Ghobeiry (Líbano), 17 junio de 2022.- El grupo chií libanés Hizbulá celebró este viernes su cuadragésimo aniversario, cuatro décadas de historia durante las que se ha certificado como uno de los más acérrimos enemigos de Israel y fiel aliado de Irán, y se ha hecho un hueco en lo alto del tejido político del Líbano.
El movimiento armado fue creado por un grupo de clérigos chiíes poco después del comienzo de la invasión israelí al Líbano el 6 de junio de 1982, una maniobra militar dirigida contra la Organización para la Liberación de Palestina, que por aquel entonces tenía su sede en el Líbano.
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«Los libaneses se dividieron, como de costumbre en esas situaciones, y una parte prefirió rendirse, y levantar las banderas y pañuelos blancos; pero otra parte empezó una resistencia popular con una voluntad libre y capacidades modestas», explicó hoy en rueda de prensa el jefe de Comunicación de Hizbulá, Mohamed Afif.
Durante un acto para conmemorar el aniversario en los suburbios meridionales de Beirut, un tradicional bastión de la formación, Afif defendió que su «resistencia» abrió el camino a «nueva era» en el Líbano e inyectó una dosis de realidad al Ejército israelí, «que se creía invencible».
Reivindicó que las fuerzas israelíes pueden ser derrotadas «en cualquier otra tierra árabe ocupada», como ocurrió en 2000 cuando se retiraron del sur del Líbano, en 2006 durante su breve conflicto armado con Hizbulá y en 2008 en el marco de la Guerra de Gaza contra grupos palestinos, en sus palabras.
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«Aquí estamos hoy, después de 40 años de una gran resistencia y de (convertirnos en) un gran partido con fuerza política influyente, eficaz y de importancia en el Líbano y la región», sentenció el alto cargo del movimiento chií, que también anunció un programa de actividades conmemorativas para los próximos dos meses.
DE LAS ARMAS A LA POLÍTICA
La formación liderada por el clérigo Hasan Nasralá es conocida en Occidente principalmente por sus actividades armadas, que además de operaciones militares han incluido supuestos ataques como el coche bomba que en 2005 acabó con la vida del ex primer ministro libanés Rafic Hariri y otra veintena de personas.
Ayer mismo, el Tribunal Especial para el Líbano, con sede en Holanda, condenó en rebeldía a cadena perpetua a dos presuntos miembros de Hizbulá, Hussein Hassan Oneissi y Hassan Habib Merhi, por su vínculo con el atentado perpetrado hace 17 años en Beirut.
En la actualidad, el movimiento apoya al Gobierno del presidente sirio, Bachar al Asad, en el conflicto armado iniciado en 2011 en su territorio, en línea con su ideología prosiria demostrada también durante la ocupación del Líbano por parte de ese país árabe hasta 2005.
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Aunque Hizbulá fue una de las pocas milicias que no se desarmaron tras la guerra civil libanesa (1975-1990), esa faceta no le impidió encontrar un hueco en la vida política del país mediterráneo y convertirse en uno de los actores de más peso en dicha esfera.
«En 1997, entramos al Parlamento y comenzó un nuevo proceso político; en 2005, entramos al Gabinete de Ministros por primera vez a través de amigos; más tarde nuestro trabajo político se desarrolló y nuestro interés en los asuntos nacionales aumentó gradualmente», recordó Afif.
Sin perder su identidad antiisraelí, el grupo chií reformuló su manifiesto en 2009, dejando de abogar por el establecimiento de una república islámica en el Líbano y aceptando el sistema democrático, si bien el jefe de Comunicación anunció que pronto volverán a actualizar su doctrina.
La formación de Nasralá ostentó junto a sus aliados la mayoría en el Legislativo libanés hasta las elecciones parlamentarias de hace un mes, al tiempo que controla de facto el sur del país, el oriental Valle de la Bekaa y los suburbios al sur de la capital.
No es casualidad que el movimiento fuese fundado apenas un par de años después de la Revolución Islámica de 1979 en Irán, país con el que Hizbulá mantiene estrechos lazos y que se cree ha contribuido a su financiación y florecimiento.
EFE