Redacción Ciencia, 10 de abril de 2025.- La Pequeña Nube de Magallanes (PNM) es una de las galaxias vecinas cercanas a la Vía Láctea y una nueva investigación, que revela datos sobre el movimiento de estrellas masivas en ella, sugiere que esta podría estar desgarrándose.
Según los datos de un equipo dirigido por Satoya Nakano y Kengo Tachihara, de la Universidad de Nagoya (Japón), la atracción gravitatoria de la Gran Nube de Magallanes (GNM) -la mayor compañera de la PNM- podría estar rasgando a esta segunda.
El descubrimiento, según los investigadores, revela un nuevo patrón en el movimiento de las estrellas masivas que podría transformar la comprensión de la evolución y las interacciones galácticas. Los resultados se publican en la revista The Astrophysical Journal.
«Cuando obtuvimos este resultado, sospechamos que podría haber un error en nuestro método de análisis», relata en un comunicado Tachihara: «Sin embargo, tras un estudio más detallado, los resultados son indiscutibles y nos sorprendieron».
La PNM sigue siendo una de las galaxias más cercanas a la Vía Láctea. Esta proximidad permitió al equipo de investigación identificar y rastrear aproximadamente 7.000 estrellas masivas dentro de ella.
Estas estrellas, que tienen más de ocho veces la masa de nuestro Sol, suelen sobrevivir solo unos pocos millones de años antes de explotar como supernovas. Su presencia indica regiones ricas en gas hidrógeno, un componente crucial para la formación estelar, explica un comunicado de la universidad japonesa.
Los científicos observaron que las estrellas en la Pequeña Nube de Magallanes se movían en direcciones opuestas a ambos lados de la galaxia, como si se estuvieran separando.
Algunas de estas estrellas se acercan a la Gran Nube de Magallanes, mientras que otras se alejan de ella, lo que sugiere la influencia gravitatoria de la galaxia más grande.
Este movimiento inesperado «respalda la hipótesis» de que la Pequeña Nube de Magallanes está siendo perturbada por la Gran Nube de Magallanes, lo que lleva a su destrucción gradual, detalla Tachihara.
Otro hallazgo sorprendente, según los astrónomos, fue la ausencia de movimiento rotacional entre las estrellas masivas. A diferencia de nuestra Vía Láctea, donde el gas interestelar gira junto con las estrellas, el estudio reveló un patrón distinto.
Normalmente, las estrellas masivas jóvenes se mueven junto con el gas interestelar del que nacieron, ya que aún no han tenido tiempo de desacoplarse de su movimiento. Sin embargo, las estrellas masivas de la Pequeña Nube de Magallanes no siguen un modelo de rotación, lo que indica que el propio gas interestelar tampoco está rotando.
«Si de hecho, la Pequeña Nube de Magallanes no está rotando, las estimaciones previas de su masa y su historial de interacción con la Vía Láctea y la Nube de Magallanes podrían necesitar una revisión», concluye Nakano.
El estudio tiene implicaciones más amplias para comprender la dinámica de las interacciones entre galaxias vecinas, particularmente en el universo primigenio. Los astrónomos consideran que la Pequeña Nube de Magallanes es un modelo ideal para estudiar la infancia del universo, ya que comparte muchas condiciones con las galaxias primigenias, como la baja metalicidad y el débil potencial gravitacional.
Por lo tanto, los descubrimientos sobre la interacción entre la Pequeña y Gran Nube de Magallanes podrían asemejarse a los procesos que moldearon las galaxias hace miles de millones de años, proporcionando información valiosa sobre su evolución a lo largo del tiempo cósmico.
EFE