La deserción escolar es otro de los efectos colaterales que ha traído la pandemia del covid-19 en Colombia. En algunas de las capitales del país, a unos 13.000 estudiantes de colegios oficiales se les perdió el rastro, pues no aparecen en las clases virtuales ni sus padres volvieron a recoger las guías académicas que los docentes preparaban.
Las secretarías de Educación del país coinciden que los factores que ocasionan el fenómeno pasan por la falta de conectividad o equipos para las clases virtuales, situación que han intentado resolver a través de donaciones de computadores, celulares o tarjetas SIM que permitan acceder a internet.
En Medellín, la preocupación de los docentes radica en las brechas que se están acrecentando entre estudiantes de barrios populares y otros que tienen más facilidades para el acceso a clases virtuales.
Albeiro Victoria, presidente de la Asociación de Institutores de Antioquia (Adida), manifestó que la pandemia en Medellín dejó en evidencia las brechas que hay entre la población estudiantil. “En sectores como El Poblado (zona de estrato económico alto), los estudiantes ya tienen conectividad casi del 100 por ciento, pero en barrios populares la conectividad es muy reducida, en un 60 por ciento”, explicó.
La Secretaría de Educación de Medellín estima, luego de censos y encuestas, que 8.241 niños desertaron del colegio durante la pandemia. Alexandra Agudelo, jefa de esta cartera, agregó que otro factor es la desmotivación, teniendo en cuenta que en muchos casos los padres no brindan el apoyo a sus hijos para estudiar.
Rennier Ligarretto, experto en Educación y docente de la Universidad Javeriana, señaló que el país no estaba preparado para la enseñanza virtual, debido a que las políticas públicas en cuanto a esta materia son relativamente nuevas, por lo que siguen siendo evidentes las brechas en la conectividad.
El experto manifestó que lo que se está haciendo en varios colegios es más bien un modelo de educación remota, con plataformas virtuales que suplen la presencialidad o interacción, pero para catalogarse como educación virtual faltan, por ejemplo, sistemas web que permitan hacer gestión de aprendizajes de los estudiantes,
expertos temáticos y construcción de plataformas que demoran un tiempo en implementarse.
“Más allá del atraso sincrónico, hay todo un ambiente virtual de aprendizaje que posibilita presentar nuevas interacciones entre docentes y estudiantes, ese modelo no lo tiene Colombia. Se están dando pasos importantes, pero no había bases ni modelos pensando en términos de calidad educativa ni pertinencia pedagógica en espacios virtuales”, dijo.
Por otro lado, en Barranquilla la Secretaría de Educación está en la tarea de buscar, puerta a puerta, a 5.000 estudiantes que hace 5 meses dejaron las clases.
En la labor se evidenció que muchos de los estudiantes de los colegios oficiales que han desertado son hijos de inmigrantes venezolanos, así lo explicó Bibiana Rincón, secretaria de Educación de Barranquilla.
La funcionaria añadió que esta población, en muchos casos, sufre la pandemia por la falta de recursos y no les es posible adquirir un computador o internet que les permita a sus hijos acceder a la academia, en cierta medida porque su lucha es por conseguir un alimento diario. Otros migrantes optaron por regresar a Venezuela.
Si bien en las ciudades preocupa la deserción escolar por los obstáculos con la conectividad, la brecha puede ser mucho mayor en la ruralidad. Según el análisis del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana, solo un 17 por ciento de los estudiantes en zonas rurales tienen internet y computador, por lo que las dificultades con la conectividad son todavía más grandes.
Para el experto Ligarretto, los años en los que no hubo inversión para mejorar la conectividad no se van a superar en estos meses. “Deben existir políticas públicas para suplir esta necesidad, por lo que de momento esta variable se mantendrá”, señaló.
En Cali, la preocupación está sembrada en colegios privados de estratos 3 y 4, donde las matrículas de las instituciones de calendario B disminuyeron ostensiblemente, según la Secretaría de Educación.
William Rodríguez, secretario de Educación de Cali, señaló que los colegios públicos –pese a las dificultades– no han tenido numerosas deserciones. El funcionario explicó que en las 92 instituciones oficiales hay 164.500 estudiantes, a quienes se les están enviando a diario las raciones del PAE, un alivio para las familias vulnerables.
Rodríguez reconoció que podrían existir casos de deserción, pero están afinando las herramientas para precisar cuántos jóvenes dejaron sus estudios. De hecho, en la ciudad se emprendió la estrategia de ubicar hogares con problemas de conectividad para sus clases virtuales, dotándolos con 51.300 tarjetas SIM con internet y así accedan a las tutorías a través de los celulares de sus padres.
En Bucaramanga, entre tanto, Ana Rueda –secretaria de Educación– explicó que la deserción escolar al comienzo de la pandemia fue preocupante. De allí que se dotara a unos 2.500 estudiantes que no aparecían con tarjetas SIM para acceder a internet. En la actualidad, 879 alumnos no volvieron a clases.
Bogotá, sin deserción
De otro lado, en Bogotá no se ha evidenciado aumento de la deserción escolar. Según la Secretaría de Educación, en el primer semestre de 2020, por el contrario, se registró un crecimiento de la cifra de matrículas en los colegios públicos, con 3.976 estudiantes nuevos.
Una de las estrategias implementadas es la búsqueda de población desescolarizada casa a casa y en plazas de mercado. Además, hay acompañamiento a las
instituciones, a través de seguimiento telefónico a la población de mayor riesgo de deserción. Una de las claves ha sido la plataforma ‘Aprende en casa’.
Tomado de El Tiempo