Miami, 31 mar– La defensora de los derechos de los niños migrantes Nora Sandigo tiene sendos mensajes para el presidente Joe Biden y para los padres de los menores que llegan solos a Estados Unidos cada vez en mayor número: «hable claro sobre lo que tiene para ofrecerles» y «no arriesguen la vida de sus hijos».
En una entrevista telefónica con Efe interrumpida por llamadas de personas que le piden ayuda para reunirse con miembros de sus familias, Sandigo dice que todavía hay tiempo para evitar que la situación en la frontera con los llamados «menores no acompañados» se descontrole antes de que se cumplan los pronósticos de que las llegadas se van a duplicar en los meses de abril y mayo.
Cuando se le pregunta si está decepcionada con el Gobierno del demócrata Biden, responde: «es difícil no hablar de que todos pensábamos que no se repetiría aquella etapa tan dura, los momentos tan desastrosos y dolorosos como los niños enjaulados» vividos cuando el republicano Donald Trump era presidente.
UNA «MADRE» PARA MILES DE NIÑOS MIGRANTES
De origen nicaragüense, Sandigo es la directora ejecutiva de una fundación con sede en Homestead (Florida) que se encarga de atender a niños y adolescentes cuyos padres son detenidos y deportados por razones migratorias.
Ha llegado a tener la tutoría legal de más de 2.000 hijos de indocumentados para evitar que pasen a manos de instituciones públicas y su labor humanitaria fue contada por los cineastas estadounidenses Dave LaMattina y Chad Walker en el documental «The Great Mother» (La abuela, 2018).
No tiene casi nunca días tranquilos, pero los actuales son de un ajetreo extraordinario. En enero llegaron más de 5.500 menores no acompañados a la frontera y en febrero, más de 9.400, lo que significa un aumento del 61,4 % de un mes a otro.
La Nora Sandigo Children Foundation con ayuda de voluntarios y abogados que no cobran honorarios trata de juntar a los menores no acompañados con familiares o «patrocinadores» en EE.UU. para que su tiempo de detención sea el menor posible de manera que «los daños psicológicos y emocionales» no sean tan fuertes.
«Hay niños que llevan más de un mes detenidos, casi dos meses» y todos esos centros son «deplorables» para un niño,»por más bellos que sean», si no está con sus padres o familiares, asevera.
CLARIDAD, BIDEN
Muy crítica de la política de mano dura contra la inmigración ilegal de Trump, Sandigo reflexiona sobre las razones de que a la Administración Biden se le esté «yendo de las manos» el problema de los menores no acompañados.
«Simplemente no se han dicho las cosa claramente, ha habido una percepción equivocada de las cosas», asegura Sandigo sobre lo que las familias que envían a las «criaturitas» a hacer el peligroso viaje hasta la frontera con EE.UU. parecen creer que los menores van a encontrar aquí, al final del camino.
Aunque indica que puede ser que el gobierno Biden no tenga «intención» de crear esa percepción, subraya que «a veces hay que hacer las cosas con responsabilidad, con sentido de respeto, porque es una forma de darle a entender te voy a dar esto o te voy a dar lo otro y no hacerlo está feo».
«Es mejor decir no tengo nada que ofrecerte ahora», subraya.
Las críticas a Biden por ese motivo no provienen solo de Sandigo.
Algunos analistas dicen el Gobierno Biden envía señales contradictorias al decir continuamente a los migrantes «No vengan», pero al mismo tiempo deja entrar y quedarse en el país a todos los menores que llegan a la frontera sin la compañía de alguno de sus padres o un tutor legal y a las familias que tienen niños menores de 7 años.
PADRES, NO PONGAN EN PELIGRO A SUS HIJOS
Según la «estadística» propia de Sandigo, basada en las peticiones de ayuda, los menores no acompañados llegan sobre todo de Guatemala, Honduras y México, por ese orden.
Su mensaje para los padres que envían a sus hijos a Estados Unidos: no lo hagan salvo que sea un caso de «vida o muerte».
Y les pide que «recapaciten» acerca de si vale la pena hacer pasar a sus hijos por el riesgo del tráfico y la trata de personas, de caerse del tren conocido como «la Bestia» que atraviesa México o de perderse en el desierto o ahogarse en el río Bravo.
Enumera todas esas «desgracias» con voz apesadumbrada y la esperanza de que no les permitan hacer un viaje tan peligroso.
Sandigo dice a Efe que para que su fundación pueda cumplir con su misión necesita más voluntarios y más abogados hace un llamamiento a quienes estén interesados en ayudar.
Pero también se necesitan más «patrocinadores» que se ocupen de los niños y les provean de techo y comida para que puedan salir pronto de los centros de detención o de los centros de acogida a los que son trasladados posteriormente.
MIEDO A SER PATROCINADOR
Al respecto dice que pese a la reciente resolución en la que el Gobierno se comprometió a no colaborar con ICE (los servicios de inmigración) cuando se trate de aceptar «patrocinadores», «la gente sigue teniendo miedo» y no se presenta para cumplir esa importante misión.
Creen que van a ser capturados y luego deportados, porque «no es una ley» en la que uno pueda ampararse, subraya.
«Y lo ideal en este momento es procurar por todos los medios que pasen a manos de sus patrocinadores cuanto antes», subraya.
Sandigo sí «aplaude y celebra muchísimo» el hecho de que este gobierno esté dispuesto a ayudar a los países centroamericanos a mejorar su economía y crear estabilidad social.
Su «sueño» es que algún día se construyan centros en los países centroamericanos donde los niños cuyos padres creen que solo si los envían a EE.UU. tendrán un futuro, puedan recibir la educación necesaria para «levantar a sus familias y producir riqueza para su país».