Del 6 al 8 de febrero, en Medellín aparecieron los cuerpos de tres hombres: uno desmembrado y disperso en unas bolsas negras de basura, otro envuelto en una sabanas y dentro de una maleta, y el último, forrado con bolsas de plástico negro y amarrado con una soga.
La persona que fue enmaletada apareció en Bulerías, El sujeto forrado en plástico se encontró en el barrio Santa Rita del municipio de Bello, y el cuerpo que fue desmembrado fue hallado en el sector conocido como La Colinita, de Guayabal, que es la comuna 15 de Medellín, justo a una cuadra del lugar donde otro cuerpo fue hallado en las mismas condiciones, sólo cuatro meses atrás, el 29 de septiembre de 2015.
Si acá no hay una sistematicidad de tipo de homicidio, no se entiende bien las declaraciones de Germán Giraldo, director seccional de Fiscalías de Antioquia, a RCN noticias: “tenemos la plena seguridad que en Medellín no existe absolutamente ninguna casa de desmembramiento, a eso, apuntan todas las investigaciones de nuestros organismos, venimos investigando desde todos los ángulos (…) desde ese punto de vista tenemos información que no hay en Antioquia casas de desmembramiento”
Mal inició para empezar a resolver un problema.
El problema va más a fondo, algunos de estos hallazgos tienen relación y van de la mano con el delito de desaparición forzada. De acuerdo a información recolectada por Análisis Urbano, durante la mañana del 8 de febrero, en la segunda etapa del barrio Santo Domingo, por la parte baja de la Torre, tres jóvenes se dirigían al barrio la Francia y después no se les volvió a ver. En el transcurso de la tarde, uno de ellos, un joven de 18 años que al parecer se llama Johan Alexis Ortiz, fue el que apareció embolsado en el municipio de Bello.
De sus compañeros aún no se sabe nada. Los otros dos, Osman Esteban García y Jordán Librado Ariza Caro, jóvenes también, continúan desaparecidos, y por este último ya hay una denuncia formal por desaparición, la cual fue instwpada en la Fiscalía General de la Nación ese mismo lunes, 8 de febrero de este año.
Teniendo en cuenta el destinó que corrió Johan Alexis, no es difícil deducir que sus compañeros, Osman y Jordan fueron sometidos a desaparición forzada, porque su retención fue simultánea y porque aún no se sabe nada de ellos.
Pero el asunto se agrava. Análisis Urbano recibió información que, supuestamente, indica que el cuerpo desmembrado hallado en La Colinita, sólo dos días atrás, el 6 de febrero, era de un joven cercano y amigo Johan Alexis.
Y también existe otro detalle, los cuerpos hallados ese 6 de febrero, el sujeto desmembrado y aquel que fue encontrado envuelto en sábanas y dentro de una maleta, eran de dos hombre que vivían en Bello. De estos hechos se puede inferir un asunto: podríamos estar presenciando la vieja modalidad de asesinar y arrojar los cuerpos lejos del lugar, o donde fue cometido el crimen, o donde vivía la persona, con el fin de no “calentar” -en lenguaje criminal- las jurisdicciones. Es decir, no aumentar los índices de inseguridad y criminalidad de un territorio.
Otro punto que vale la pena debatir: indiscutiblemente en Medellín ocurre y tiene aterradora vigencia el delito de desaparición forzada. La muerte de Johan Alexis, y la ausencia forzosa de Osman y Jordán lo demuestran. Además, Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, reconoció su existencia y se comprometió a combatirlas.
En cuanto a la desaparición forzada, no es un secreto y la historia lo ha demostrado, estas van ligadas a la tortura. El estado en el que suelen aparecer los cuerpos en Medellín, lo están demostrando, o mejor dicho: ratificando.
En Medellín si hay casas de tortura: desmembrar un cuerpo, forrar un cadáver en bolsas plásticas, distorsionar a un hombre para que quepa en una maleta no son actos que se hagan en la vía o el espacio público. Son acciones que se llevan a cabo en espacios adecuados para el crimen y si cada uno de estos delitos fue cometido en tres casas distintas, se debe hablar de tres casas de tortura. No son asuntos aislados y este tipo de crimen no se debe medir por estadística.
¿Por qué no aceptar que hay un problema en el Medellín metropolitano y así poder combatirlo? Desde Análisis Urbano, lo mínimo que se pide como equipo de ciudadanos y seres humanos que somos, es un pronunciamiento, veraz y objetivo, por parte de los alcaldes de Medellín y Bello, del comando de la Meval y de la Fiscalía General de la Nación. Lo mínimo que se pide. Pero en realidad se debería estar reconociendo y dando solución a un evidente problema.
Los jóvenes están siendo asesinados, torturados, desaparecidos, y cuando aparecen, en las condiciones en que son hallados sus cuerpos, les violentan hasta su última dignidad. Las casas de tortura existen en Antioquia, y el director de seccional fiscalías de este departamento, al menos, debería conocer este problema, de otra forma, sólo está sentando en el escritorio que no es, que no le toca.
Trasladar un cuerpo lejos del lugar del crimen sólo ayuda en el ocultamiento de pruebas, desaparecer un cuerpo sólo ayuda en el ocultamiento del crimen; y están dos acciones sólo ayudan a que no se resuelvan investigaciones y no se emitan sentencias. Crímenes que no se resuelven sólo ayudan a aislar delitos. Aislar delitos sólo ayuda a conservar intactas estructuras criminales. Conservar estructuras criminales sólo ayuda a mantener la inseguridad igual y esto solo ayuda a que fallen las estrategias de seguridad.
Los tres cuerpos muertos y los dos desaparecidos sólo inflarán índices y estadísticas, la gente olvidará que cada número es un rostro, una persona y por consiguiente una vida. 48 horas de terror en Medellín, en el Valle de Aburrá, fueron sufridas por cinco personas. ¡Cinco!. Tres de ellos hombres que en alguna casa con horror supieron que iban a morir. Y saber eso ya es una tortura.
Las casas de tortura existen en el Medellín metropolitano y director de seccional fiscalías de Antioquia, Germán Giraldo, no empezó bien negando su existencia.
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