Toque de queda y orden de disparar intentan contener las mortales protestas en Bangladés

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Una persona herida recibe asistencia mientras los manifestantes se enfrentan a la policía durante las protestas de estudiantes en Daca, Bangladés, el 18 de julio de 2024. EFE/EPA/MONIRUL ALAM

Daca, 20 jul – Un estricto toque de queda con órdenes de disparar y un apagón general de comunicaciones y medios han sido impuestos en todo Bangladés mientras el país acumula más víctimas en las violentas protestas estudiantiles contra las cuotas de empleo público, que superan ya el centenar de muertos en cinco días.

Al menos 109 personas han muerto y varios cientos han resultado heridas en enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad desde el inicio de las protestas el pasado lunes, dos de ellas en la jornada de hoy, según un balance elaborado por EFE.

Las manifestaciones, convocadas principalmente por grupos de estudiantes, exigen la reforma o eliminación de un sistema de cuotas que reserva cerca de un tercio de los puestos gubernamentales para familiares de veteranos de la guerra de independencia de 1971, un grupo visto como simpatizante del Gobierno bangladesí.

Los manifestantes argumentan que el sistema de cuotas es discriminatorio y beneficia a los partidarios del partido gobernante, la Liga Awami, mientras que el gobierno defiende el sistema como una forma de honrar a los veteranos de la guerra.

El Gobierno ha impuesto un toque de queda vigente hasta mañana, con la orden de «disparar al momento» a las turbas, y ha bloqueado las comunicaciones móviles e Internet, lo que ha aislado casi por completo a la nación asiática del resto del mundo y paralizado el trabajo de los medios independientes.

Las autoridades también han cerrado universidades, escuelas y han prohibido reuniones públicas.

Los datos de los principales hospitales de la capital bangladesí indican que el día más violento de las protestas fue ayer viernes, cuando se registraron 59 personas fallecidas, muchas de ellas estudiantes.

Las autoridades no han ofrecido un balance de víctimas hasta ahora.

“El creciente número de muertos es una prueba impactante de la absoluta intolerancia mostrada por las autoridades de Bangladés hacia las protestas y la disidencia», dijo en un comunicado la organización Amnistía Internacional, que ha denunciado en varias ocasiones el uso de «fuerza ilegal» contra los manifestantes.

Además, ha criticado el bloqueo de la información «durante lo que ha sido una semana de escalada de violencia y dura represión de las protestas estudiantiles en todo el país».

El corte de internet en todo el país ha impedido no solo el acceso a internet, sino también las llamas telefónicas y los mensajes de texto, especialmente desde el extranjero. Los medios de comunicación digitales han estado fuera de servicio durante días y solo los canales de televisión vinculados al gobierno de Hasina se mantienen funcionando.

A pesar del estricto toque de queda, se han registrado protestas y enfrentamientos en varias zonas del país, lo que provocó la intervención de las fuerzas de seguridad.

El ejército ha patrullado las calles con altavoz para instar a la gente a abandonar las zonas de protesta; sin embargo, no se registraron disparos, según testigos.

«El ejército no está tomando acciones (violentas), pero la policía está disparando con escopetas. Los manifestantes son principalmente gente común», afirmó a EFE uno de los manifestantes.

En un intento de calmar la situación, las autoridades han declarado festivos generales el domingo y el lunes. Además, las fábricas textiles han sido cerradas el domingo por razones de seguridad para proteger a los trabajadores.

La situación sigue siendo tensa y volátil en Bangladés, sin perspectiva de resolución, con los estudiantes reticentes a conversar con el Gobierno.

El Gobierno de Hasina canceló hoy los viajes oficiales de la primera ministra a España y Brasil, que iba a comenzar mañana, debido a la que es la peor crisis a la que se enfrenta la gobernante desde que asumió el cargo por cuarta vez consecutiva el pasado enero.

Azad Majumder

EFE