Leópolis (Ucrania), 14 de octubre de 2022.- Los ataques artilleros en torno a la central nuclear de Zaporiyia impiden que se reconecte a la red eléctrica, mientras Rusia intenta obtener el control total de la planta y presiona al personal para trabajar para Rosatom.
El director general del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), Rafael Marino Grossi, informó este viernes de «avances en el establecimiento de una zona de protección» en torno a la central, en territorio bajo control ruso, tras una semana de reuniones con representantes de Kiev y de Moscú.
Advirtió sin embargo de que la situación de la mayor planta nuclear de Europa es «insostenible» y agregó que es preciso emprender «acciones inmediatas» para protegerla.
Por lo menos en dos ocasiones a lo largo de la última semana la central dependió durante horas de un suministro de energía autónomo después de que sus conexiones con la red ucraniana fueran cortadas por impactos de la artillería y de misiles rusos.
Los seis reactores es encuentran en estos momentos en «parada fría», un modo que minimiza el riesgo de fugas radiactivas.
No obstante, para garantizar la refrigeración de los reactores y el suministro de energía para todos los mecanismos y salvaguardas que permiten controlar la situación de la planta es necesario un suministro eléctrico constante.
Aunque los generadores alimentados con diésel están preparados para permitir el funcionamiento autónomo durante diez días, no existen garantías de que no se produzcan imprevistos, declara a EFE Olga Kosharna, experta en energía nuclear y exmiembro del consejo del Inspectorado Regulatorio Nuclear del Estado (SNRI).
Un corte del suministro eléctrico implicaría un recalentamiento de los reactores, lo que a su vez podría provocar un accidente nuclear, indica.
Los técnicos de Ukrenergo, la operadora de la red ucraniana, están trabajando en la reparación de las cuatro líneas de alto voltaje que conectan la central con la red eléctrica, pero el fuego de artillería ruso les impide progresar y causa siempre nuevos daños en las instalaciones.
Uno de los cortes más recientes se produjo el miércoles, tras el impacto de un misil ruso contra la subestación de Dniprovska.
Las autoridades ucranianas acusan a Rusia de atacar las infraestructuras de forma deliberada como parte de una campaña de «chantaje nuclear» contra Kiev y sus aliados y con el fin de conectar la planta a la red eléctrica rusa.
Kosharna subraya también la presión a la que está sometido el personal ucraniano de la central, con una plantilla de más de 3.000 personas.
«El personal ha sido informado de que perderán sus puestos de trabajo el próximo lunes si no firman contratos con una nueva entidad que ha creado Rusia para gestionar la central», explica a EFE la experta en energía atómica.
El vicedirector de la planta Valerii Martyniuk, responsable de todos los datos del personal, ha sido secuestrado por las fuerzas rusas y permanece detenido desde hace más de una semana, según han informado medios ucranianos, después de que el director, Igor Murashov, fuera retenido también y después liberado en territorio bajo control de Kiev.
Kosharna advierte que Martyniuk podría ser torturado para extraerle información, y evoca los testimonios de residentes de la ciudad de Energodar, próxima a la central, según los cuales los detenidos son sometidos por los rusos a shocks eléctricos y mantenidos en condiciones inhumanas.
Según dice, Moscú no tiene la capacidad de reemplazar a los especialistas ucranianos en la central por otros rusos, lo que explica las presiones para que el personal actual acepte seguir trabajando en la central.
Para la experta, la misión del OIEA ha conducido a que la situación en la central está mejor monitoreada, pero considera que la agencia carece del mandato para resolver el problema y que sólo las fuerzas armadas ucranianas pueden contribuir a devolver la planta al control de Kiev.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha pedido en este sentido la imposición de sanciones internacionales contra la industria nuclear rusa, implicada en una serie de proyectos por todo el globo.
Kosharna confirma que la introducción de sanciones sería una medida deseable, pero apunta que ésta se ve complicada por el hecho de que varios países europeos -República Checa, Eslovaquia y Bulgaria- importan combustibles nucleares rusos para sus reactores.
Por Rostyslav Averchuk
EFE