Leópolis (Ucrania), 25 de abril de 2024. – La renovada ayuda militar de Estados Unidos va a contribuir a estabilizar la situación en el este al amortiguar la ofensiva rusa en Donetsk, aunque hace falta más para que Ucrania arrebate la iniciativa a Rusia y se acerque a la victoria, dicen políticos y analistas.
«Es difícil sobrestimar su importancia», dijo sobre el paquete sancionado ayer por el presidente Joe Biden en un análisis para el Instituto Nacional de Ucrania de Estudios Estratégicos el experto Mikola Bielieskov, que afirmó que las nuevas armas ayudarán a Kiev a alcanzar sus objetivos para la campaña militar de 2024.
No obstante, la lógica detrás de la asistencia estadounidense no ha cambiado por el momento: más que tener como meta que Ucrania «gane», aspira a asegurar que «no pierda», subrayó el analista.
Este enfoque ha costado un alto precio a Kiev al crear restricciones artificiales al volumen y a los tiempos de suministro de la ayuda militar, con lo que Moscú ha tenido ocasión de recuperarse de los golpes y ahora amenaza con traspasar las defensas ucranianas, sentenció Bielieskov.
La renovación de la ayuda contribuirá a evitar por ahora una catástrofe para Ucrania, pero los riesgos que conlleva el citado enfoque no desaparecerán, advierte.
Intensificar la ayuda
Ucrania necesita una «coalición de los decididos», escribió por su parte Aliona Germanchuk, presidenta del laboratorio de ideas Nueva Europa, en un análisis para el portal ‘Evropeiska Pravda’ en el que aborda los riesgos de la incertidumbre en EE.UU. sobre el fin que se desea para la guerra.
Germanchuk subrayó que Kiev precisa de misiles ATACMS con un alcance de más de 300 kilómetros, así como del «permiso» de atacar objetivos en territorio ruso con armamento ucraniano y estadounidense y el «desbloqueo» del ingreso en la OTAN.
El ministro de Asuntos Exteriores, Dmitró Kuleba, también ha articulado la necesidad de unas acciones más decididas por parte de los aliados de Ucrania.
«Un solo paquete no puede detener a los rusos. Lo que detendrá a los rusos es el frente unido de Ucrania y de todos sus aliados», dijo el miércoles en una entrevista con el británico The Guardian.
Kuleba instó a Occidente a darse cuenta de que «la era de la paz en Europa ha terminado» y a incrementar la producción de armamento.
El apoyo a Ucrania no debería basarse en el principio de «todo el tiempo que haga falta» sino en el de «lo que haga falta y lo antes posible», indicó por su parte la analista ucraniana Olga Tokariuk en un análisis para el laboratorio de ideas británico ‘Chatham house’ en el que subraya que el futuro de la democracia y de la paz a escala global depende de una victoria ucraniana.
Estabilizar el frente
Según Roman Pogorili, cofundador y analista de la plataforma ‘DeepStateUA’, la llegada de equipos y municiones clave ayudará a Ucrania a alcanzar sus principales objetivos en el futuro próximo y «maximizar los daños al enemigo».
«Es nuestra tierra y debe ser liberada . Y antes o después esto debe ocurrir», declaró a EFE.
Sin embargo, mientras las tropas rusas estén a la ofensiva, es crucial agotar su potencial militar y limitar primero sus avances, argumentó, y agregó que la esperada entrega de ATACMS haría posible atacar bases aéreas y tropas situadas a gran distancia dentro de los territorios ocupados.
Estabilizar el frente cerca de Chasiv Yar y Ocheretine es especialmente importante, cree el analista militar Oleksandr Kovalenko.
«Consolidar nuestras posiciones y repeler la ofensiva puede llevar varios meses. Después se puede empezar con la formación de reservas», escribió en su canal de Telegram.
Aunque las armas no han llegado todavía a Ucrania, los cambios ya se notan en el frente, donde Ucrania ha dejado de racionar las municiones restantes en la misma medida que hasta ahora.
Tokariuk destacó también que los aliados de Ucrania deberían desarrollar una estrategia a largo plazo y sostenible que permita un flujo ininterrumpido de ayuda militar occidental con independencia de los ciclos electorales y las disputas políticas.
«Una asistencia vital no debería nunca volver a ser un rehén de la política interna», subrayó.
Por Rostyslav Averchuk
EFE