El incendio que se declaró este sábado en la catedral gótica de Nantes, para el que se baraja un posible origen criminal, ha reavivado en Francia el doloroso recuerdo por el que se produjo hace 15 meses en Notre Dame de París, aunque esta vez fue controlado rápidamente y mucho menos destructivo.
El fiscal Pierre Sennes anunció la apertura de una investigación por incendio voluntario teniendo en cuenta que los primeros bomberos que entraron en la catedral se encontraron con tres focos de fuego diferentes, uno en la tribuna elevada donde estaba el gran órgano de la catedral, que resultó totalmente calcinado, y otros dos en puntos diferentes de la nave.
Sennes se mostró, en cualquier caso, prudente, y puntualizó que no se pueden sacar conclusiones «porque todavía tenemos que hacer muchas investigaciones que pueden aportar elementos nuevos».
Las primeras que se han llevado a cabo -según indicó el mismo fiscal- no han permitido detectar ninguna traza de que se forzara el acceso a la basílica.
Esa misma prudencia marcó el tono de la declaración del primer ministro, Jean Castex, que cambió su agenda oficial de hoy para desplazarse hasta Nantes, acompañado de los titulares de Interior, Gérald Darmanin, y de la Cultura, Roselyne Bachelot.
Castex mostró su solidaridad con la población y con la comunidad católica, y rindió homenaje al centenar de bomberos implicados en los trabajos.
En una breve declaración, consideró que ahora llega el momento de la investigación, que está en manos de la Fiscalía, y de la que dijo que no tiene «ningún elemento de información». En cuanto a la reconstrucción, afirmó que quiere que sea «lo más rápida posible» y aseguró que el Estado asumirá la parte que le corresponde.
Todo empezó a primera hora de la mañana. A las 7.45 (5.45 GMT) los bomberos fueron alertados por personas que vieron llamas a través del rosetón de la fachada de esta catedral, construida en el siglo XV en el centro de la que es la mayor ciudad del noroeste de Francia.
Las llamas se cebaron sobre todo en el gran órgano y en la plataforma sobre la que se asentaba, que quedó seriamente dañada, explicó el responsable de los bomberos en el departamento de Loire Atlantique, el general Laurent Ferlay.
Los mayores desperfectos se los llevaron igualmente los vitrales de la fachada del siglo XVI, así como un cuadro del pintor del siglo XIX Hippolyte Flandrin que es una de los elementos «irrecuperables», lamentó Bachelot.
Pero la inmensa mayoría de las obras de arte están a salvo y la estructura de la basílica también porque, como contó el portavoz de la Federación Nacional de Bomberos, Eric Brocardi, «a priori» no han resultado afectados los elementos constructivos fundamentales que son los muros y la techumbre, sino sobre todo una parte del mobiliario interior.
Desde que el fuego estuvo controlado a media mañana, Ferlay explicó que «no estamos en un escenario como el de Notre Dame» el 15 de abril del pasado año, cuando quedó destruida por las llamas buena parte de la techumbre de Notre Dame de París.
El general de bomberos añadió que la situación tampoco es comparable a la del incendio que sufrió la propia catedral San Pedro y San Pablo de Nantes el 28 de enero de 1972.
Entonces fue un fuego accidental provocado por un soplete de un obrero que trabajaba en labores de restauración el que causó el hundimiento de toda la cubierta al arder las vigas de madera que la soportaban, y que fue a continuación sustituida por una estructura en hormigón armado mucho más resistente a ese tipo de siniestros.
La alcaldesa, Johanna Rolland, que evocó esa tragedia de hace casi medio siglo, afirmó que el sentimiento que dominaba este sábado a los habitantes de su ciudad era la «emoción» y la «tristeza» porque la catedral es un símbolo para los católicos pero también para todos los nanteses.
«Es una parte de nuestra historia, una parte de nuestro patrimonio», añadió Rolland, que no se privó tampoco de insistir en «la profesionalidad» de los equipos de bomberos que lucharon contra el fuego y consiguieron salvar lo esencial.
EFE