Buenos Aires, 5 dic – Las políticas de ‘shock’ puestas en marcha hace un año por Javier Milei han devuelto el equilibrio a las cuentas públicas de Argentina, pero a costa de un ajuste feroz que ha golpeado la economía real, con destrucción del empleo, ingresos carcomidos por la inflación y más de la mitad de la población sumida en la pobreza.

El economista ultraliberal llegó a la Presidencia el 10 de diciembre de 2023 y, sin anestesia, se volcó a recobrar el superávit fiscal, objetivo logrado en pocas semanas gracias a un ajuste «sin precedentes», como se jacta el propio Milei.

Desde un déficit primario del 2,9 % del PIB y un resultado financiero negativo del 6,1 % del PIB en 2023, Argentina logró acumular en los primeros diez meses de 2024 un superávit primario del 1,8 % del PIB y uno financiero del 0,5 %.

¿La receta? Un recorte en el gasto primario del 29 % en términos reales acumulado hasta octubre, según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal.

Ese recorte afectó particularmente a la inversión en obra pública, los subsidios a la energía y el transporte, los programas sociales, las pensiones y los salarios de empleados públicos.

La nueva Administración ha trabajado también en reducir los excedentes monetarios y los pesados pasivos del Banco Central, cortando la emisión monetaria para financiar el Tesoro y recomponer las reservas monetarias.

La dura política fiscal y monetaria -festejada por los mercados financieros- tuvo efecto en el comportamiento de los precios.

La inflación pasó de una tasa mensual del 25,5 % en diciembre de 2023 -mes en el que hubo una brusca devaluación- al 2,7 % en octubre pasado, una desaceleración que el Gobierno celebró como un éxito. Aún así, la inflación se situó en octubre en el 193 % interanual y acumula en lo que va del año un alza del 107 %.

«Hay que romper el relato. El Gobierno de Milei en once meses ha acumulado la misma inflación que en los primeros 55 meses del Gobierno de Cristina Fernández (2007-2015)», dice a EFE el economista Alfredo Serrano Mancilla, director ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG).

 Más allá de la «estabilidad» que pregona el Gobierno, en Argentina resulta más caro «comprar el diario, un litro de leche, una lata de atún o ir al cine» que en países como España, sostiene Serrano Mancilla.

El ‘lado B’ del ajuste

El ajuste de Milei tiene su ‘lado B’ en la economía real: la actividad ha acumulado una caída del 3,1 % en los primeros nueve meses del año.

El Gobierno asegura que ya hay reactivación, pero los mismos datos oficiales muestran que los sectores clave no han logrado aún levantar cabeza: la construcción, golpeada por la paralización de la obra pública, acumula un desplome del 29,5 %, y la industria, afectada por el hundimiento de la demanda, un derrumbe del 12,7 %.

Según cifras oficiales, desde el inicio del Gobierno de Milei hasta agosto pasado se perdieron 242.000 empleos asalariados formales, mientras los trabajadores por cuenta propia registrados se incrementaron en 194.000, y el trabajo informal escaló al 36,4 %.

Con mayor precariedad laboral y pérdida del poder adquisitivo de los hogares ante la elevada inflación, el resultado ha sido dramático en términos sociales.

De acuerdo a los últimos datos oficiales disponibles, la pobreza se ubicó en el primer semestre en el 52,9 %, la tasa más alta desde 2003, mientras que la indigencia trepó al 18,1 %. En solo medio año, la población bajo la línea de pobreza se incrementó en 5,4 millones de personas, en un país de 46,2 millones de habitantes.

«Estamos asistiendo a una reconfiguración acelerada de la distribución del ingreso en Argentina, con prácticamente la desaparición de la clase media», advirtió Serrano Mancilla.

Explicó que no solo hay una «gran montaña de pobres» sino, además, de «casi pobres»: aquellos cuyos ingresos apenas superan el umbral técnico de una cesta básica pero que, en la práctica, padecen penurias para cubrir sus necesidades.

«Hay una gran montaña de gente pobre o casi pobre, una clase media raquítica por lo pequeña que es, y unos pocos privilegiados. Ésa es la nueva reconfiguración del ingreso en Argentina, que no ha sido ocasionada por el Gobierno de Javier Milei, pero que sí se ha acelerado en un año de Milei en el Gobierno», aseveró.

Natalia Kidd

EFE

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