Madrid, 4 may – Mohamed conoce decenas de casos de bangladesíes -pero no solo bangladesíes- que para conseguir una cita de asilo en España tuvieron que pagar a mafias ante la «imposibilidad» de lograrlo por las vías oficiales y, cansado de ver que el sistema no cambia, acusa a las instituciones y los partidos de «no hacer nada» para mejorarlo.
Mohamed es uno de los «muchos» migrantes que se ven obligados a pagar «hasta 600 euros» -que «llegaron a ser 1.000 durante la pandemia»- por acceder a una cita, en su caso para conseguir la nacionalidad española.
«Para las de asilo y las de nacionalidad hay que pagar, si no, no consigues cita, ahora mismo es imposible», dice a EFE este bangladesí sobre el sistema de citas, que es distinto en cada provincia (algunas por teléfono, otras por email y otras de manera presencial), pero que en Madrid, donde reside, «no funciona».
«Hay un teléfono desde las 8.30 de la mañana hasta las 19 horas, pero es imposible que te respondan, yo no sé cómo lo hacen los locutorios (las tiendas en las que se venden las citas de manera ilegal) para conseguirlas, pero llamando es una cuestión de suerte que te respondan y la gente no puede estar todo el día al teléfono, tienen que trabajar para vivir», incide.
Por ello, demanda que el sistema sea presencial, para que las mafias no puedan gestionar citas para terceros, sino que sea el interesado el que acuda directamente al centro de atención.
En esa línea, se queja de que las instituciones «reciben diariamente quejas de las organizaciones de migrantes» y «no hacen nada».
Los precios suben con la demanda
Eleazar Coronel llegó a España desde Venezuela hace dos años y, según cuenta a EFE, no dudó en pagar por la primera cita en Sevilla (sur del país) para el proceso de asilo.
«Me tocó pagarla, según lo que pagaras era más rápida o menos, yo quería empezar el proceso lo antes posible, pagué 120 euros y tuve la cita en cuatro días», recuerda este venezolano que volvió a pagar para la de renovación del asilo temporal, seis meses después.
En ese caso, fueron «160 euros» para obtener «la tarjeta roja», como es conocido el documento administrativo que se entrega a los solicitantes de protección internacional una vez que la solicitud se admite a trámite y que es el segundo que reciben estas personas tras el «documento blanco», el resguardo de presentación de solicitud de asilo.
«Mi caso ha sido relativamente rápido comparado con otros, ni te digo si lo comparas con los que no pagan», apunta.
Qué pasa si no puedes pagar
También hay quien no quiere o no puede pagar y busca otras alternativas, como Raquel que cuando llegó a España desde Colombia, se instaló una aplicación de llamadas automáticas pero tampoco tuvo suerte.
«Sólo se puede llamar los miércoles a partir de las tres de la tarde -explica a EFE- y yo llamo todos los miércoles desde que llegué, pero no descuelgan. He instalado en el móvil una aplicación de rellamada y puedo llegar a llamar hasta 2.000 veces en una tarde, pero nada».
También José, que trabajaba como panadero en Guatemala pero ahora no puede ejercer porque no consigue regularizar su situación.
«Llevo un año llamando cada miércoles por la tarde a ese teléfono y ya pienso que nunca lo van a descolgar», comenta desesperanzado.
«Me dijeron que hay gente que te consigue cita a cambio de dinero -explica-, pero no me atrevo a acudir a ellos porque también me dijeron que hay personas que llegaron a pagar hasta mil euros y finalmente fueron estafadas».
Citas en webs de segunda mano
Una situación que refuta Elena Muñoz, coordinadora estatal de Jurídico de CEAR, quien apunta a que los anuncios de venta de cita están hasta en páginas web de objetos de segunda mano «con una gran variedad de precios».
Una irregularidad que, según cuenta, «se ha trasladado a la policía» que «ha hecho redadas» pero aparecen otras mafias que siguen con la venta.
«El primer obstáculo es que no te cogen el teléfono» porque «está casi siempre comunicando».
El tiempo para conseguirlas «varía mucho, depende de cada provincia»: «en algunas lo solicitas hoy y te dan en diez días, otras lo que cuesta es que te cojan el teléfono y puedes estar cinco meses, a lo mejor otras por email tardan dos meses en contestar, de media son entre ocho y nueves meses».
Macarena Soto
EFE