Un café con concepto cultural propone transformación en un barrio de Medellín

FECHA:

Un café-restaurante ha propuesto en un barrio popular de Medellín una transformación a través de su concepto cultural, artístico y gastronómico que marca distancia con el pasado violento que lo estigmatizó en épocas del extinto narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, jefe del Cartel de Medellín.

Se trata de Café Kirón, un emprendimiento que desde 2010 optó por «romper paradigmas» cuando nació en un pequeño garaje con apenas tres mesas.

Jhon Posada, un apasionado por la lectura y la escritura, eligió crear un «lugar mágico» en Aranjuez, el barrio cargado de matices en que creció durante una época de conflicto, miedo y supervivencia.

«Los años 90 fueron horribles acá. Nos tocó lo bonito y lo feo», dice el ahora gerente del café.

Aranjuez, cuna de escritores como Juan José Hoyos y de agrupaciones musicales como Crew Peligrosos y Alcolirykoz, no escapó a la violencia que vivió la ciudad en la época del extinto capo Pablo Escobar, pues allí incluso se conformó una temida banda de sicarios que estaba al servicio del narcotraficante.

Mientras otros eligieron salir y olvidarse de su historia, Posada no renunció a sus orígenes y fue dándole vida a un proyecto que le abrió la puerta a cuenteros, poetas y músicos, quienes complementan la oferta en una atmósfera bohemia, de luces tenues y arte en sus paredes.

Con este espacio, según el relato de su creador, su propósito fue «decirle a la ciudad que en Aranjuez no sólo había historias de violencia».

Este ingeniero electrónico emprendió una cruzada a través del arte para generar un «cambio de perspectiva» en propios y extraños, para promover la lectura y la escritura, y mostrar otra cara vibrante de uno de los primeros barrios de Medellín.

CASA DE ARTISTAS

Entre libros de Dostoievski, García Márquez, Shakespeare y Jorge Icaza, entre muchos otros, construyen el viaje a sus visitantes que pueden disfrutar de actividades que van desde lectura de poesía y club literario hasta presentaciones musicales y teatrales.

«Se volvió una casa de arte, una casa de artistas», agregó su propietario, que distribuyo el lugar en tres zonas: África, Arabia y Turquía.

Posada, que publicó en 2016 «Interludio», un libro de poesía en el que involucró terror psicológico, agregó a esos ingredientes artísticos una propuesta de «buena mesa» de la que se desprenden bebidas a base de café y platos tradicionales y otros novedosos con nombres como las alitas Divina Comedia, en alusión al poema escrito por Dante Alighieri.

La propuesta empezó a generar «una especie ruido en la ciudad», que atrajo a visitantes de otros sectores con una mística que cumplió el objetivo, pues actualmente el 45 % los clientes no pertenecen a Aranjuez.

«Acá no había un restaurante conceptual. Nosotros dimos ese primer paso y a partir de eso surgieron otros restaurantes, el barrio ganó reconocimiento por su gastronomía y se generaron otras cosas positivas», afirmó Posada.

Este particular café, que evoca a Quirón, un centauro inteligente y sabio que en la mitología griega fue formado en artes, ha evolucionado en la década de existencia hasta lograr conformar a un equipo de diez personas, responsables de la experiencia de sus visitantes.

Con la asesoría de la Corporación Interactuar, el emprendedor consiguió pulir su idea, mejorar los procesos y darle mayor visibilidad a su propuesta con estrategias de marketing digital que ampliaron los horizontes del bar-restaurante.

Posada tiene en sus planes expandir su empresa con la apertura de cuatro puntos en la periferia de Medellín para mantener su concepto transformador.

«Yo soy de acá y siento a este barrio. Uno tiene el deber de elegir qué hacer por la sociedad, o la dejas tirada y te olvidas de lo que eres o aportas algo», afirmó el escritor.

EFE.

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