El pasado 15 de agosto, en su vivienda del barrio San Javier de la capital antioqueña, las autoridades realizaron la inspección técnica al cadáver de la víctima, quien se encontraba amarrada de las manos y presentaba varias heridas por arma blanca en la espalda y el tórax. El cuerpo también tenía signos de estrangulamiento.
Categoría: Cárcel
Esta estructura criminal tiene injerencia en los barrios la Bayadera, Barrio Triste, Sagrado Corazón de Jesús y el Perpetuo Socorro de la comuna diez de Medellín, y dedica especialmente a las extorsiones a comerciantes, desplazamientos forzados y tráfico de estupefacientes.
José Alejandro Ibargüen Gómez, de 27 años de edad, y Miguel Fernando Aguilar Londoño, de 26 años de edad, son los presuntos responsables del hurto a varios pasajeros de un bus que iba para Caldas, Antioquia.
Los policías fueron hasta el inmueble señalado y de allí salió Pedro Luis Higuita, quien espontáneamente le dijo a los uniformados que él había atacado a su propio hermano con un cuchillo.
En el lugar la víctima departía con algunos amigos, Palomeque Martínez le ofreció un trago de licor pero Robledo Rivas no le recibió. Ante la negativa, el victimario sacó un machete y le ocasionó múltiples heridas en varias partes del cuerpo.
Romero Regino es desmovilizado del Bloque Centauros de las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), lleva más de 20 años en el mundo criminal y pertenece al frente occidente antioqueño desde hace aproximadamente 10 años.
Alias el Ñato sería la persona que siempre se comunicaba con el ciudadano y entre tantas amenazas e intimidaciones, la víctima realizó 4 entregas que sumaron un total de 2 millones de pesos.
Los cuerpos de las víctimas fueron dejados en diferentes puntos del sector, uno de ellos fue asesinado dentro de un bus de servicio público y dejado en ese lugar, a otros los escondieron en un cafetal.
De acuerdo con las denuncias recibidas por la Fiscalía, entre el 7 y el 22 de diciembre de 2017, los policiales se apoderaron de 18 millones en efectivo y prendas de vestir avaluadas en más de 2 millones de pesos, mediante falsos operativos.
Las víctimas le contaron lo sucedido a un policía que estaba cerca, les describió el color de la ropa y algunos rasgos físicos, además alcanzó señalarlos mientras estos corrían, incluso, uno de ellos se cambió de camiseta para no ser identificado, pero la Policía Nacional se dio a la persecución y los capturó unas cuadras más adelante con uno de los celulares en su poder