Bogotá, 23 junio de 2021.- El descontento social en Colombia hace necesario un «proyecto de juventudes» que no solo permita solucionar la situación actual sino también «resolver el porvenir de un sector considerable de la población», advierte el escritor William Ospina en una entrevista con Efe.
«Un proyecto de juventudes sería esencial en Colombia no solamente para aclimatar la convivencia de todos sino para resolver el porvenir de un sector considerable de la población», expresa Ospina, nacido en Herveo, en el departamento del Tolima, en 1954.
El escritor presenta «Ensayos» (Penguin Random House), una compilación de los textos que ha escrito en los últimos 30 años sobre poesía y temas de coyuntura sobre su país que hoy recobran vigencia ante la crisis que estalló el 28 de abril con las protestas contra la política social y económica del presidente Iván Duque.
«Yo lo que veo es que hay el despertar de una inconformidad ciudadana que se ha venido gestando durante mucho tiempo porque Colombia ha aplazado unas reformas esenciales para la convivencia durante muchísimo tiempo», afirma.
JÓVENES EN PELIGRO
Ospina, ganador del Premio Rómulo Gallegos de 2009 con «El país de la canela», considera que la violencia en Colombia corre por cuenta de la situación que viven miles de jóvenes que están «abandonados en las fronteras del peligro, del desamparo, sin educación, sin ingreso y sin oportunidades».
«Son el sector del que se nutren todos los actores armados: las guerrillas, los paramilitares, la delincuencia, el microtráfico, el Ejército mismo nace de ese sector de la sociedad», manifiesta.
En Colombia hay once millones de jóvenes de entre 14 y 26 años de edad que representan el 21,8 % de la población del país, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Justamente esa franja etaria es de las más golpeadas desde el punto de vista social por la pandemia de la covid-19 porque han visto aumentar la pobreza en sus hogares, el desempleo, la pérdida de oportunidades educativas y hasta la libertad de salir a divertirse, argumentos suficientes para ir a protestar.
En ese sentido, el escritor y ensayista critica al Gobierno porque cree que es experto «en no conversar nunca con el pueblo, no escuchar nunca el clamor de la ciudadanía, dejar que los problemas crezcan, se enquisten y se conviertan incluso malignos».
«Lo que está haciendo este Gobierno es exactamente lo mismo que han hecho todos los gobiernos anteriores, que siempre terminan dialogando con secuestradores, asesinos, después de años de guerra por no haber dialogado a tiempo con el pueblo cuando exigía soluciones», advierte.
«ETERNA REPETICIÓN»
Ospina también lamenta que la historia de Colombia sea siempre «la eterna repetición», pues el país «cada cierto tiempo vuelve a vivir una guerra, declarada o no; vuelve a vivir un enfrentamiento salvaje entre posiciones inconciliables».
En ese sentido se refirió al acuerdo de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC, que considera «no fue una ilusión pero sí fue un proceso muy imperfecto porque dejó muchas cosas por fuera».
«Es una tradición de la dirigencia colombiana cada 10 ó 15 años hacer un proceso de paz, incorporar a unos rebeldes armados a la legalidad, casi siempre dejándolos sin una función que cumplir, más bien dejándolos desamparados en las calles y descargando en ellos buena parte de la responsabilidad de lo que ocurrió», expresa.
Explica además que «la incapacidad del establecimiento de asumir críticamente su propia responsabilidad en los hechos» de violencia, lo que hace es perpetuar «un modelo económico que ni consulta el territorio, ni las necesidades de la gente, que solo responde a las preocupaciones y a los problemas de un sector».
«Construimos una economía básicamente para importación y para la exportación, pero nunca para la producción y nunca para satisfacer las necesidades de la comunidad (…) la ciudadanía requiere un modelo económico productivo que le permita acceder a todos esos recursos», señala Ospina.
Es por ello que considera que vivimos una «época compleja» porque los males de Colombia «son los males que padece el mundo» porque los jóvenes sienten que les arrebatan el futuro porque el «modelo de la civilización en que estamos inscritos no resuelve los problemas del mundo».
«Eso exige mucha creatividad y mucho pensamiento, las meras políticas del pasado, los meros instrumentos del pasado y yo diría que las meras instituciones del pasado no bastan, no son suficientes para lo que pasa hoy en el mundo», concluye el escritor.
Jorge Gil Ángel