Teherán, 16 nov – Las paredes de Teherán se han convertido en un peculiar tablón de anuncios con amenazas y mensajes contra Israel que reflejan las tensiones de los últimos meses en Oriente Medio, con avisos como “Preparad vuestros ataúdes” con misiles de fondo o “Ninguno de los rehenes será liberado”.
Expertos como el iranólogo Raffaele Mauriello han calificado este tipo de propaganda estatal muralista de “ guerra de las imágenes”, en una práctica que comenzó tras la victoria de la Revolución Islámica en 1979 inspirada por la Revolución de México (1910-1917).
Muchos de esos murales se han mostrado en la pared de un edificio de la plaza Palestina de la capital iraní con amenazas que se cumplieron, celebraciones de ataques o memoriales a los fallecidos en el conflicto regional.
Allí, hasta hace unos días un mural rezaba en hebreo y persa “Hay otra tormenta en camino”, en referencia a una posible represalia por el ataque israelí de finales de octubre que causó cinco muertos en Irán.
No es una amenaza baladí
A principios de año las autoridades iraníes colocaron un mural en ese lugar que mostraba misiles con el mensaje en hebreo “Preparar vuestros ataúdes” y poco después atacó directamente Israel por primera vez, como represalia por la muerte de miembros de la Guardia Revolucionaria en Siria.
Entonces las calles de la capital se llenaron de cárteles con imágenes de misiles en celebración de ese ataque con unos 300 misiles y drones, que pese a su espectacularidad apenas causó daños.
«Si quieren guerra, somos expertos en guerra”, rezaba meses más tarde otra valla en la plaza Valiars acompañada por una imagen de misiles impactando en Israel tras el segundo ataque iraní con unos 180 misiles contra el Estado judío del 1 de octubre.
Los murales o los carteles no solo tratan el choque directo entre los dos acérrimos enemigos. Recientemente un mural mostraba fotografías en la plaza de Palestina de personas secuestradas por el grupo palestino Hamás en su ataque del 7 de octubre contra Israel con el mensaje en hebreo “Ninguno de los rehenes será liberado”.
Y en mayo, en el mismo lugar, se mostraba al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, caricaturizado con bigote y peinado similar al de Adolf Hitler.
Ahora, en ese lugar se lee “Estados Unidos es el gran satán” con una imagen del Tío Sam, la personificación del gobierno estadounidense, liderando a soldados israelíes, en una referencia a la guerra en Gaza y Líbano, un mural que apareció tras las elecciones presidenciales de EE.UU.
Paredes propagandísticas
El uso de murales y paredes con uso propagandístico, adoctrinador o político comenzó en el proceso revolucionario que desembocó en la instauración de la República Islámica en 1979, en una práctica inspirada por la Revolución de México.
Jóvenes artistas revolucionarios de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Teherán buscaban plasmar la lucha social, política y cultural a través de la pintura, pero no encontraron antecedentes plásticos en su entorno.
Por ello buscaron referencias en otros procesos revolucionarios y llegaron al arte muralista mexicano de David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera, según explica Mauriello en un artículo académico publicado en el “Journal of Research and Didactics in Geography”.
El experto italiano considera que “como arte público por excelencia el muralismo es antielitista” y es “particularmente adecuado para expresar ideales antiimperialistas y anticapitalistas” de la Revolución Islámica.
Así, en las paredes de la capital hay unos 700 murales, muchos de ellos alejados de la política, puramente estéticos o culturales, pero abundan las proclamas políticas, las imágenes de mártires revolucionarios y los motivos religiosos.
La omnipresencia de los retratos del fundador de la República Islámica, el ayatolá Ruholá Jomeiní, y del líder supremo, Ali Jameneí, deja claro quién manda, así como quien es el enemigo con la miríada de pinturas contra Estados Unidos e Israel.
Un buen ejemplo de ello es la antigua embajada de Estados Unidos en Teherán, tomada por estudiantes el 4 de noviembre de 1979 y reconvertida en un museo contra “el gran satán”.
Su fachada está ocupada por diversos murales con referencias a lo que Irán considera el belicismo de Estados Unidos como la Estatua de la Libertad en ruinas o Mikey Mouse con una pistola.
No lejos de allí, en la que fuera la sede de la policía secreta del último sah Mohamad Reza Pahlavi, la Savak, un enorme mural muestra la bandera estadounidense con bombas y el ya clásico lema “Abajo con EE.UU.”.
Bajo la pintura se lee una conocida frase de Jomeiní: “Nunca llegaremos a un acuerdo, ni siquiera por un momento, con Estados Unidos”.
Jaime León
EFE