Berlín, 25 de octubre de 2022.- El G7, representado por su presidencia de turno alemana, y la Comisión Europea (CE) impulsaron este martes en Berlín un Plan Marshall para Ucrania, que no esperará al fin de la guerra para arrancar y estará supeditado a que Kiev articule de forma inmediata unas reformas «verificables».
«Nunca es demasiado pronto para iniciar la tarea de la reconstrucción», afirmó el canciller alemán, Olaf Scholz, en la apertura de la Conferencia Internacional de Expertos para la Reconstrucción y Modernización de Ucrania, continuadora de la celebrada en julio en Lugano (Suiza).
Scholz, coanfitrión del encuentro con la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, destacó que no se trataba de una conferencia «de donantes», sino de una cita destinada a dar una estructura sólida y duradera a la ayuda internacional que Ucrania precisa a corto, medio y largo plazo.
Bruselas, como Berlín, estima en unos 3.000 millones de euros -o hasta 5.000 millones- el déficit financiero mensual que arrastra Ucrania como consecuencia de la guerra. La UE está dispuesta a asumir un tercio de ese coste, lo que representará unos 18.000 millones para todo 2023.
«La reconstrucción de Ucrania no puede esperar al final de la guerra. Ucrania necesita aquí y ahora apoyo para pagar los sueldos de sus maestros, sus soldados, sus policías o las jubilaciones», afirmó la presidenta de la CE.
Ese agujero subirá a los 5.000 millones de euros mensuales si Rusia intensifica sus ataques a infraestructuras, especialmente las energéticas, destacó la directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva.
El FMI, como la CE y el Banco Europeo de Inversiones (EIB), trabajan ya en un programa general para regular un apoyo que, enfatizó Georgieva, estará sujeto a una estricta «supervisión».
«Ucrania ha dado una lección de valor al resistir a Rusia. El FMI apoya y seguirá apoyando al país (…) pero ese apoyo impone poder seguir a dónde va cada euro que se le destine», aseveró la jefa del FMI.
«Hemos demostrado nuestra capacidad de resistir, el Parlamento y la administración siguen funcionando, pese a los estragos de la guerra. Estamos en disposición de, a la vez, llevar adelante la modernización y las reformas que los inversores privados e instituciones internacionales demandan», apuntó el ministro ucraniano de Desarrollo Territorial y Local, Oleksii Chernishov
Georgieva y Chernishov compartieron su intervención ante el pleno con el presidente del EIB, Werner Hoyer, quien abundó en la necesidad de regularizar un mecanismo de apoyo para que Ucrania pueda hacer frente a ese agujero presupuestario mensual generado por la guerra.
El EIB rompió su colaboración con Rusia a raíz de la anexión de Crimea, recordó Hoyer, y ahora centra sus esfuerzos en la búsqueda de apoyos también a Ucrania desde el sector privado, algo que, advirtió, no puede funcionar sin la debida seguridad jurídica para esos inversores.
La necesidad de que Ucrania lleve adelante unas reformas «verificables» planeó sobre la Conferencia desde su apertura, tanto por parte de los representantes de Ucrania como de organismos internacionales.
El primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, ratificó el compromiso de llevar adelante las reformas que reclama la Unión Europea (UE), entre ellas las garantías de transparencia y de lucha contra la corrupción.
Hasta final de este año, Ucrania quiere completar el proceso asociación a la UE, el paso siguiente a su formalización como aspirante al ingreso en el bloque comunitario lograda el pasado junio, recordó Shmyhal.
Kiev está comprometido con una «rápida implementación de las reformas en curso», aseguró Shmyhal, quien abrió y cerró la conferencia junto a Scholz y Von der Leyen.
Entre esas reformas se encuentran las destinadas a brindar a los inversores internacionales una seguridad jurídica «bajo estándares de la UE», aseguró Shmyhal, así como una reforma aduanera y de la legislación laboral.
«La comunidad internacional y sus instituciones deben contribuir a la reconstrucción de Ucrania. Y ésta debe discurrir bajo unas condiciones de transparencia acordes con los estándares internacionales», apuntó ya al cierre, en una intervención virtual, el primer ministro japonés, Fumio Kishida.
A Japón le corresponderá asumir en 2023 la presidencia de turno del G7 -grupo integrado por Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Italia y Francia, junto a Japón y Alemania-. A su intervención siguió, asimismo en formato virtual, la del presidente de Indonesia, Joko Widodo, país que preside el G20, el grupo de las potencias industriales y los emergentes, al que sigue integrado Rusia.
«La paz es el elemento prioritario para que pueda plantearse una reconstrucción que, además, debe estar bien definida», apuntó el líder indonesio, a un mes de la cumbre de Bali.
EFE