En Colombia no contamos con una política exitosa para prevenir y atender como un problema de salud pública el consumo de drogas; en el caso concreto de niños y niñas, son remitidos a centros de rehabilitación (operadores del ICBF), donde no se cuenta con bases científicas que brinden opciones de recuperación.
Sin embargo, el nombre de esta droga no es precisamente Tusi, este deviene de la pronunciación de su verdadero nombre en inglés 2CB. Para los expertos, la adulteración de esta droga en el país es altísima, al ser mezclada con otras sustancias.
Pero no solo son esas las actividades criminales que el Diablo controla y ejecuta, también vacuna a los habitantes de la zona de influencia y ejerce el reclutamiento forzado de menores de edad para que realicen actividades de vigilancia, inteligencia, venta de drogas, sicariato, transporte de armas, entre otras cosas.
El pasado 17 de abril, Análisis Urbano denunció el enfrentamiento entre la Alianza Criminal del Norte, conformada por Los Chatas, el Clan del Golfo —o Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC)— y La Oficina, con una banda local de El Peñol.