[Video]Heridos oculares del estallido chileno, «abandonados» por falta de justicia y de ayudas

FECHA:

Santiago de Chile, 3 agosto de 2023.- La larga espera para que se haga justicia, la falta de apoyo psicológico y el retraso de las ayudas han sumido a muchos mutilados oculares del estallido social chileno en una sensación de abandono, que ha derivado en el suicidio de cuatro víctimas y encendido todas las alarmas.

La Coordinadora de Víctimas de Trauma Ocular, una de las organizaciones que aglutina a algunos de los más de 400 heridos oculares por disparos de balines o bombas lacrimógenas en las protestas de 2019, informó a finales de junio de la muerte de uno de sus integrantes «luego de luchar durante más de 3 años por justicia y reparación integral sin obtener resultados».

Gerardo Van der Meer, víctima de trauma ocular durante el estallido social en Chile, posa durante una entrevista con EFE, el 10 de julio 2023, en Santiago (Chile). EFE/Elvis González.

«Jorge no tuvo justicia oportuna ni el acompañamiento y contención profesional que requería, al igual que la mayoría de los sobrevivientes de violencia policial, que además vemos cómo la impunidad se ha profundizado en el país», indicó la asociación en sus redes sociales.

«EL ESTADO ESTÁ AL DEBE»

A Jorge, de 27 años, un agente del cuerpo policial de Carabineros le disparó a menos de 25 metros de distancia en enero de 2020, cuando Chile llevaba tres meses inmerso en la peor ola de protestas desde el fin de la dictadura (1973-1990).

La agresión fue en Plaza Italia, la rotonda de Santiago epicentro de las masivas manifestaciones, muy cerca de donde también fue herido Gerardo Van der Meer, de 23 años.

«Nosotros salimos juntos (a las calles) por un bien común y para frenar la injusticia en este país y lo que me paso a mí y a mis compañeros le pudo pasar a cualquiera», afirmó a EFE Van der Meer.

Las protestas, que comenzaron tras la subida del precio del boleto de metro y derivaron en un clamor popular por mejores servicios básicos, dejaron una treintena de muertos y miles de heridos, además de episodios de violencia extrema y señalamientos contra las fuerzas de seguridad por violaciones a los derechos humanos.

De las casi 11.000 causas abiertas, a diciembre de 2022 «sólo un 0,15 % cuenta con sentencias condenatorias», lo que muestra «un panorama de mucha impunidad», según Amnistía Internacional.

En una declaración remitida a EFE, la ONG explicó que uno de los problemas principales en las investigaciones es que «agentes de Carabineros, en numerosos casos, han sido reticentes a entregar toda la información».

«Muchas de las personas que resultaron lesionadas en sus ojos, golpeadas o víctimas de violencia sexual, vieron sus proyectos de vida completamente truncados. Sin embargo, el Estado sigue estando al debe», añadió.

«¿CUÁNTOS MÁS DEBEN MORIR?»

El Gobierno del expresidente Sebastián Piñera (2018-2022) puso en marcha un programa de reparación para los mutilados oculares, que era «precario» y «solamente se creó para blanquear a ese gobierno», lamentó Marta Valdés, vocera de la Coordinadora de Víctimas y Familiares de Trauma Ocular, otra asociación que reúne a víctimas.

En agosto del año pasado, al poco de acceder al poder, el presidente Gabriel Boric, exlíder estudiantil que también marchó durante el estallido, lanzó el Plan de Acompañamiento y Cuidado para Sobrevivientes de Trauma Ocular (PACTO), que incluye ayudas monetarias y atención en salud mental.

Las víctimas, sin embargo, siguen denunciando que es insuficiente: «No hay que olvidar que esta mutilación es de por vida, y así tienen que estar asegurados nuestros compañeros», expresó Valdés.

«Jorge vivía con deudas, no podía encontrar trabajo, tenía que pagar arriendo, corresponder con los gastos de su hija y esa prestación (la que recibía del Gobierno) no le alcanzaba. Se cansó de esperar», lamentó Van der Meer.

El Ministerio de Salud, encargado del programa, fue consultado en reiteradas ocasiones por EFE, pero se negó a colaborar en este artículo.

Para Natalia Avera, herida ocular, uno de las fallos del programa es que está demasiado centralizado en Santiago, lo que obliga a víctimas de regiones a trasladarse constantemente en un país donde las distancias no son cortas.

Avera, además, se ha tenido que costear gastos médicos ella misma porque el plan, en su opinión, no es tan integral como dice ser: «Si el golpe de la lacrimógena, por ejemplo, me fracturó los dientes, también tiene que estar incluida la asistencia dental».

«Estos suicidios se han producido por la agresión de un agente del Estado (…) ¿Cuánta gente más ha de morir para que el gobierno tome acciones?», se preguntó.

A Van der Meer hay otro asunto que le carcome: la “amnesia” ciudadana sobre lo que pasó en el estallido y el cambio de opinión de muchas personas, que antes empatizaban con los heridos oculares y ahora los «criminalizan». Frente a ello, pide estar bien informado para no caer en “el negacionismo, el olvido y abandono”.

Elvira Osorio Seco

EFE

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