Taipéi, 26 oct – Las calles de Taipéi se tiñeron este sábado con los colores del arcoíris para celebrar la marcha del Orgullo LGBT, una cita que sirvió para festejar los derechos ya conquistados y recordar las deudas pendientes para este colectivo.
Más de 100.000 personas se congregaron en los alrededores del ayuntamiento capitalino para participar en la manifestación, entre ellas la vicepresidenta taiwanesa, Hsiao Bi-khim, quien definió a la isla como un “símbolo de progreso que ilumina al mundo”.
“Aunque el camino hacia la igualdad de género ha tenido avances y retrocesos, los esfuerzos colectivos han fortalecido el movimiento”, afirmó Hsiao antes del inicio de la marcha, que estuvo animado por cantantes, grupos musicales y más de un centenar de puestos de comida y merchandising.
El principal atractivo del desfile recayó en las más de treinta carrozas que circularon por las avenidas de Taipéi, muchas de ellas copadas por drag queens que, ataviadas con extravagantes vestidos y peinados imposibles, hicieron saltar de alegría al público.
Tampoco faltaron las banderas y los carteles reivindicativos, tanto de carácter general -aquellos que defendían la igualdad de derechos para las personas trans fueron los más comunes- como particular, entre ellos el de una pareja de japoneses que exigía al Gobierno de su país “seguir el ejemplo de Taiwán” y aprobar el matrimonio igualitario.
Esta manifestación es un reclamo para decenas de miles de asiáticos que no pueden celebrar el Orgullo en sus respectivos países: este es el caso de Anthony, un macaense de 23 años que viajó a Taiwán para vivir el desfile en primera persona, algo imposible en su ciudad natal.
“En Macao no hay actividades relacionadas con la comunidad LGBT, así que me gusta venir a Taiwán para sentir una atmósfera inclusiva hacia el colectivo. Aquí siento que puedo ser yo mismo”, aseguró a EFE Anthony, quien se mostró pesimista respecto al futuro de la comunidad en la excolonia portuguesa.
“Sólo mis amigos saben de la relación con mi novio. En la sociedad de Macao no podemos mostrar nuestras relaciones de pareja, porque eso nos excluiría”, lamentó.
Para Princeton, un estadounidense que vivió en Taiwán entre 2011 y 2014, la comunidad LGBT de la isla “está mucho más desarrollada y es más visible” que en otros puntos de la región, como Hong Kong, su lugar de residencia actual.
“El Orgullo no ha parado de crecer año tras año, lo cual está genial, porque más y más personas podrán entender lo importante que es esta comunidad para Taipéi y para Taiwán”, manifestó a EFE.
Cinco años de desfiles masivos
Los desfiles del Orgullo llegaron a su punto álgido en 2019, año en que Taiwán aprobó el matrimonio igualitario y se convirtió, de esta forma, en el primer territorio de Asia Oriental en legalizar la unión entre parejas del mismo sexo.
La legislación en esta materia no ha hecho más que avanzar desde entonces: en 2023, las parejas homosexuales lograron los mismos derechos de adopción que las heterosexuales, y el mes pasado el Gobierno anunció que reconocería los matrimonios entre taiwaneses y chinos del mismo sexo que se casaran en un tercer país.
Según los últimos datos del Ejecutivo isleño, casi el 70 % de los taiwaneses apoya el matrimonio igualitario, casi el doble de los que lo hacían en 2018, y otro 76,9 % está de acuerdo con las adopciones de niños por parte de parejas homosexuales.
Sin embargo, la isla todavía tiene retos pendientes: si una persona trans desea cambiar su género en su documento de identidad, actualmente debe someterse a una cirugía de reasignación de sexo, criterio que no existe en otros países con legislación LGBT.
Asimismo, las parejas de lesbianas y las mujeres solteras no pueden acceder a tratamientos de reproducción asistida, algo que sí está permitido para los matrimonios heterosexuales.
Es por estos desafíos que la marcha del Orgullo de este año llevaba por lema “Abrazar la Inclusión”, una forma de recordar que, pese al hito que supuso la legalización del matrimonio igualitario, Taiwán aún tiene cuestiones por resolver.
Javier Castro Bugarín
EFE