De las 172 familias que habitan el corregimiento se desplazaron 163 luego de la masacre y han retornado cerca de 130. La recuperación del corregimiento también se evidencia en la reconstrucción de la estación de Policía y la producción agrícola y de frutas.
Hay una necesidad urgente de suministro de alimentación, medicinas, agua y ropa para la población afectada como también la necesidad de construir un plan de acompañamiento a mediano y largo plazo.