Santiago de Chile, 18 junio.- Los 155 ciudadanos elegidos en las urnas hace un mes para redactar la nueva Constitución de Chile fueron proclamados oficialmente este viernes, de tal forma que podrán comenzar a sesionar en las próximas semanas.
Tras desestimar 12 reclamaciones, la presidenta del Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel), Rosa Egnem, aseguró que la institución «ha cumplido una vez más con su función de escrutar y calificar los procesos electorales como lo ha hecho desde 1925».
Una vez hecha la proclamación, el presidente Sebastián Piñera tiene tres días para convocar la instalación de la convención constitucional, que deberá celebrar su sesión inaugural en un plazo máximo de 15 días.
En un hito sin precedentes y con un sistema que privilegiaba las listas de las grandes coaliciones, ciudadanos sin afiliación política a ningún partido consiguieron en las elecciones del 15 y 16 de mayo 48 de los 155 escaños de la convención que escribirá el texto que sustituya a la actual Constitución, de corte neoliberal y redactada en la dictadura militar (1973-1990).
La dividida oposición de centro y de izquierda se hizo con 53 cupos, mientras que la derecha oficialista fue la gran perdedora de los comicios, con 37, pese a concurrir unida a las elecciones. Además, hay 17 escaños reservados para los pueblos indígenas.
El Frente Amplio (FA), una coalición de partidos de izquierdas, pidió este viernes que «ningún representante de poderes del Estado haga de anfitrión del acto de investidura», para ratificar el carácter «autónomo» de la convención.
«Queremos una instalación sobria, conectada con el momento que vive el país, pero que a su vez refleje el espíritu ciudadano que da impulso a esta», dijo Ignacio Achurra, constituyente del FA.
La asamblea constituyente, que es paritaria entre hombres y mujeres -algo inédito en el mundo-, tendrá hasta un año para redactar la nueva carta magna, que será sometida en 2022 a un referéndum con voto obligatorio.
De ser aprobada, será la primera que nace de un proceso plenamente democrático y participativo en toda la historia chilena.
El proceso constituyente en el que está inmerso Chile fue la solución que encontraron los partidos para calmar la ola de protestas que estalló en octubre de 2019, las más graves desde el fin del régimen militar, con una treintena de muertos y miles de heridos.