Según el teniente coronel Guillermo Alejandro Carreño Arbeláez, comandante del Segundo Distrito de Policía se descubrieron estas cabezas humanas gracias a una llamada realizada por los vecinos del sector a la Línea de Emergencias 123.
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Su cuerpo presentaba múltiples heridas producidas con arma blanca. Vecinos del lugar, calle 102B con carrera 31 dieron aviso a las autoridades e indicaron que la víctima era conocida como la Chinga y que se dedicaba al reciclaje en la zona.
En ese sector se enfrentan los combos el Mesa, Niquía Camacol y Pachelly, lo que ha permitido inferir que este caso estaría ligado a la guerra que sostienen esos grupos ilegales. Sin embargo, solo el resultado de la investigación permitirá conocer móviles y responsables.
Las autoridades indicaron que el turista llegó procedente de Jacksonville, una ciudad del estado de Florida, en los Estados Unidos. No llevaba más de 48 horas en la ciudad cuando fue asesinado.
Mal herido, fue trasladado a un centro médico, en el cual permaneció hasta este miércoles 12 de junio, día en que falleció debido a la gravedad de las heridas. La inspección técnica se realizó a las 11:12 a.m.
Sus familiares indicaron que no tenían noticias de él, por lo que salieron en su búsqueda. Fueron hasta su vivienda del barrio Los Cerezos, de Caldas, Antioquia y allí lo encontraron muerto, con múltiples heridas en su cuerpo.
El hecho ocurrió a eso de las nueve de la noche de este miércoles 12 de junio en la carrera 49 con calle 120, barrio la Inmaculada Concepción.
Testigos afirmaron que sujetos armados lo balearon y escaparon sin dejar rastro. El motivo del ataque habría sido por temas personales del hoy occiso y que nada tienen que ver con el enfrentamiento que sostenían las bandas en ese sector.
Las investigaciones indican que alias Clemente sería el principal articulador en Medellín de los grupos de delincuencia organizada ‘Picacho’, ‘Caicedo’ y ‘Triana’, y en los municipios de Bello (‘Los Chatas’), Itagüí (‘La Unión’); y en Envigado y Sabaneta (‘Trianón’). Bajo su mando tenía a por lo menos 1.500 hombres.
Los vecinos estaban extrañados porque la mujer no permitía ese tipo de comportamientos en su casa, además Rubén Darío no permanecía en el inmueble si la señora Beatriz Omaira no estaba.