que hasta el momento se desconoce «el vínculo del grupo golpista con alguna entidad» y anunció que las Fuerzas Armadas colaborarán con los civiles para «una transición democrática a favor del pueblo».
Desde que el Ejército derrocara a Al Bashir, tras meses de protestas populares en las calles, ha mantenido un pulso por el poder con las fuerzas civiles que lideraron la revuelta y ha hecho algún desplante al Gobierno civil de Hamdok.
Sin embargo, han colaborado para lograr salir del aislamiento y liberarse de las sanciones impuestas por la comunidad internacional al régimen de Al Bashir, acusado de apoyar a grupos terroristas y de crímenes de lesa humanidad en la conflictiva región occidental de Darfur.
Actualmente, el exdictador se encuentra entre rejas y con varios procesos judiciales abiertos, entre casos de corrupción y el golpe de Estado que le llevó al poder en 1989, y las autoridades sudanesas han accedido a entregarlo a la Corte Penal Internacional para que sea juzgado por la guerra de Darfur, donde entre 2003 y 2008 murieron cerca de 300.000 personas.
Al Nur al Zaki