En la incautación llamó la atención que los alijos tenían dos tipos de marcas: unas con el número 54 y otras con la imagen de un lingote de oro, lo que significa que los dueños del cargamento eran diferentes bandas.
Alias Pocho, es quien realiza los despachos que desde un puerto hacen sus socios, en donde tienen como contacto a un capitán de un barco carguero, quien les aconseja que “mandar de a poquito es mejor”. Cada tres meses, durante más de ocho años, esta banda de Bello ha sacado del país cerca de 50 kilos trimestrales, lo cual les representa ganancias importantes, por lo bien paga que es esta droga en los bares y discotecas holandesas y obviamente en Panamá.
Los barrios de Yarumal, en donde la inteligencia —no la Policía— ha detectado sitios de expendio y control de plazas de estas bandas son: San José, Señor Caído, La Cuelga, El Acueducto, Santa Matilde, Buenos Aires, Mediaguas, Fátima, Betania, El Chispero, Epifanio Mejía, San Judas y en el propio parque principal, según confirman nuestras fuentes. En horas nocturnas se distribuiría perico y marihuana. Incluso se ha implementado el servicio de domicilio.
Señores de la institucionalidad aquí presentes, les dejo esta pregunta: ¿por qué el crimen urbano liberará los territorios urbanos y rurales que durante décadas los han financiado y en el cual basan parte de su poder militar, económico, social y de relaciones institucionales y padrinazgos políticos?