Managua, 12 marzo.- Unicef lanzó este viernes un llamado de auxilio a la comunidad internacional para que refuercen su apoyo a la Región Autónoma del Caribe Norte (RACN) de Nicaragua, la más pobre, aislada, de unos 500.000 habitantes, en su mayoría indígenas, y que fue azotada hace cuatro meses por los poderosos huracanes Eta e Iota.
«Unicef hace un llamamiento urgente a la comunidad internacional para que refuerce su apoyo financiero a los niños, niñas y adolescentes de Nicaragua para mejorar su acceso a la educación, la nutrición, la protección, el agua y el saneamiento», abogó ese organismo, en una declaración.
La directora para América Latina y el Caribe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la hondureña Jean Gough, que realizó una gira de seis días por las comunidades nicaragüenses afectadas por los huracanes, advirtió que unas 500.000 personas, entre ellas niños, siguen con acceso limitado al consumo de agua segura.
Aseguró que el Gobierno de Nicaragua y otros socios humanitarios «han logrado avances tangibles en el terreno para responder a las necesidades inmediatas y reconstruir la infraestructura dañada como escuelas, viviendas y sistemas de agua».
No obstante, explicó, con el inicio de la temporada seca, «se incrementa la necesidad urgente de apoyar al país y acelerar los esfuerzos para mejorar el acceso sostenible al agua potable, alimentos, protección, educación, salud, y fuentes de ingreso incluso en las áreas más remotas».
NIVEL DE DESTRUCCIÓN INIMAGINABLE
La directora regional de Unicef visitó Nicaragua y evaluó el progreso de la respuesta humanitaria en las comunidades de Kiwastara y Andre, junto al río Coco en el municipio de Waspam, así como Wawa Bar y Karatá, en el municipio de Bilwi o Puerto Cabezas.
«El nivel de destrucción que dejaron estos poderosos huracanes, uno tras otro, va más allá de nuestra imaginación», sostuvo Gough.
«Los barcos se alejaron a cientos de metros de la orilla, los árboles se rompieron como cerillas y los techos volaron por las destructivas corrientes marinas, los vientos y las tormentas», comentó la funcionaria, que advirtió que durante los próximos meses, las familias afectadas por los huracanes no podrán depender de la lluvia como fuente de agua potable.
«El acceso limitado al agua segura puede exponer a los niños y niñas a mayores riesgos de diarrea y desnutrición en las próximas semanas», alertó.
720.000 NIÑOS NECESITAN AYUDA
Asimismo, indicó que alrededor de 1,8 millones de personas, incluidos 720.000 niños, todavía necesitan ayuda humanitaria, especialmente entre las comunidades indígenas del Caribe Norte de Nicaragua.
«Las niñas, los niños y los adolescentes se encuentran entre los más afectados y los más invisibles, con efectos inmediatos y de largo plazo derivados de la emergencia climática. Más de 260 escuelas perdieron sus tejados y resultaron parcialmente dañadas o totalmente destruidas», expuso Unicef.
Ese organismo aseguró que ha brindado asistencia humanitaria en agua y saneamiento, nutrición, educación en emergencias, protección y apoyo psicosocial.
«En el terreno vi cómo se reparaban tejados de escuelas y pozos de agua contaminados. Los esfuerzos de reconstrucción están claramente en marcha. En medio de esta trágica situación, fui testigo de cómo una simple mochila escolar puede poner una sonrisa en el rostro de un niño o una niña y llenar de esperanza a toda la comunidad», indicó Gough.
Unicef también reconoció la decisión del Gobierno de Nicaragua de mantener abiertas las escuelas el año pasado y reiniciar el año escolar presencial el mes pasado, incluso en las zonas afectadas por los huracanes.
REQUIEREN AYUDA MILLONARIA
El año pasado, tras el paso de los huracanes, Unicef hizo un llamamiento de emergencia por 17 millones de dólares para brindar asistencia humanitaria a 430.000 personas, incluidos 120.000 niños y niñas.
Hasta ahora, Unicef solo ha recibido el 47 % de la financiación necesaria.
La RACN fue la zona más afectada por el paso del huracán Eta el 3 de noviembre pasado, y del Iota el 16 del mismo mes, ambos en categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, de un máximo de 5.
El Gobierno de Nicaragua ha estimado en 742 millones de dólares las pérdidas causadas por los huracanes, que además dejaron 21 muertos, sin incluir al menos siete víctimas, tres de ellas durante el paso de Eta, que no fueron reconocidas por las autoridades.