Trump retira a EE. UU. de la OMS y anuncia sanciones contra China

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Cuando todo el mundo esperaba que saliera a ofrecer un parte de tranquilidad ante los violentos disturbios que se han desatado en varias ciudades del país por el asesinato de una afroamericano en Minneapolis, el presidente Trump se paró en el podio de la Casa Blanca pero para cazar dos nuevas peleas.

Primero anunció que EE. UU. se retira de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y luego que impondrá una serie de sanciones contra China, entre ellas eliminar el «estatus especial» que gozaba la ciudad de Hong Kong bajo las leyes estadounidenses.

Ambas decisiones, según el presidente, emanan de un mismo «patrón de conducta» del régimen comunista en Pekín.

Trump acusó a China de espionaje industrial, de practicas financieras que han acabado con empresas estadounidenses y de ser una amenaza por sus políticas expansionistas en el Océano Pacífico, entre muchas otras cosas.

Y reiteró, nuevamente, que Pekín era culpable de la propagación mundial del coronavirus pues trató de ocultar que la enfermedad ya se trasmitía entre seres humanos.

En ese contexto dijo que la OMS había sido «cómplice» de Pekín y de allí su decisión de sacar a EE. UU. pese a que esta organización está liderando la respuesta mundial contra el covid-19.

Hace poco más de un mes Trump ordenó el congelamiento de todos los aportes de su país a la OMS (unos 800 millones de dólares cada dos años) mientras se adelantaba una investigación sobre su rol en el inicio de la pandemia.

Y el pasado 18 de mayo envió una carta a la entidad en la que le daba 30 días para implementar reformas o EE. UU. abandonaría la institución.

Por eso pocos entendieron su anuncio de este viernes cuando ni siquiera se había vencido el plazo que el mismo estipuló.

Nadie sabe tampoco que tan serie es la amenaza de Trump. Existe un gran consenso entre analistas de que el presidente está utilizando a China y a la OMS para desviar la atención de los errores que ha cometido su administración en el manejo de la crisis que desató el coronavirus y de la cantidad de veces que minimizó su impacto. Justo este semana, la enfermedad alcanzó la cifra récord de 100.000 muertos y se estima que seguirá creciendo.

Esta semana también, la Universidad de Arizona publicó un reporte según el cual su gobierno dejó escapar múltiples oportunidades que hubiesen podido limitar la propagación del virus y evitar muchos fallecimientos.

«Si existía un problema con la OMS EE. UU. debió nombrarlo y trabajar para corregirlo no simplemente levantarse de la mesa y dejar el asiento vacío», sostiene Amanda Glassman, vicepresidente del Centro para el Desarrollo Global.

Para esta lo que la acción de Trump demuestra es que su apuesta es política y electoral.

Nadie sabe tampoco si Trump puede retira a EE. UU. de la OMS de manera unilateral. Las leyes del país indican que el presidente puede abandonar cualquier tratado internacional que desee siempre y cuando siga los protocolos. En el caso de la OMS no existe un mecanismo específico para retirarse. Cuando sucede el protocolo que se aplica es el de la Convención de Viena sobre las Leyes de los Tratados, que exige un período de 12 meses de preaviso antes de terminar con su membrecía.

En la práctica, no obstante, el efecto es automático pues nada le impide a Trump suspender el flujo de la ayuda o impedir que sus funcionarios participen en las reuniones de la OMS. Salvo que el Congreso tome cartas en el asunto. Lo cual no es muy probable pues los republicanos controlan el Senado.

El caso de China es aún más delicado. La decisión del presidente, en teoría, emana de la aprobación en Pekín de una ley que reduce la autonomía de Hong Kong y le otorga poderes al régimen comunista en áreas de seguridad nacional.

La respuesta de Washington fue eliminar los privilegios que tenía la excolonia británica en cuanto a comercio, aduanas y viajes.

Trump anunció a su vez sanciones contra ciertos funcionarios y la cancelación de visas para ingresar al país entre otras medidas.

Los expertos anticipan que China probablemente responderá a las medidas con sanciones propias y agrietará aún más una relación que viene en picada desde que Trump llegó a la presidencia. Es probable, además, que se suspenda el acuerdo comercial al que habían llegado ambos países y retorne la guerra de aranceles.

«Las relaciones EE. UU.-China están en crisis absoluta. A la confrontación que ya existía por comercio, telecomunicaciones, Taiwán, libertad de navegación en el mar del Sur de China y coronavirus, ahora se suma el tema de Hong Kong. Pekín va a responder y de allí seguiremos cayendo en espiral», afirma Richard Fontaine, director del Centro para una Nueva Seguridad Americana.

Tomado de El Tiempo

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