Bogotá, 23 junio.- Las víctimas de los secuestros de la desmovilizada guerrilla de las FARC expresaron este miércoles sentimientos encontrados durante un encuentro, a instancias de la Comisión de la Verdad, con sus victimarios en Bogotá al que fue invitada Íngrid Betancourt, quien estuvo en poder de ese grupo seis años.
Según la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), se calcula que existen al menos 21.396 víctimas de privaciones de la libertad relacionadas con las FARC.
El encuentro entre víctimas y victimarios busca promover el reconocimiento de responsabilidades por parte de las FARC y la dignificación de las víctimas de este flagelo.
Al encuentro acudieron varios jefes de las FARC, entre ellos Rodrigo Londoño, quien fue el último comandante de la antigua guerrilla hoy transformada en partido político.
LAS VOCES
Para el hijo de Guillermo «La chiva» Cortés, Carlos Cortés, los acuerdos de paz constituyen un paso gigantesco para lograr ese cometido, aunque dijo que era necesario «exigir la verdad».
«No todo está perdido para Colombia porque hemos demostrado que con diálogo podemos llegar a acuerdos. Pero hay que desarmar los corazones y exigir la verdad», aseguró.
«La chiva» Cortés fue secuestrado por las FARC el 22 de enero del 2000 cuando estaba en su finca El Zancudo en el municipio de Choachí, cercano a Bogotá. Fue liberado el 13 de agosto del mismo año.
«Ustedes señores de las FARC convirtieron el dolor de 20.000 familias en mercancía intercambiable por dinero llevando a la máxima degradación al ser humano al humillarlo a niveles impensables», remarcó Cortés.
El ganadero Roberto Lacouture, al que las FARC secuestró en el departamento del Cesar (norte) en 1989, recordó con lágrimas que lo tuvieron amarrado y que después de que fue liberado esa guerrilla siguió persiguiendo a su familia.
«Tuvimos 15 secuestros, un tío fue asesinado. No estuvimos y no estamos de acuerdo con este proceso de paz, con cómo se llevó a cabo. Nosotros queríamos que no fueran al Congreso, que fueran a la cárcel. Creemos que necesitan un castigo por lo que nos hicieron, por toda la violencia generada en este país», dijo.
Añadió: «Yo de pronto no puedo perdonar o de pronto puedo perdonar, no sé qué va a pasar, pero lo que no voy a hacer es olvidar todas las atrocidades que se han cometido».
Igualmente dijo que «estoy aquí porque así como no creo en esta justicia, estoy aquí para decir que tienen que continuar (…) ellos no pueden volver a las armas, ustedes no pueden volver a las armas, pero también tienen que dejar el discurso de las armas, que todavía lo usan en el Congreso y en la forma de las declaraciones».
Diana Daza, esposa de Lacouture, aseguró: «Cuánto peso tenemos que cargar las familias cuando sucede un hecho como estos. 31 años después creo que no he terminado de hacer mi duelo».
Destacó el trabajo de la Comisión de la Verdad pues eso la hizo crecer como persona y pidió a las víctimas de las FARC que «deben darse la oportunidad de asistir a un proceso de estos para que sanen su corazón».
HAGAN LO «HUMANO E INHUMANO POR LA PAZ»
Otra de las víctimas fue Armando Acuña, secuestrado por las FARC cuando era concejal de Garzón, en el departamento del Huila, en 2009, quien pidió que no revictimicen a «una persona que ha sufrido el horror» del secuestro.
«Aunque el perdón es muy personal, yo he perdonado para no seguir generando odios y rencores, para buscar en medio de la reconciliación buscar la paz que merece este país», dijo.
Agregó: «Quiero pedirles (a las FARC) que hagan todo lo humano e inhumano por la paz de este país».
En el acto también llevó la palabra Ángela Cordón, hija del ingeniero Guillermo Cordón, quien fue secuestrado en el Huila cuando ella tenía 14 años y todavía no sabe qué pasó con su padre.
«Hoy soy la voz de los que ya no están, de aquellos que no pueden quedar en el olvido. Quiero sanar y construir tejido social. Aquí todos hemos perdido, nadie ha ganado, ni los excombatientes ni las víctimas. La oportunidad hoy es para todos», dijo.