Unos 5.000 militares desfilaron este jueves en la plaza Roja de Moscú para conmemorar la parada militar celebrada el 7 de noviembre de 1941, tras la cual los soldados marcharon directamente al frente para combatir a las tropas nazis, que se hallaban ya en las afueras de la ciudad.
El desfile fue precedido por un espectáculo, en el que participaron 600 artistas, que incluyó canciones patrióticas y representaciones teatralizadas e imágenes de la guerra en una pantalla gigantesca situada frente a la tribuna de honor, presidida por el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin.
Cadetes de escuelas militares, efectivos del Ministerio de Defensa, así como 60 jinetes del regimiento de caballería del presidente de Rusia, reconstruyeron la histórica parada, que se celebró en el aniversario de la Revolución Bolchevique de 1917 y en la que participaron 28.500 soldados.
Unos cuarenta blindados, camiones, piezas de artillería y motocicletas de la época de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), incluido el mítico carro de combate T-34, el puño acorazado del Ejército soviético, desfilaron en la plaza Roja.
Junto las autoridades civiles y militares se hallaban veteranos de la Gran Guerra Patria, como en Rusia se denomina el período de la Segunda Guerra Mundial comprendido entre el 22 de junio de 1941 y la capitulación de la Alemania nazi, el 9 de mayo de 1945.
Con las tropas alemanas prácticamente a las puerta de la ciudad, la parada militar de la que hoy se cumplen 78 años fue, según muchos historiadores, clave para la defensa de Moscú, ya que elevó la moral del Ejército soviético, que asestó en las afueras de la capital la primera derrota importante a las tropas de Adolf Hitler.
Para desinformar al enemigo, la parada de 1941 fue anunciada para las diez de la mañana, pero se realizó dos horas antes, en prevención de ataques aéreos.
Ese día, por primera vez en mucho tiempo desde el comienzo de la guerra, el Kremlin prescindió de la medidas de enmascaramiento y encendió la estrellas de rubíes que coronan sus torres.
La batalla de Moscú, que comenzó el 30 de septiembre de 1941 y concluyó el 20 de abril de 1942, se cobró cerca de un millón y medio de muertos.
El Ejército soviético, cuyas pérdidas casi duplicaron a las de la Wehrmacht, consiguió frustrar los planes de Hitler de conquistar Moscú en una guerra relámpago y obligó a las tropas alemanas a replegarse a entre 150 y 300 kilómetros de la entonces capital soviética.
«Fue nuestra primera victoria estratégica sobre la Wehrmacht», escribió en sus memorias el mariscal Gueorgui Zhukov, considerado por muchos historiadores como el principal artífice de la victoria soviética en la Gran Guerra Patria.
EFE.