Así regresó la guerra al Catatumbo

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En 2018, en el Catatumbo estalló una verdadera guerra entre el Eln y el Epl. La razón fue la disputa territorial entre estos dos grupos por las zonas abandonadas por las Farc tras la firma del Acuerdo Final. El saldo de esa confrontación según la Unidad de Víctimas es de 1055 personas amenazadas, 24.617 desplazadas forzosamente (aunque la Defensoría del Pueblo tiene la cifra de 35.000), y 3.719 víctimas de otros hechos (UARIV, 2018), lo que representa un aumento en el 302% del nivel de victimización respecto a 2017. Según la Policía Nacional el homicidio aumentó un 27% en ese mismo periodo de tiempo, al pasar de 182 en 2017 a 232 en 2018. Se trata de la mayor crisis humanitaria en el Catatumbo, superada únicamente por la violencia generada entre 2001 y 2003 con la incursión paramilitar.

¿Cómo comenzó?
Históricamente, El Eln y el Epl habían coexistido en la región. En el pasado reciente, la expansión de ambas organizaciones hacia zonas de control de la exguerrilla de las Farc se hizo bajo un acuerdo de no agresión y comenzó desde 2015. En 2016 el Epl pasó de 137 integrantes a más de 500 y logró tener presencia en todo el Catatumbo. Para 2017 logró trascender de su núcleo histórico constituido por los municipios de Hacarí y zona rural de Ábrego y La Playa hacia los municipios de El Tarra, San Calixto, Teorama y Convención; esto le permitió consolidar un corredor importante para su propia movilidad y para el narcotráfico. Posteriormente se extendió hacia El Carmen, Sardinata y Tibú. Este último municipio era la joya de la corona.

El crecimiento de ese grupo tenía como objetivo el control de las rentas ilegales, sin embargo, durante 2018, el Epl intentó construir un aparato político, para intentar darle un concepto político a su estructura. No obstante, es importante resaltar que los primeros comandantes de ese grupo en la región lograron construir una suerte de base social que permanece a pesar de la degradación que este ha sufrido.

Por otra parte, el Eln que tiene presencia histórica en los municipios de la región, menos en Tibú, que estaba dominado por la exguerrilla de las Farc, logró profundizar el control territorial, crecer cuantitativamente y hacerse con el control de la frontera.

A finales de 2017, el Epl rompió el pacto existente pues comenzó a colonizar zonas de control del Eln, particularmente en Convención y Teorama. Esto generó algunos choques y fuego cruzado. No obstante, el hecho que detonó la conflagración se dio en enero de 2018, cuando el Eln atacó una canoa en donde se transportaban indígenas Barí y algunos miembros del Epl.

La guerra
En marzo, el Epl hizo público un comunicado en el que declaraba la guerra al Eln, y en ese mismo mes comenzaron los enfrentamientos: “confrontaremos esta organización [el Eln] sin ninguna consideración hasta recuperar nuestro territorio y su gente”. Durante 10 días se dieron combates en San Calixto, Teorama y Hacarí y cinco días en Convención y El Tarra, además de otro tipo de acciones violentas en todo el Catatumbo. Según OCHA, a final de mes 20.300 personas pertenecientes a 35 veredas de los municipios San Calixto, El Carmen, Hacarí, Sardinata, El Tarra y Convención presentaban afectaciones humanitarias (OCHA, 2018).

En abril, la situación de violencia se profundizo: además de los constantes enfrentamientos, el Epl declaró un paro armado de para demostrar su capacidad bélica. Esto tuvo al menos tres consecuencias. La primera fue las violaciones a los derechos humanos e infracciones al DIH se extendieran a toda la región e incluso a Venezuela; La segunda, la afectación a la economía de la región por las restricciones para la movilidad; y por último, con la intención de someter al Epl y evidenciando que esta no sería una labor sencilla, el Eln llevó tropa de sur de Bolívar y Arauca al Catatumbo y elevó el nivel de la confrontación. Para ese mes el número de víctimas ascendió a 154.000. (OCHA, 2018).

Estructuras de ambos grupos y las rutas de movilidad en el departamento de Norte de Santander
Mayo comenzó sin paro armado pero los combates se mantuvieron. Si bien toda la región estaba convulsionada, el epicentro fueron los municipios de Teorama, Convención, San Calixto y el Tarra; todos estos de expansión del Epl. La estrategia del Eln fue la de reducirlos a su núcleo histórico y consolidarse como el actor dominante, razón por la cual desató toda su capacidad bélica para llevarlos al repliegue. Al finalizar ese mes, las autoridades del departamento viajaron a La Habana para buscar soluciones, y efectivamente en el mes de junio la producción de violencia disminuyó.

Durante junio bajó el nivel de la confrontación entre los dos grupos ilegales. Según el general Alberto Mejía, la avanzada del Ejército en el Catatumbo hizo que los cabecillas de ambos grupos huyeran del territorio, causándole daño a sus estrategias. No obstante, los enfrentamientos causaron difíciles situaciones humanitarias. Por ejemplo, en el corregimiento Mesitas, en Hacarí, 500 personas se desplazaron por el actuar de la Fuerza de Tarea Vulcano y sus enfrentamientos con el Epl.

En julio, volvió el cruce de fuego que se extendió hasta final de octubre, cuando finalmente el Gobierno Nacional decidió atender la situación. El 28 de octubre, el presidente Iván Duque anunció la llegada de la Fuerza de Despliegue Rápido Nº 3 al Catatumbo. Esto, además del debilitamiento del Epl en los municipios de El Carmen, Tibú, San Calixto, Teorama, Convención y El Tarra condujo a nuevas expresiones de violencia que se mantienen hasta hoy.

En esos municipios terminaron los combates. El Eln logró su objetivo de replegar al Epl hacia una zona de Hacarí colindante con Sardianta. El último golpe que dio al Epl fue en noviembre en Hacarí, un combate que se extendió por cuatro días y permitió que el Eln terminara como el actor dominante de la región, quedando con el control del río y las rutas terrestres.

Si bien los combates cayeron y las estructuras de esta guerrilla que habían llegado de otras zonas abandonaron la región, la confrontación con la Fuerza Pública ha mantenido el ambiente de guerra y de disputa territorial.

Tanto el Eln como el Epl han implementado una estrategia de economía de la violencia, y comenzaron un ejercicio de violencia selectiva contra personas a las que señalan de “colaboradoras”, lo cual es muestra de que la guerra se mantiene y puede volver a cobrar grandes dimensiones.

El Frente 33
Desde abril la existencia de un grupo de desertores de la exguerrilla de las Farc se hizo formal. Este grupo está constituido por cerca de 80 hombres, quienes tienen la intención de recuperar las zonas que controlaban antes de involucrarse en el Proceso de Paz. Esta estructura no se ha involucrado en la confrontación entre el Epl y Eln. En todo caso, ha pactado con el Eln. Así las cosas, mientras el Eln y el Epl estaban en confrontación, este grupo postfarc estaba en buscando estabilizarse y crecer, objetivo que hasta el momento parece cumplido.

Violaciones a derechos humanos
La violencia selectiva, amenazas y asesinatos a líderes sociales están relacionadas con lo anteriormente enunciado. En el Catatumbo, a diferencia de lo que ocurre en el resto del país, las comunidades tienen claro que los responsables de los crímenes son el Eln y el Epl, quienes señalan a los presidentes de junta de veredas geoestratégicas, funcionarios públicos o a los liderazgos de organizaciones sociales de colaborar con uno u otro grupo. Adicionalmente, los desertores del Frente 33 han atentado contra líderes sociales vinculados a ASCAMCAT, otra organización social que promueve la implementación del Acuerdo Final. También han actuado con ex combatientes que han pretendido conformar otro grupo de desertores en la región, un claro ejemplo de esto fue la masacre ocurrida en el mes de julio en el municipio de El Tarra.

Por otro lado, es importante señalar que a pesar de que es una misma región, los repertorios de acción variaron en los municipios: El mayor número de desplazamientos se dio en Hacarí, San Calixto, Teorama y El Tarra, pues es la zona donde el Eln pretendía expulsar al Epl y allí tuvieron lugar la mayor cantidad de los combates y las amenazas. Los homicidios se concentraron especialmente en Tibú, y están relacionados con la disputa por el control fronterizo, un conflicto diferente al de la guerra entre Epl y Eln y en el que se involucran otros grupos como el Clan del Golfo, La Frontera, carteles mexicanos y el grupo Postfarc constituido por excombatientes del Frente 33.

Riesgos para 2019
La probabilidad de que se recrudezca la guerra en el Catatumbo es latente, pues es de conocimiento en la región que el Epl ha buscado apoyo de grupos como el Clan del Golfo o La Frontera para combatir al Eln y lograr mayor control del territorio y por ende de las economías ilegales. Es importante recordar que para 2017 en esa región habían 28.244 has de coca, aproximadamente el 16% del total nacional, pero además tiene rutas establecidas hacia Venezuela y la costa caribe. Por su parte, el Eln ha logrado consolidar un acuerdo de control territorial con los desertores de las Farc, grupo que ha seguido creciendo y coordinando con otros grupos postfarc que se extienden por el oriente colombiano.

El Catatumbo cuenta con más de 16.000 efectivos del Ejército y la Policía que se han mostrado incapaces para someter los grupos, no obstante, esta es la única estrategia que el Gobierno Nacional ha puesto en marcha para aliviar la crisis humanitaria y recuperar el control de la zona. El rompimiento de la mesa de conversaciones hace que la escalada de violencia sea inevitable.

Tomado de El Espectador