Quito, 1 noviembre.- Un tiburón ballena hembra marcada el 14 de agosto pasado en la isla Darwin, por el equipo de investigadores del proyecto Galapagos Whale Shark y la Dirección del Parque Nacional Galápagos, retornó a esa isla 80 días después de ser registrada.
El Parque Nacional Galápagos (PNG) informó en un comunicado de que esta especie adulta, de aproximadamente 13 metros, tiene la aleta pectoral mordida por lo que la investigadora Sofia Green la nombró «Nemo».
Luego de su marcaje en la isla Darwin, «Nemo» se dirigió unos 500 kilómetros al este del archipiélago, lo que los científicos llaman el corredor biológico, para retornar a Galápagos y mantenerse dentro de las aguas protegidas cerca de Marchena, Genovesa, norte de Isabela y finalmente llegar al Arco de Darwin, desde donde inició su aventura.
El equipo técnico calcula que «Nemo» navegó unos 1.600 kilómetros durante su periplo.
Este es el primer registro de un tiburón ballena que permanece en Galápagos, sale de la reserva marina y de la zona económica exclusiva insular, llega a aguas internacionales y regresa a Galápagos, señaló el Parque en su comunicado.
En agosto pasado, una expedición de científicos y técnicos de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y la Dirección del Parque Nacional Galápagos logró marcar diez tiburones ballenas durante un viaje de 15 días por el norte del archipiélago.
El marcaje, en el que está incluido «Nemo», se dio con el objetivo de estudiar el movimiento horizontal de esta especie, su comportamiento de buceo, el estado reproductivo y su salud en general, información que permitirá establecer mejores medidas de manejo para la protección de esta especie en peligro de extinción.
La metodología de marcaje aplicada en esa ocasión fue utilizar una pinza de presión que por sus características es menos invasiva y permanece en el tiburón ballena por más tiempo.
«COCO» VIAJÓ A COSTA RICA
Otro de los tiburones marcados fue «Coco», de unos 12 metros, que llegó a la Isla del Coco, en Costa Rica, luego de tres semanas de travesía, recordó el Parque Nacional.
Este registro es de suma importancia para el equipo de investigadores y la comunidad científica porque confirma la conectividad entre los dos áreas protegidas y el rol ecológico que tienen los ecosistemas en esta región del Pacífico Este Tropical, cada cual con característica y endemismo propios.
«Muestra de forma evidente la importancia de mantener alianzas regionales en la conservación de especies migratorias, que sirven de corredores biológicos marinos, como el existente entre Ecuador y Costa Rica», según Danny Rueda, director del Parque Nacional Galápagos.
El archipiélago de Galápagos registra una de las mayores poblaciones de hembras adultas de tiburones ballena del mundo, que usan esta área como zonas de rutas, lo que lo hace un destino muy atractivo para los turistas que disfrutan del buceo con estos gigantes del océano, según el Parque.
El archipiélago está situado a unos mil kilómetros de las costas continentales ecuatorianas y gracias a su rica biodiversidad es considerado un laboratorio natural, que permitió al científico inglés Charles Darwin desarrollar su teoría sobre la evolución y selección natural de las especies.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) designó en 1978 a Galápagos como Patrimonio Natural de la Humanidad.