En defensa del sistema se alega la falta de recursos humanos, técnicos y económicos, sin embargo, ello se desvirtúa si se mira con detenimiento la excelente atención en salud que reciben ciertos sectores de la población colombiana gracias a su cargo, dignidad o solvencia económica...
Entonces, ¿por qué pasó inadvertido todo esto? Porque hubo toda una estrategia mediática que señalaba como principal problema del país a las FARC, así nos estuviera carcomiendo la corrupción y así la falta de ética en las instituciones no fuera culpa de la guerrilla y, por el contrario, esto hubiera ayudado históricamente al recrudecimiento de la guerra y a la violación sistemática de los derechos humanos.
Del lado del legislativo y el ejecutivo el panorama no es menos desolador, dichas ramas del poder público se han visto inmersas en escándalos como el de la parapolítica, la financiación ilícita de campañas electorales, cuyo primer capítulo se encuentra en el proceso 8000 y hoy se ratifica con el ingreso de dineros de Odebrecht a las campañas electorales de 2010 y 2014, e igualmente con los casos de la DNE, Agro Ingreso Seguro, Reficar, Navelena...
Por lo anterior, no deben causar extrañeza las dificultades que afrontó la negociación y que sigue enfrentando en la implementación de los acuerdos, ya que la desconfianza entre las partes es comprensible. No obstante lo anterior, los avances alcanzados hasta la fecha con el Acuerdo de Paz son irrefutables...
“Es un reto muy grande, una responsabilidad tremenda, nosotros estamos convencidos que hay gente que confía en nosotros. Nosotros sabemos que hay gente en Colombia que sigue admirando la resistencia colombiana y que la enarbole la insurgencia.