Berlín, 16 febrero.- Alemania ha relajado los controles fronterizos para tratar de paliar los atascos generados en los límites con Austria y República Checa con excepciones para el transporte de mercancías, ante las críticas de esos países vecinos y de la Unión Europea por una decisión tachada de unilateral.
Estas medidas, decretadas para frenar el coronavirus, han generado colas kilométricas de camiones, el pasado domingo, desde el Tirol austríaco o territorio checo, que se redujeron este martes.
Las autoridades de Baviera y Sajonia, los dos «Länder» afectados, suavizaron las normas para trabajadores trasnacionales o de sectores esenciales, así como transportistas.
Al resto de viajeros se les sigue negando el ingreso, salvo que sean alemanes, residentes en el país o que puedan aducir razones de peso, sean familiares o laborales.
A unos 5.000 viajeros se les negó la entrada solo el domingo, día en que entró en vigor esta medida. Quienes pudieron hacerlo debieron presentar su test reciente negativo y cumplimentar un formulario, trámites que complicaron -y eternizaron- la espera.
Austria protestó formalmente ya el lunes contra esa medida, criticada asimismo desde Bruselas. El Gobierno alemán no sólo la defiende como necesaria contra la propagación de variantes de la covid-19, sino que se plantea, según «Der Spiegel», extenderlas.
El ministro de Sanidad, Jens Spahn, se propone mantenerlas vigentes hasta al menos principios de marzo, de acuerdo con esa publicación. El Tirol austríaco, como el territorio checo y también Eslovaquia están, a su juicio, en el mismo grado de riesgo por la presencia de esas mutaciones que Reino Unido, Sudáfrica y Brasil.
A finales de enero entró en vigor el veto al ingreso en Alemania de ciudadanos de estos tres países, junto con Portugal e Irlanda. Las restricciones siguen a las implantadas unas semanas antes para países con riesgo «alto» por la presencia de esas variantes, a los que se exige doble pcr -uno en la entrada y otro a los cinco días-.
Alemania no es el único país que ha endurecido sus restricciones. También lo han hecho Dinamarca y Lituania, mientras que Finlandia desde hace meses solo permite el ingreso de extranjeros que viajan al país por razones esenciales.
Pero el impacto de una limitación de movimientos dentro del espacio Schengen por parte de Alemania tiene un impacto mayor, por su peso político, económico e incluso geográfico, especialmente en lo que concierne al tránsito de mercancías por Europa.
ALERTAS DEL ÁMBITO ECONÓMICO
La Federación de la Industria Alemana (BDI) alertó hoy de los problemas de suministros que pueden acarrear los controles fronterizos. El fin de semana pasado, la Asociación de la Industria Automovilística (VDA) advirtió incluso de que podrían tener que suspender la producción en algunas plantas por falta de suministros.
El ministro de Economía, Peter Altmaier, trató de calmar los ánimos y aseguró hoy, tras una reunión con representantes de unas 40 organizaciones empresariales, que no se han producido por el momento retrasos graves en los transportes.
La reunión de Altmaier con el mundo empresarial, denominada «cumbre económica», se produjo en medio de las exigencias del ámbito económico por establecer una hoja de ruta vinculante para la reapertura de la vida pública.
Altmaier respondió a esas demandas con el compromiso de implicar al ámbito económico en ese plan, aún inexistente. «Las ayudas son necesarias, pero por sí solas no salvarán la existencia de cientos de miles de empresas», apuntó el presidente de la Asociación del Comercio, Josef Sanktjohanser, al término de la cumbre.
Desde el inicio de la pandemia, el gobierno alemán articuló unos mecanismos de ayuda -con un monto de más 75.000 millones de euros hasta el pasado diciembre- para compensar la caída de facturación y costes a empresas y autónomos afectados por los cierres. A esta fórmula se suma la jornada reducida subvencionada para evitar los despidos masivos.
Altmaier se comprometió a incluir a representantes de los sectores implicados en las deliberaciones que tendrán lugar el próximo 3 de marzo entre la canciller alemana, Angela Merkel, y los poderes regionales para abordar la situación de la pandemia y los pasos a seguir.
En la última reunión entre la canciller y los «Länder» -estados federados- se acordó prolongar la clausura de la vida pública hasta el 7 de marzo. Desde noviembre está cerrada la restauración, el ocio y la cultura, a lo que se sumó en diciembre el comercio no esencial.
Merkel aclaró posteriormente que se puede plantear una reapertura gradual de la vida pública, empezando por museos, galerías y comercios de dimensiones reducidas, cuando la incidencia semanal de contagios se sitúe de forma estable por debajo de los 35 casos por 100.000 habitantes -este nivel se sitúa ahora en los 58,7 positivos; el pico se registró el 22 de diciembre, con 197,6 casos semanales-.